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8 mar. 2019 13:30H
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MADRID, 8 (EUROPA PRESS)

Las políticas de inmigración e integración restrictivas están teniendo un efecto adverso en la salud de los migrantes en los países de altos ingresos, contribuyendo a peor salud mental, trastornos psicológicos, depresión y ansiedad, según la evaluación más completa de este impacto, que ha sido publicada en la revista 'The Lancet Global Health' y liderada por investigadores de la Universidad de Estocolmo (Suecia).

La revisión sistemática y el metanálisis, que sintetizan toda la evidencia disponible en la literatura científica a nivel mundial, ha confirmado que los migrantes que se enfrentan a políticas restrictivas, como permiso de residencia temporal y acceso restringido a la asistencia social y servicios de salud tienen un mayor riesgo de tener mala salud mental y morir prematuramente por cualquier causa en comparación con las poblaciones nativas.

"El aumento constante de la migración de aproximadamente 155 millones de personas en el año 2000 a 258 millones en 2017 se ha contrapuesto con respuestas políticas cada vez más hostiles en todo el mundo, lo que pone a los migrantes en riesgo de sufrir enfermedades y daños psicológicos, y socava profundamente a sus derechos humanos", explica Sol Pía Juárez, quien codirigió la investigación.

Contrariamente a la creencia generalizada, los migrantes a países industrializados son generalmente más saludables que las personas tanto en el país que abandonan como en el país de destino, según un estudio también publicado en 'The Lancet' en el mes de abril.

En este nuevo estudio, los investigadores adoptaron el novedoso enfoque de aislar los efectos de diferentes tipos de políticas públicas (es decir, si el acceso a los recursos y oportunidades que promueven la salud fue generoso, restrictivo o inclusivo) en las múltiples etapas del proceso de migración (es decir, ingreso, integración y salida) sobre resultados de salud entre migrantes internacionales.

Para ello, analizaron los datos de 46 grandes artículos realizados en países de altos ingresos que se centraron en el impacto relacionado con la salud en el proceso de integración y las políticas de entrada. Los resultados sugirien que, en comparación con los grupos expuestos a políticas de integración menos restrictivas (en particular las relacionadas con la asistencia social y los requisitos de documentación), los migrantes tenían más probabilidades de sufrir una salud general deficiente, mayor mortalidad infantil y riesgo de muerte prematura.

La desventaja de la mortalidad fue particularmente notable en entornos excluyentes, como Dinamarca, donde algunos grupos de migrantes tenían el doble de probabilidades de morir prematuramente, en comparación con grupos comparables de migrantes en entornos inclusivos, como Países Bajos. Igualmente, han emostrado que las restricciones de bienestar, como en Estados Unidos, limitan el uso de servicios de salud, pero no parece reducir notablemente la cobertura de seguro de salud pública o el número de personas sin seguro.

"Las políticas de migración contribuyen a las desigualdades y son determinantes sociales clave que afectan a la salud directamente a través del acceso a la atención e indirectamente a través de las políticas sociales y económicas. Investigaciones futuras sobre cómo estas políticas afectan la salud a medio y largo plazo, así como si los efectos difieren según el género, la edad, la posición socioeconómica y la razón de la migración serán igualmente importantes para adoptar políticas de migración saludables", concluye la coautora del estudio, Helena Honkaniemi.

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