MADRID, 23 (EUROPA PRESS)
La toxina botulínica es una de las "terapias estrella" en dermatología estética, sin embargo, no deja de mostrar su utilidad en la reducción de síntomas de múltiples patologías, incluidas algunas pediátricas, según el Grupo Español de Dermatología Pediátrica (GEDP) de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
Uno de los casos es el de la paquioniquia congénita, una genodermatosis rara que suele generar engrosamiento de la uña, quistes e hiperqueratosis de las plantas de los pies (callosidades) y que provoca, entre otros síntomas, dolor en muchos pacientes. Los tratamientos actuales no son curativos, sino que se centran en el cuidado de las uñas y la eliminación o reducción de dolor.
Otra patología dermatológica que puede verse beneficiada del empleo de esta sustancia es la hiperhidrosis palmar y plantar, es decir, el exceso de sudoración. "Hay chavales que no quieren dar la mano o que mojan el papel durante los exámenes", explica la jefa de Dermatología Pediátrica del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona, Eulalia Baselga.
La hiperhidrosis no es un sudor por eliminación de calor, sino que es una reacción primitiva del sistema simpático. Con la toxina botulínica "se paraliza la inervación simpática y se elimina la sudoración en esa zona", concreta. Esta especialista señala que, si bien no está claro el mecanismo de acción, se piensa que la toxina botulínica actúa sobre las neuronas sensitivas de los pies y gracias a ello reduce la sensación dolorosa de este problema.
Otra aplicación de la toxina botulínica que, junto con las demás, se presentará este fin de semana en la XXX Reunión del GEDP en Bilbao, es la del tratamiento del fenómeno de Raynaud, una alteración vascular que cursa con una respuesta anómala a las bajas temperaturas e isquemia en los dedos de las manos y los pies.
El jefe del Servicio de Dermatología Pediátrica del Hospital Universitario La Paz de Madrid, Raúl de Lucas, señala que esta terapia, como otras que se aplican en pediatría, son el resultado del papel que debe cumplir el médico con el paciente. "Hay casos que, pese a estar diagnosticados y tratados, no mejoran o no van tan bien como deberían", añade. Por este motivo, el papel de los especialistas es "buscar alternativas terapéuticas para aliviar esos problemas y mejorar su calidad de vida", precisa.
El doctor De Lucas también presentará en este congreso otro caso de una niña con epidermólisis ampollosa que tenía lesiones incluso dentro de la boca y en esófago que le impedían comer o hablar.
En esta reunión también se presentarán datos que apoyan la necesidad de iniciar precozmente el tratamiento de hemangiomas con propanolol para lograr resultados óptimos y reducir las secuelas estéticas. Además, se presentarán diferentes casos en los que se evidencia que, sobre todo cuando hay una anomalía genética, es imprescindible un abordaje de un equipo integrado por diferentes especialistas y profesionales, como pueden ser los patólogos, neurólogos, enfermeros, dermatólogos, etcétera.