MADRID, 4 (EUROPA PRESS)
Los químicos Benedikt Warth y Manuel Pristner, de la Universidad de Viena (Austria), han advertido, en un artículo de revisión publicado en la revista científica 'Trends in Pharmacological Sciences', que las exposiciones ambientales pueden afectar a los medicamentos.
Los seres humanos están expuestos a diversas moléculas ambientales o dietéticas que pueden atenuar o incluso aumentar el efecto de las drogas terapéuticas. Los estudios sobre el producto químico industrial bisfenol A y el fitoestrógeno genisteína, por ejemplo, han demostrado que hay interacciones de exposición a los fármaco.
Sin embargo, hasta la fecha no se han investigado sistemáticamente las interacciones entre las exposiciones y los agentes terapéuticos. Los recientes avances en la espectrometría de masas son muy beneficiosos para el concepto de análisis sistemático, con un alto potencial para elevar la medicina de precisión a un nivel sin precedentes.
Según las estimaciones científicas, los seres humanos están expuestos a por lo menos 10.000 a 100.000 compuestos ambientales y exógenos en una vida individual, que se absorben principalmente a través de nuestra dieta. "Nuestro cuerpo puede desintoxicar eficazmente la mayoría de estas sustancias, pero varias moléculas, así como las co-exposiciones, pueden afectar a la eficacia de los medicamentos", explica Warth.
Así, ponen como ejemplo la conocida recomendación de no beber alcohol en combinación con antibióticos o analgésicos. "El etanol es una toxina bien estudiada que puede alterar el efecto del agente activo", señala Warth. El bisfenol A (BPA) es otra toxina ambiental popular que prácticamente todo el mundo ha acumulado en su cuerpo, aunque en su mayoría en concentraciones muy bajas no consideradas críticas para la salud humana. Se ha demostrado que el BPA, un componente crucial en la producción de plásticos, interactúa con diversas terapias anticancerígenas, lo que puede dar lugar a la resistencia a los medicamentos y a una menor eficacia.
Su documento también apunta que la genisteína, un fitoestrógeno derivado de la soja y un agente activo destacado en los medicamentos hormonales para los síntomas de la menopausia, también puede afectar a diversos medicamentos, en particular a los quimioterapéuticos hormonales contra el cáncer de mama, explican los investigadores en su artículo. Estas interacciones pueden tener efectos tanto negativos como positivos.
"Entre las decenas de miles a cientos de miles de moléculas a las que los humanos están expuestos, innumerables podrían interactuar con la terapéutica, especialmente en determinadas condiciones o en fases críticas de la vida como el embarazo o la adolescencia", explica Pristner.
Hasta la fecha, los investigadores han buscado específicamente el efecto de una determinada molécula en un receptor específico. "Con las nuevas tecnologías que tenemos a mano, podemos ampliar el enfoque y no sólo utilizar una caña de pescar, sino una red de pesca para aplicar una estrategia de detección integral, que podría conducir a descubrimientos que no habríamos sido capaces de hacer en base a hipótesis racionales", dicen los químicos.