Álvaro Moreno Ancillo, coordinador del Servicio de Alergología del Hospital Universitario Nuestra Señora del Prado.
Huevo, leche y cacahuete. Ingredientes básicos en cualquier dieta regular, tan esenciales como susceptiblemente peligrosos al albergar un
mayor riesgo de alergia. Si algo ha comprobado Álvaro Moreno Ancillo como coordinador del Servicio de Alergología del
Hospital Universitario Nuestra Señora del Prado, en Talavera de la Reina, es que cuanto antes se detecte esta amenaza, más fácil será controlarla. Es por ello que, de forma pionera en el Sistema Nacional de Salud (SNS) y valiéndose de una perspectiva de acción precoz, su equipo habría conseguido prevenir el desarrollo de
síntomas graves en niños, a través del diseño de
procedimientos de sensibilización y pautas de inducción a la tolerancia.
La experiencia demuestra que, al contrario de lo que se pensaba en un principio, cuanto más temprano se exponga al menor a este tipo de elementos, más probabilidades habrá de atajar una
reacción alérgica más acusada. "Aunque la lactancia materna es muy importante y hay que mantenerla los seis primeros meses de forma completamente recomendable, sí que parece que la
introducción precoz o la diversificación rápida de los alimentos
a partir del sexto mes de vida favorece
tener menos alergia a alimentos en el futuro", explica el especialista a
Redacción Médica.
Por ello, uno de sus principales caballos de batalla -gracias a la estrecha relación con Pediatría- se basa en la integración de protocolos de detección precoz y el diseño de pautas de
introducción alimentaria complementaria. "En cuanto los pacientes tienen problemas alérgicos, nosotros estamos poniendo remedio", expone, en referencia a la
inmunoterapia oral precoz que se realiza en el centro con el huevo, la leche y los frutos secos, emulando los modelos seguidos en sistemas anglosajones con el cacahuete y desmárcandose a nivel asistencial en alergia alimenticia grave en el SNS.
Hasta ahora, se retrasaba la introducción de aquellos
alimentos con carga alergénica por ser "muy proteicos" -incluso más allá de los 12 meses-, lo cual, más que proteger frente a dicha reacción, "facilitaba" la aparición de efectos adversos. Los últimos estudios revelan, sin embargo, que es contraproducente esperar hasta que el menor cumpla medio año de vida para integrar estos alimentos potentemente alergénicos -como el
huevo o el cacahuete- en en su dieta.
Guías de introducción alimentaria en Primaria
Todo ello en un contexto de aumento signfiicativo en la prevalencia de alergias alimentarias y enfermedades atópicas en niños y adolescentes. Cada año, el número de menores que manifiestan algún tipo de síntoma relacionado con el consumo crece un 2 por ciento, según datos de la Sociedad Española de Inmunología Clínica y Alergia Pediátrica, debido, en gran parte, a
condicionantes relacionados con la epigenética como la
polución, los microplásticos y "una serie de sustancias que están afectando a la barrera epitelial, tanto a nivel digestivo como a nivel respiratorio".
Lo cierto es que los cambios en la forma de vida experimentados en los últimos 30 años también repercutían en este crecimiento. "Antiguas teorías de la higiene que básicamente tienen que ver con el hecho de que
hemos perdido el contacto con aquellos microorganismos buenos que ayudaban a educar al sistema inmunológico", ha asegurado el también coordinador de la Unidad de asma grave del hospital.
Frenar esta escalada, explica, dependerá de la puesta en marcha de "
protocolos y guías de introducción alimentaria" en
Atención Primaria y la capacidad que tengan pacientes, enfermeras y pediatras de seguirlas, mejorando "algo de lo que quizá en años anteriores se estaba haciendo regular".
Binomio Pediatría-Alergología
Hace 15 años, este centro talaverano dejaba patentes los beneficios que otorga el trabajo conjunto entre los Servicios de Alergología y Pediatría. No solo en el caso de las alergias relacionadas con la comida sino también en los casos de
asma grave, los pediatras, detalla, "se sienten muy arropados en todo este tipo de patología que a veces puede ser compleja". Unos
lazos multidisciplinares que todavía mantiene firmes y que suponen un motivo de orgullo a ojos del especialista. "A veces hay un cierto conflicto en cómo tratar a los niños, y el hecho de que tengamos esta unión es muy beneficioso para los niños y es muy gratificante para nosotros", ensalza.
Y es que, dado que esta especialidad abarca pacientes "de cero a cien años" y la mayoría de patologías respiratorias en menores son alérgicas -especialmente el asma-, al Servicio de Moreno Ancillo llega "muchísima población pediátrica", lo cual, les ha llevado a replantear los procesos y configurar
procedimientos de sensibilización y pautas de inducción de tolerancia de forma precoz, para frenar un posible recrudimiento de los síntomas a medida que crecen.
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