Redacción. Madrid
El Hospital Galdakao-Usansolo de Vizcaya ha sido el primer centro sanitario de España donde se han utilizado BridgePoint, los dispositivos de Boston Scientific para el tratamiento de las oclusiones totales crónicas. “Llevamos trabajando en este tipo de lesiones desde hace una década, con una tasa de éxito en la actualidad del 90 por ciento, y tenemos una gran experiencia con diferentes materiales y técnicas. Hace unos meses estuvimos en un centro extranjero donde trabajan con estos dispositivos y pudimos observar que eran muy útiles para algunos tipos de oclusiones que no habíamos sido capaces de tratar antes. Hemos podido disponer de ellos y hemos demostrado su efectividad, teniendo éxito en todos los casos en los que fallábamos antes”, indica el jefe de la Sección de Cardiología Intervencionista del hospital, José Ramón Rumoroso Cuevas.
José Ramón Rumoroso. |
El especialista explica que, hasta ahora, la tasa global de éxito en el tratamiento de las oclusiones coronarias crónicas rondaba el 70 por ciento. BridgePoint ofrece tres dispositivos para el tratamiento de las oclusiones crónicas totales: el microcatéter CrossBoss, el balón Stingray y la guía Stingray. “El objetivo del uso de estos dispositivos es utilizar un algoritmo anatómico que permita predecir el éxito en el abordaje de este tipo de lesiones. Estos dispositivos son muy útiles en oclusiones crónicas totales muy complejas donde el muñón de entrada a la oclusión es ambiguo, la longitud del segmento ocluido es mayor de 20 milímetros, no hay un acceso retrógrado por colaterales y el lecho distal del vaso es de buena calidad. Con el catéter CrossBoss se logra cruzar oclusiones muy complejas directamente a luz verdadera en un 35 por ciento, sin la ayuda de una guía, sobre todo en la arteria descendente anterior -la oclusión de esta arteria tiene un impacto negativo en la mortalidad, según algunos estudios-. En el caso de que la guía se vaya a espacio subintimal y no se consiga entrar en luz verdadera distal, el catéter balón Stingray con la ayuda de su guía permite entrar en la luz verdadera distal de una forma sencilla. El balón Stingray tiene dos puertos de salida de la guía a 180 grados. Según su posición, se puede sacar la guía por uno u otro puerto y penetrar en la luz verdadera para finalizar el procedimiento con éxito”, detalla Rumoroso.
Así, afirma el cardiólogo, “el uso de estos dispositivos ha demostrado un incremento de la tasa de éxito hasta el 90 por ciento, una disminución del tiempo de abordaje de estas lesiones y una disminución en el uso del contraste con una tasa muy baja de complicaciones. El CrossBoss ha demostrado una gran utilidad y una tasa de éxito muy elevada en la oclusión crónica de stents previamente implantados, situación que en ocasiones e difícil de resolver con éxito”.
En su opinión, disponer de estos dispositivos “va a cambiar el abordaje de algunos pacientes muy complejos que, en ocasiones, solo tienen la posibilidad de ser abordados mediante el acceso retrógrado a través de colaterales muy difíciles de cruzar, para las cuales hay que tener una gran experiencia y guías muy especiales que no están disponibles comercialmente en la actualidad. Además, este tipo de procedimientos no están exentos de riesgo, dado que la rotura de una rama colateral puede ser un problema muy grave”.
Por el contrario, Rumoroso afirma que “el acceso anterógrado exclusivo mediante estos dispositivos garantiza una tasa de éxito muy elevada”. No obstante, en caso de que el acceso anterógrado con estos dispositivos no fuese efectivo, se puede completar la intervención con un acceso retrógrado más complejo. “A partir de ahora dispondremos de estos dispositivos que vienen a complementar una amplia gama de materiales para el abordaje exitosos de las oclusiones”.
Con respecto a la evolución y al pronóstico de los enfermos, el especialista señala que “hay estudios y registros clínicos que muestran una mejor evolución en los pacientes en los que se tiene éxito en la recanalización y tratamiento de las oclusiones coronarias crónicas; por tanto merece la pena intentar recanalizar las arterias, sobre todo cuando hay isquemia o disfunción ventricular con viabilidad miocárdica”.