Los profesionales exigen al Gobierno que no utilice socialmente a la especialidad en la reforma de la ley del aborto



26 sept. 2013 17:29H
SE LEE EN 7 minutos

Redacción. Sevilla
Los psiquiatras españoles se reúnen hasta el sábado en Sevilla en el XVII Congreso Nacional de Psiquiatría. Allí, el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, Miguel Gutiérrez, ha exigido que “la Psiquiatría tenga la misma consideración que cualquier otra especialidad, y que esa solicitud se extienda a la Administración y a la sociedad, “tanto para los profesionales que se forman en Psiquiatría como para los propios pacientes”.

Jerónimo Sáiz, presidente de la Fepsm; Miguel Gutiérrez, presidente de la SEP; José Giner, presidente del Congreso y Miquel Bernardo, presidente de la SEPB.

En ambos campos, los psiquiatras denuncian una estigmatización, y para acabar con ella “hay que exigir la mima consideración y las mismas posibilidades para un enfermo psíquico que para un enfermo físico”. Esta solicitud se plasma, según el presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, “en una necesidad de más recursos, equiparables a los de otras especialidades. La enfermedad mental exige los mismos cuidados”.

En la actualidad se ha detectado en España un incremento de los trastornos mentales más comunes, como la ansiedad y la depresión que, según la Organización Mundial de la Salud, será en 2020 la principal causa de falta de asistencia al trabajo en las naciones desarrolladas, y la segunda enfermedad más frecuente en todo el mundo.

En esta línea de pensamiento, José Giner, presidente del comité organizador del XVII Congreso Nacional de Psiquiatría precisa que “es necesaria una visión crítica de la Psiquiatría donde se observe, siendo necesarias las catalogaciones que le confieren rango de ciencia, la importancia del factor humano, tanto porque cada individuo responde de manera diferente a las situaciones como para dar respuesta a las necesidades de los propios psiquiatras.”

Puntualiza Giner que “uno de los grandes desafíos de la psiquiatría es ampliar su capacidad pronóstica. La esquizofrenia, por ejemplo, arrastra una media  más de un año de retraso en su diagnóstico. Y ahí pueden señalarse varias causas, desde la consideración de la Sanidad Pública, que no siempre juzga los síntomas de manera certera, hasta  una falta de formación en la población”.

Premios Convive

En el Congreso se ha convocado la primera edición de los Premios Convive por parte de la Federación Española de Psiquiatría y Salud Mental (Fepsm) con el patrocinio de Janssen. Estos premios están dirigidos a reconocer las principales iniciativas, proyectos o dispositivos en el territorio nacional que promuevan la recuperación funcional del paciente con un trastorno mental grave. El presidente de la Fepsm, Jerónimo Saiz, ha destacado que “este tipo de iniciativas son importantes para seguir avanzando en la integración de las personas con trastorno mental grave, a menudo las grandes olvidadas y más en un entorno de dificultades económicas. Muchos psiquiatras y asociaciones de pacientes siguen luchando a pesar de todo para mejorar su situación y normalizarla con todas las herramientas a su disposición, y es importante reconocer su trabajo”.

Salud Mental y Aborto

Marina Díaz Marsá, Manuel Bousoño y Mar Álvarez.

Uno de los simposios que se han celebrado en la primera jornada del Congreso ha versado sobre “Salud Mental y Aborto”. El psiquiatra y profesor titular de Psicología Médica y Psiquiatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo, Manuel Bousoño, ha puesto de manifiesto que “antes de la introducción de la Ley Orgánica 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, el supuesto de riesgo grave para la salud física o psíquica de la madre suponía el 96,77 por ciento del total de casos (95 por ciento salud psíquica y 5 por ciento salud física). A partir de la ley, dicho supuesto de riesgo para la salud de la madre pasó a ser de tan solo el 7,3 por ciento, mientras que se utilizó el nuevo supuesto de ‘petición de la madre’ en el 89,58 por ciento de los casos.”

Según ha explicado, con la ley 'Aído', al no necesitar utilizar el supuesto de ‘riesgo para la salud de la madre’ al existir otro más sencillo como el de ‘petición de la madre’, hubo un descenso total del 89,47 por ciento en el empleo del supuesto de riesgo para la salud materna según cifras del año 2011. “La práctica desaparición del supuesto de riesgo para la salud de la madre, revela que anteriormente sus cifras podrían haber estado artificialmente aumentadas, proporcionando una puerta falsa para abortar a aquellas mujeres que en realidad tenían otras motivaciones para realizar el aborto”, asegura Bousoño, quien señala que “la Psiquiatría, por tanto, estaba dando cobertura —falsa según las cifras dadas— a cerca del 90 por ciento de los casos de aborto, sobre la base de un supuesto que desapareció súbitamente al dejar de ser útil”.

Por ello, ha hecho un llamamiento al Gobierno de España en el sentido de que “dado que está prevista una nueva modificación de la legislación española al respecto, los psiquiatras españoles deberíamos estar atentos a los mecanismos de comprobación que la futura ley establezca, para no ser nuevamente cómplices de una falsa excusa para abortar. La Psiquiatría, como profesión, debe luchar por la dignificación de la misma, y no servir de excusa para la resolución de problemas sociales o políticos”.

Por otra parte, se ha evidenciado la falta de una posición clara de la comunidad psiquiátrica internacional respecto a la existencia o no del síndrome postaborto. Marina Díaz Marsá, psiquiatra del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, ha expuesto en su ponencia ‘Consecuencias psicopatológicas del aborto’ que “hay evidencia científica a favor y en contra sobre si existe o no un mayor riesgo de que las mujeres que han decidido abortar voluntariamente presenten determinados síntomas psicopatológicos, frente a las mujeres que llevan su embarazo a término”.

Entre las posibles consecuencias psicopatológicas están “el duelo, como manifestación natural de la persona ante una pérdida; trastornos depresivos y de ansiedad; abuso de sustancias y conductas suicidas (especialmente en pacientes con patología límite previa, que presentan una mayor impulsividad); y trastorno de estrés postraumático”.

Con respecto al trastorno de estrés postraumático en las mujeres que han abortado voluntariamente, Díaz Marsá ha apuntado que se caracteriza por “ideas recurrentes con respecto al aborto que le han practicado, sensación de revivir aquel momento, conductas que evitan todo lo que pueda tener relación con este tema, embotamiento afectivo, tristeza, irritabilidad, etcétera. Los estudios a favor del síndrome post-aborto indican que podría afectar al 10 por ciento del total de mujeres que abortan”.

Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.