La OCDE apremia a los países a reforzar el primer nivel asistencial para el abordaje de la enfermedad

 Mathias Cormann, secretario general de la OCDE, pide  protocolos específicos y formación para el long-covid.
Mathias Cormann, secretario general de la OCDE.


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Más de la mitad de los pacientes de Atención Primaria en nuestro país reportaban en 2023 haber pasado la enfermedad del coronavirus. De ellos, aproximadamente el 6 por ciento había padecido long-covid, según se desprende de un estudio de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) sobre la prevalencia del virus y su impacto en el primer nivel asistencial. El ente que dirige Mathias Cormann enfatiza las bondades de la Primaria como el principal agente de seguimiento del coronavirus, aunque pone sobre la mesa dos problemas que lastan a la mayoría de los países que la integran, incluido España: la falta de protocolos específicos para el covid persistente y la necesidad de reforzar el diagnóstico y reconocimiento de la enfermedad, lo que pasa, también, por una mejor capacitación profesional.

En este análisis sobre las conclusiones de la encuesta PaRIS (con indicadores de los pacientes), la OCDE se detiene sobre los efectos del llamado long-covid, que provoca en los pacientes síntomas persistentes en el tiempo. No se trata, subrayan los investigadores, de un problema menor (por ejemplo, por el incremento de bajas laborales), aunque la incidencia del mismo es relativamente baja: aproximadamente, un 5,1 por ciento de los usuarios de Primaria de más de 45 años vivía con esta patología en 2023, y el porcentaje que la arrastró durante más de un año alcanza en algunos territorios índices superiores al 4 por ciento. El impacto es mayor en ciertos perfiles, como mujeres o, curiosamente, pacientes con “formación superior”, lo que sugiere un mayor acceso de estos últimos a los sistemas sanitarios.

La OCDE pone en valor el papel del primer nivel asistencial como ‘cortafuegos’ del virus, aunque reconoce que existen carencias que lastran su rastreo. El principal de ellos es, a su parecer, la ausencia de protocolos clínicos específicos para el long-covid, solo presentes en un puñado de países (como Francia, Alemania y Bélgica), así como una cierta ‘desconexión’ ente la Primaria y la atención especializada.

Vías asistenciales coordinadas para el long-covid


“Unas vías asistenciales coordinadas y estandarizadas pueden ayudara a detectar, diagnosticar y tratar a los pacientes con covid persistente”, sugieren los autores del informe, que ponen de relieve también la necesidad de “reforzar la formación clínica” sobre este tipo de patologías “para mejorar el reconocimiento y la prestación de cuidados”.

En este sentido, la OCDE aboga por mejorar la capacitación de los profesionales sanitarios especialmente en la Atención Primaria para un mejor reconocimiento de síntomas (existe la posibilidad de confusiones con otras enfermedades crónicas y muchos pacientes se ven en la necesidad de consultar en más de una ocasión sobre su caso). Por otro lado, advierte de que no existen biomarcadores claros ni pruebas diagnósticas específicas.

“En la encuesta PaRIS el hecho de no tener un único profesional sanitario al que consultar para la mayoría de los problemas sanitarios se asocia a una disminución de 10 puntos porcentuales de la confianza en el sistema sanitario”, apunta.
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