12 may. 2021 10:30H
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Después del enfado mostrado ante las imágenes vividas el fin de semana, Fernando Simón se mostraba este miércoles un tanto más optimista al hablar del fin del Covid-19. En concreto, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, sugería la posibilidad de que el virus pueda desaparecer "al final del próximo año".
Como ponente en un ciclo de conferencias, Simón planteó que "a lo mejor a final del año que viene podemos decir que no haya coronavirus". "Estamos en esa situación, probablemente seguirá entre nosotros, pero hay opciones de que no pase así", aseveró el epidemiólogo, aludiendo a otros virus similares en el pasado, entre ellos la recordada como "gripe de los pollos".
Simón explicaba cómo el 27 de diciembre de 2019 aparecieron una veintena de casos de neumonía grave en China, y sólo 10 días más, ya se había secuenciado el virus. Así, el 7 de enero "ya se tenía toda la información necesaria" en el país asiático para enfrentarse al virus, algo que aún tardó en llegar a Europa y "al superpoderoso Estados Unidos".
Así comenzaba el director del Ccaes el avance cronológico del virus, que a primera vista "no parecía una enfermedad tan grave", y que acabó llegando a Europa a través de una mujer que viajaba desde Wuhan a Alemania sin síntomas y que generó "un pequeño brote". A mediados de enero, asegura, "ya había un protocolo y un procedimiento" a través de 30 sociedades científicas con trabajo para desarrollar estudios clínicos, colocando a España como "uno de los tres primeros países" en tenerlos.
El 23 de enero ya se reunió el Comité de Emergencia de la Organización Mundial de la Salud, deliberando que la neumonía detectada en China no suponía un problema a nivel mundial, puesto que "no había transmisión comunitaria en ningún sitio más allá de Wuhan, ni siquiera en las otras 30 provincias de China", incidía Simón, quien admite "ciertas dudas" sobre la información que daba el Gobierno chino en el primer mes de 2020.
Italia cambia la percepción de la pandemia
De hecho, recordaba cómo el país asiático "bloqueó" la exportación de productos sanitaria y "dejó de haber mascarillas porque todas las del mundo se fabricaban en China".. A partir de ese momento, "el resto del mundo globalizado en el que la logística es brutal y enorme, tenía que vivir con los pequeños restos de pequeños lugares".
"Estábamos todos los países del mundo expectantes para ver qué significaba ese cierre", explicaba Simón, en referencia al 17 de febrero, cuando China tenía 70.000 casos, y España tenía dos improtados. El brote de Italia, con más de 200 positivos fue lo que hizo saltar las alarmas en Europa y "cambiar la percepción".
En España, el punto de inflexión se produjo el 9 de marzo cuando se pasó de una trasmisión de entre 50 y 100 casos diarios computar más de 700. "Ese día, todo se descontroló", reconoce Simón, al hablar del inicio de la cadena en la toma de decisiones que desembocó en el primer estado de alarma.
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