Seis meses después de su detección, el
coronavirus, causante de la
enfermedad Covid-19, continúa planteando incógnitas, muchas de ellas relacionadas con sus
síntomas y la perdurabilidad de estos dependiendo del paciente. Uno de los principales motivos de estudio es el llamado
Covid-19 persistente, caracterizado por el
mantenimiento de ciertos síntomas de Covid-19 durante meses. La cronificación de síntomas relacionados con el coronavirus es uno de los principales temores de la comunidad médica y científica, que apenas ha conseguido ahondar en el fenómeno del Covid-19 persistente.
¿Qué es el Covid persistente y cómo se comporta?
El conocido como Covid-19 persistente consiste en el mantenimiento de síntomas propios del coronavirus en pacientes durante un espacio de tiempo muy superior al de la duración de la enfermedad. Si bien se trata de un fenómeno sobre el que no hay una descripción específica, los especialistas médicos coinciden a la hora de señalar que su existencia no es ninguna entelequia, sino algo muy real. "Está siendo más frecuente de lo que esperábamos al principio de la pandemia por Covid-19 y que está cogiendo cuerpo", ha indicado a Redacción Médica el portavoz de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), Iván Moreno, en referencia a "síntomas postCovid con un cansancio muy importante, dolores musculares o febrículas continuados durante meses".
La prevalencia de estas situaciones queda patente en el estudio 'Síntomas persistentes en pacientes después de un Covid-19 agudo', publicado en la revista JAMA. En él, el 87 por ciento de pacientes participantes aseguraba tener al menos un síntoma propio del coronavirus 60 días después de la aparición del primer síntoma. No obstante, el trabajo reconoce ciertas limitaciones por falta de información y el pequeño tamaño de la muestra.
Síntomas más comunes del Covid-19 persistente
Entre los síntomas más comunes de los casos de pacientes con Covid-19 persistente, la disnea y la fatiga destacan por encima del resto. No osbtante, además de ellos también se encuentran otros síntomas propios:
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Fatiga
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Disnea
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Dolor articular
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Dolor torácico
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Cansancio
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Febrícula
Si bien es cierto que fatiga y disnea son los principales síntomas de Covid-19 persistente, la lista completa de posibles daños duraderos asociados al coronavirus es más larga. En ese sentido, la consejería de Salud de la Generalitat catalana ha remitido a los centros de Atención Primaria un listado con una treintena de posibles efectos entre los que se encuentran:
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Cefalea
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Parestesias
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Falta de concentración y memoria
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Anosmia
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Tos seca
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Dolor de garganta
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Taquicardia o palpitaciones
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Disfagia
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Diarrea
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Náuseas
Duración médica de los síntomas de Covid-19 en pacientes jóvenes
En el caso de los jóvenes, el
cuadro sintomático tiende a ser
más leve o incluso inexistente en el caso de los
asintomáticos. Este tipo de pacientes suelen presentar
fiebre, tos, cansancio, dolor de cabeza, hormigueo y anosmia.
Dichos
síntomas, especialmente la
tos y la fatiga, pueden prolongarse durante
dos o tres semanas después de contraer la infección, según señala un reciente estudio del
Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Incluso en aquellos casos en los que el afectado no presenta patologías previas o su estado no ha revertido gravedad. Esto aumenta el tiempo que los pacientes jóvenes permanecen de baja sin poder trabajar o retomar sus estudios.
Independientemente de su edad, los
pacientes con Covid-19 continúan dando positivo una media de tres semanas, tal y como demuestra un análisis realizado por la
Universidad de Pittsburgh, en Estados Unidos. Tras reexaminar a 74 pacientes que habían dado positivo, la mitad todavía seguía presentando el virus en su organismo, mientras que la otra mitad dio negativo. El tiempo que trascurrió de media entre las dos pruebas fue de 18 días en el caso de los positivos y de 23 en el de los negativos. Este resultado hace pensar que
las pruebas PCR pueden seguir siendo positivas una vez trascurridos 21 días aproximadamente.
Covid-19 con fiebre prolongada, ¿preludio de una tormenta de citoquinas?
Cuando un paciente da
positivo en Covid-19 es difícil preveer cuál será su
evolución. Factores como la
edad, las
patologías previas, una fiebre prolongada o un análisis sobre la situación inflamatoria pueden arrojar cierta luz sobre su desarrollo, pero no son capaces de desvelar el diagnóstico final del afectado. Prueba de ello son los
jóvenes que han fallecido en la UCI a pesar de tener un pronóstico favorable y no presentar enfermedades previas, tal y como explica a
Redacción Médica, José Luis Jiménez Martínez, presidente del
Colegios de Médicos de Ourense y miembro de la Comisión Asesora Covid-19 de la Organización Médica Colegial (OMC).
“Nunca sabes sin un paciente Covid-19 va a ir mal”, reconoce, si bien existen
ciertos detectores. Una
fiebre prolongada durante más de una semana puede ser el
preludio de una tormenta de citoquinas, que supondría el agravamiento de la enfermedad. A los síntomas experimentados durante los primeros 7 días a causa del virus le siguen otros relacionados con la respuesta infalamatoria de nuestro propio cuerpo. Además de la temperatura corporal, también existen una serie de
parámetros analíticos inflamatorios que pueden alertar sobre la gravedad de un caso.
¿Por qué hay más casos de coronavirus entre los jóvenes?
A día de hoy no existen estudios concluyentes que ayuden a explicar por qué el coronavirus afecta de manera diferente a las personas de menor edad, asegura Jiménez. Hay investigaciones que señalan un
mayor número de anticuerpos en los niños, dado que se resfrían más a menudo. También se baraja la posibilidad de que el
sistema inmunológico de los menores interactúe con el virus de manera diferente que el sistema inmunológico de los adultos, según recoge un artículo publicado por la
Clínica Mayo.
El
aumento de contagios entre grupos de edad reducida es uno de los elementos más llamativos en esta nueva oleada de rebrotes. Las personas comprendidas entre los 15 a 29 años son los que.
mayor número de infecciones han tenido en los últimos tres meses -más de 18.379 casos-, lo que supone un 69 por ciento del total, tal y como refleja el último informe del Instituto Carlos III. Los datos son muy similares a escala regional, por ejemplo en Canarias donde este grupo de edad ha sido el que más casos ha concetrado en la primera semana de agosto.
La explicación detrás de este repunte, puntualiza Jiménez, estaría en el
incremento exponencial en la realización de pruebas diagnósticas. Durante los primeros meses de la pandemia, los test estaban dirigidos a auqellas personas con síntomas. Ahora el aumento de pruebas disponibles “es distinto” ya que permite hacer un
rastreo de contactos sospechosos. “Si antes la capacidad diagnóstica hubiera sido mayor, el perfil del paciente positivo sería muy parecido al actual”, asevera el experto, para el cual, el estudio de seroprevalencia de España pone de relieve la importante cantidad de personas que
no fueron diagnosticadas pese a estar infectadas.
En este nuevo contexto, “es muy importante que
toda persona se considere infectada mientras no se demuestre lo contrario”, lo que supone cumplir las medidas de seguridad sin excepciones. Especialmente “en el entorno familiar y sociales”, donde las relaciones, en opinión del experto, deben ser “hibernadas” y “limitadas”.
Sobre la
vuelta a las aulas en septiembre, desde el Cgcom, creen que sería un error reducir la escolarización a causa del Covid-19, siendo conscientes aún así del
importante aumento de casos que supondrá si persisten los rebrotes. Para entonces, es necesario “tener controlados los contactos y reducir los brotes al máximo”.
En el ámbito sanitario, ven fundamental el
aprovisionamiento de test y material, así como un
aumento de las plantillas disponibles para evitar la sobrecarga que se está dando ya en Atención Primaria y los hospitales. Por este motivo, consideran prioritario la búsqueda de fórmulas, como la duplicación de turnos, que permitan establecer márgenes de tiempo para abordar el problema.
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