El cambio es por un combinado de genética, epigenética y dieta mediterránea



11 ago. 2014 21:00H
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Redacción. Madrid
El Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (Ciberobn), dependiente del Instituto de Salud Carlos III, han descubierto una nueva vía de prevención del ictus combinando genética, epigenética y dieta mediterránea.

Equipo del Ciberobn.

El proyecto, liderado por la doctora Dolores Corella, tiene unos resultados de “gran relevancia” porque, según ella, “por primera vez hemos demostrado la implicación de los microARNs, a través de sus lugares de unión al ADN, en los mecanismos protectores de la dieta mediterránea y hemos puesto de manifiesto la compleja regulación geno-epigenómica de estos efectos”.

Desde su punto de vista “aportan un alto nivel de evidencia científica, contribuyendo a crear conocimiento nuevo y más sólido sobre mecanismos y bases moleculares que nos permitirán avanzar en el diseño de dietas más personalizadas”.

El objetivo de la investigación actual era demostrar que el polimorfismo rs13702 T>C en el lugar de unión del microARN en el gen de la lipoproteinlipasa, no sólo se asocia con los triglicéridos de manera transversal, sino que se puede modular por la alimentación, dentro de un estudio de intervención dietética a largo plazo como es el PREDIMED, y que, además, se observa un efecto sobre otros marcadores de estrés oxidativo y sobre las enfermedades cardiovasculares.

Reducción del 42 por ciento en el riesgo de ictus

En los estudios realizados, el organismo ha conseguido reducir muy significativamente los riesgos de sufrir un ictus, en hasta un 42 por ciento de los casos.

Sin embargo en los portadores del alelo C que no seguían una dieta mediterránea el efecto protector genético sólo fue del 6%, sin alcanzar la significación estadística. De esto se puede concluir que el factor protector inherente a la variante C se pierde con una dieta inadecuada, han aclarado en un comunicado.

Nuevos reguladores epigenéticos

Investigaciones precedentes han situado a los microARNs como importantes reguladores epigenéticos en las enfermedades cardiovaculares. Este estudio aporta nuevos conocimientos sobre su regulación tanto genética como epigenética, es decir, tanto prestando atención a la secuencia del ADN como a los procesos químicos que modifican la actividad del ADN pero sin alterar su secuencia. En este caso concreto los investigadores explican que además del microARN hay que tener en cuenta el genoma de la persona, pues en función del genotipo el microARN ejercerá o no su efecto modulador. Asimismo, esta investigación aporta nuevos datos de cómo se pueden usar los microARNs en prevención y tratamiento, con resultados pioneros sobre su modulación a través de la dieta.
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