Una dieta restrictiva puede provocar problemas en el desarrollo infantil.
El
Hospital de Sant Joan de Déu de Barcelona ha alertado de que, en los últimos años, ha crecido el número de niños que siguen una
dieta restrictiva sin motivos médicos, lo que puede provocar
problemas en el desarrollo infantil en el caso de que no se satisfagan todas las necesidades nutricionales del niño.
Esta es una de las conclusiones del
nuevo informe Faros que han presentado los especialistas del centro sanitario catalán, en el que participan pediatras, nutricionistas y endocrinos, entre otros profesionales sanitarios, y que ha contado con la colaboración de la
Academia Americana de Pediatría (AAP). El objetivo del texto es dar a las familias pautas para alimentar a los niños de una forma saludable.
En los últimos años, los pediatras han constatado que cada vez hay más familias con niños que siguen una dieta alimenticia restrictiva por motivos de salud, culturales, religiosos o, simplemente, por la preocupación por una alimentación sana y por las muchas informaciones que circulan sobre los efectos nocivos de determinados alimentos.
Familias que optan por dietas alternativas
En este sentido, una encuesta elaborada por el
Observatorio Faros entre 3.000 padres, madres y profesores revela que la alimentación de muchos niños todavía presenta algunos déficits, de forma que el 80 por ciento de los niños no come la fruta necesaria, el 50 por ciento solo come verdura una vez al día y el 90 por ciento no come pescado cada semana.
Además, cada vez hay más familias que optan por
dietas alternativas como la
hiperproteica, la
vegana, la
ovolactovegetariana o la
crudívora, dietas restrictivas que, según los expertos, pueden ser una opción válida para todos los ciclos de la vida siempre que satisfagan todas las necesidades nutricionales que requiere el organismo.
Por ello, aconsejan a las familias con niños consultar a un dietista nutricionista para que valore si es necesario
complementar la alimentación con suplementos, como puede suceder en el caso de la dieta vegetariana estricta, que dificulta que los niños puedan obtener la cantidad de vitamina B-12, ácidos grasos, vitamina D, calcio, zinc y hierro que necesitan.
Otra tendencia es que
muchas familias retiran la leche de su alimentación y de la de sus hijos, aunque no exista ningún criterio ni estudio científico que evidencie la relación de este producto con efectos adversos, según los expertos del informe Faros.
Los autores del informe desaconsejan la retirada de nutrientes esenciales como
la lactosa o el gluten sin tener un diagnóstico clínico que lo aconseje, porque puede dificultar e, incluso, imposibilitar un diagnóstico correcto de varias enfermedades, como puede ser la celiaquía.
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