Juan de la Haba, oncólogo médico y director de la Unidad de Mama e Investigación Clínica del Reina Sofía de Córdoba.
7 oct. 2016 11:50H
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Un estudio del Grupo Geicam de Investigación en Cáncer de Mama (Geicam 2012-03) ha mostrado que, hasta la mitad de los casos de tumor mamario gestacional (en mujeres embarazas o en el año posterior al embarazo), se corresponden con tumores basales que, en su mayoría, se caracterizan por la ausencia de expresión de receptores hormonales y HER-2, por lo que son los más agresivos y difíciles de tratar.
Este hallazgo da pie a profundizar en las posibles causas que hacen que el embarazo sea, para estas mujeres, una condición biológica predisponente para el desarrollo del cáncer de mama.
Los resultados se han presentado en el Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO 2016), que se celebra en Copenhague (Dinamarca). En la investigación han participado 70 pacientes pertenecientes a tres centros españoles: el Reina Sofía de Córdoba, el Instituto Valenciano de Oncología (IVO) y el Clínico Universitario de Valencia.
El cáncer de mama gestacional se desarrolla durante el embarazo o en el primer año posterior al parto; se trata de una situación clínica poco frecuente que representa entre un 6-15 por ciento de los tumores de mama en pacientes con edades comprendidas entre los 24 y los 44 años.
A pesar de su escasa incidencia, tal y como ha explicado Juan de la Haba, oncólogo médico y director de la Unidad de Mama e Investigación Clínica del Reina Sofía de Córdoba, investigador principal del estudio y miembro de Geicam, “en los últimos años hemos observado un aumento del número de casos de cáncer de mama gestacional, asociado probablemente al retraso de la edad del primer embarazo”.
Perfil del paciente y tratamiento
“El perfil de la paciente es el de una mujer con un embarazo tardío, después de los 30 años, y en la que se observa un rápido crecimiento tumoral”, ha precisado.
También son tumores más difíciles de detectar. “En el embarazo son frecuentes los cambios en la mama, por lo que cualquier bulto sospechoso se suele atribuir a la gestación. El diagnóstico de un cáncer de mama durante el embarazo supone un gran impacto emocional para la mujer y su entorno”, ha explicado De la Haba.
En cuanto al tratamiento, tras el período crítico para el feto que concluye en el primer trimestre, “existen opciones terapéuticas eficaces que podemos emplear durante el embarazo sin aumentar de manera significativa el riesgo para el bebé ni la madre. Salvo la radioterapia, que en algunos casos provoca que se adelante la fecha prevista de parto, y algunas quimioterapias, el resto de terapias y tratamientos se administran con normalidad”, ha indicado este experto.
Efecto protector del embarazo
El embarazo representa un factor protector frente al cáncer de mama, sobre todo cuando se produce a edades tempranas. Sin embargo, pasados los 30 años, la gestación está asociada a un incremento del riesgo de desarrollar un tumor.
Tal y como corroborado De la Haba, “la maduración del tejido mamario finaliza con el primer embarazo y la lactancia. Sin embargo, cuando la gestación se retrasa –algo frecuente en las sociedades occidentales– las células han estado expuestas a diferentes carcinógenos durante mucho tiempo y es posible que el embarazo estimule el crecimiento anómalo de esas células ya dañadas previamente”.
El análisis del estudio Geicam 2012-03, presentado en ESMO, se centra en la identificación de perfiles de expresión génica asociados de forma específica al cáncer de mama gestacional.
En este contexto, aumentar el conocimiento biológico y molecular de esta patología reviste un gran interés “para el mejor conocimiento del cáncer de mama en general, por ser una patología muy frecuente, y en este periodo en particular, por ser la gestación una etapa muy importante para la mujer”.
“El siguiente paso será identificar una firma genómica asociada al cáncer de mama gestacional que nos pusiera sobreaviso antes de que esta situación ocurra, especialmente en aquellas mujeres que fueron diagnosticadas de cáncer de mama y que desean tener hijos”.
“Este proyecto no hubiera sido posible sin el apoyo económico de la Fundación de la Sociedad Española de Oncología Médica, de la Fundación del BBVA y de las asociaciones de pacientes Rosae de Valdepeñas y Santa Águeda de Puerto Llano con acciones muy concretas de pacientes muy comprometidas a las que les agradezco su implicación y con las que espero seguir contando para la continuidad de este proyecto”, ha concluido.
Sub-análisis del estudio Geicam-9906
El Grupo Geicam presenta también durante ESMO 2016 un sub-análisis del estudio GEICAM-9906, que explora el beneficio clínico asociado al uso de quimioterapia adyuvante (posterior a la cirugía) en pacientes con cáncer de mama en estadios iniciales de la enfermedad mediante el análisis del índice entre los neutrófilos y linfocitos (NLR), un marcador inmunológico asociado con peor pronóstico en pacientes con diferentes tumores sólidos. De este modo, el estudio de este marcador podría ayudar en la toma de decisiones terapéuticas en este grupo de pacientes.
Según ha explicado Alberto Ocaña, responsable del trabajo e investigador del Grupo Geicam, “hemos estudiado el grado de activación del sistema inmune o de inflamación que existe en las pacientes antes de empezar la quimioterapia, hallando el índice existente entre neutrófilos y linfocitos”.
“Así, hemos observado que un índice más elevado (lo que implica una mayor inflamación), se traduce en un peor pronóstico para las pacientes. Este índice más elevado se produce sobre todo en las pacientes con cáncer de mama HER2 enriquecido y en aquellas con tumores que son receptores de estrógenos y progesterona negativa”.
Esta primera fase del estudio ha incluido a 1.243 pacientes de 30 hospitales españoles. En una segunda fase, se pretende ampliar el estudio del índice NLR al escenario del cáncer de mama metastásico, cuando la enfermedad está diseminada y existe más inflamación. “El objetivo es encontrar un marcador que ayude a la hora de tomar decisiones terapéuticas. Queremos ver resultados más significativos para comprobar si, en este tipo de tumor hay más inflamación que en el cáncer de mama en estadios iniciales”, ha concluido Ocaña.
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