Inés Mendoza, farmacéutica hospitalaria del Hospital de Guadalajara; y Francesc Soler, director de Farmacia del ICO.
Someterse a un
tratamiento oncológico y ver que no se consiguen los resultados esperados provoca que, en ocasiones, los pacientes recurran a las conocidas como
pseudoterapias. Estos abordajes, que no cuentan con
ninguna evidencia científica, no solamente no generan beneficios, sino que pueden llegar a provocar
efectos negativos al interaccionar con la
quimioterapia. Según el Grupo de Farmacia Oncológica de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (
Gedefo), algunas de las terapias que generan estas situaciones son "los compuestos de homeopatía que contienen
belladona, hongos como la
seta china Reishi, unir
té verde con Bortezomib frente al mieloma múltiple o la
equinácea con etopósido, que provoca la reducción de los efectos de la quimioterapia en pacientes con cáncer de pulmón".
"Se ha detectado un perfil habitual que opta por las pseudoterapias como es el de mujer y paciente joven", explica Inés Mendoza, desde su consulta de Farmacia Hospitalaria en el Hospital de Guadalajara, donde ha podido comprobar los efectos contraproducentes de mezclar ambos caminos. "La
Asociación de Protección del Enfermo de Terapias Seudocientíficas informó que cada año en España mueren hasta
1400 personas tanto directa como indirectamente por las pseudoterapias", ha advertido.
No obstante,
Francesc Soler, director de Farmacia del Institut Català d’Oncologia (
ICO), asegura que son "muy pocos los deciden optar por
una terapia sustitutiva, abandonando el abordaje estándar que reciben", pese al número de pacientes que deciden optar por la combinación de tratamientos. Para Soler, lo más importante es que "exista en todo momento una información compartida del paciente con los diferentes profesionales que intervienen en el proceso asistencial. Si un paciente decide tomar una planta medicinal, se debe analizar cómo puede afectar a las
interacciones con otros medicamentos o en su tratamiento".
La relación de confianza entre el paciente y los especialistas
Sea cual sea la
terapia alternativa que el paciente proponga, el especialista remarca que la necesidad de "empatizar con la persona, compartir esta información y los beneficios o riesgos que puede aportar si se sigue ese camino. En función de la enfermedad, podrá tener unas implicaciones distintas".
Una idea que corrobora Mendoza, convencida de que "el paciente siempre debe tener la última palabra, pero ha de estar
bien informado con fuentes contrastadas". "El mismo paciente como sus familiares quieren
tomar el control de la situación. El cáncer es una enfermedad compleja y cada paciente es diferente, por lo que no se pueden seguir los mismos pasos de alguien al que un tratamiento le ha salido bien".
Con una dilatada experiencia en el tratamiento de pacientes oncológicos, considera "lícito que dentro de un proceso asistencial y durante la evolución de una enfermedad, el paciente se pregunte que más puede hacer para avanzar"."
Dentro del concepto de pseudoterapia también se engloban muchas situaciones y actividades distintas, como son
técnicas de relajación o el uso de
plantas medicinales para paliar algún síntoma".
Soler: "Es crucial empatizar con el paciente, compartir información y los beneficios o riesgos que puede aportar añadir otras terapias a la convencional"
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Recurrir a pseudoterapia por miedo a la quimio
Abandonar el tratamiento prescrito es para Mendoza "una de las cosas que más daño puede hacer al paciente, ya que aquí sí que
existe evidencia científica y ensayos clínicos". La especialista recuerda que, en ocasiones, los pacientes "no están convencidos de someterse a quimioterapia y confían más en la pseudoterapia". Algunas de las terapias que llegan a
perjudicar los efectos de la quimioterapia son descritos por la especialista, como es "el uso de concentraciones altas de belladona ya que genera toxicidad. Otros ejemplos son las interacciones que existen entre un compuesto como puede ser el
té verde o ciertos tipos de plantas aromáticas y unirlo con un
fármaco concreto".
Otro tratamiento que ha ido cogiendo fuerza recientemente es el
hongo chino Reishi. En palabras de Mendoza, "se vende como el
hongo de la inmortalidad debido a que mejora el sistema inmune, es anticancerígeno, etc. Pero cuando lees estudios, no se ha demostrado ningún beneficio en pacientes oncológicos, pese a que la gente lo sigue buscando”.
Ante la cuestión del porqué la gente decide optar por estrategias que
no cuentan con ninguna evidencia científica, la especialista considera que "
el paciente oncológico es vulnerable. La situación que está viviendo le produce miedo, desconocimiento, se puede estar desesperado y existe un grave problema de desinformación”.
Mendoza: "En ocasiones el mismo paciente o sus familiares quieren tomar el control de la situación y del tratamiento"
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Soler sigue la estela de la farmacéutica hospitalaria, recordando que "un paciente pasa por
muchas fases distintas con mejor o peor pronóstico. Cada una de estas etapas puede tener connotaciones o
una manera de pensar distinta mientras se somete a quimioterapia o a inmunoterapia que cuentan con una evidencia detrás, y puede llegar el momento en que se canse de un tratamiento y se plantee qué hacer a partir de ahora".
Las redes sociales son para el especialista "un acceso rápido a una gran cantidad de
información contrastada y no tan contrastada. La clave es compartir toda esa información con el paciente y los profesionales sanitarios, permitiendo analizar los pros y contras de cada una de las decisiones”.
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