El cupón precinto se empezó a usar en la década de los 60 pero hace años que se pide su eliminación.
El
Ministerio de Sanidad ha confirmado que los farmacéuticos dejarán de recortar y pegar los cupones precinto en hojas de verificación. Así lo han confirmado a
Redacción Médica después de que parte del sector demandara "de forma urgente" eliminar esta obligación para los profesionales para llevar a cabo la
facturación de la receta electrónica; así como la eliminación de esta obligación para las
recetas en papel.
Así, se pondría en vigor las previsiones del
Real Decreto del RD 717/2019, de 5 de diciembre que determina que a partir del
pasado 9 de febrero de 2024 el Ministerio debería publicar esta Orden. Aunque está en la lista de tareas pendientes del departamento que lidera
Mónica Garcia, antes hay otros aspectos en los que están trabajando y que tienen más prioridad.
"El
Ministerio está centrado ahora en la
implementación de la directiva de falsificados en los hospitales públicos y, a continuación, abordaremos los temas que van más allá de la aplicación de la legislación europea como, por ejemplo, la
utilización del identificador único para temas de facturación con la consiguiente
supresión del cupón precinto", indican fuentes de este departamento en declaraciones a este periódico.
Por su parte, los farmacéuticos calculan que para
1.120 millones de recetas, solo el coste de recortar y pegar el cupón en las hojas de comprobación o en las recetas en papel
superaría los 40 millones de euros: "La eliminación del cupón precinto es técnicamente posible, y así lo han puesto en evidencia varias
comunidades autónomas en ensayos piloto o declaraciones. Solo falta la Orden Ministerial para que los farmacéuticos puedan verse libres de una operativa arcaica, que además presenta un
coste elevado para las farmacias. Ahora, gracias al proceso de verificación implantado y a la
existencia de código QR en los envases, todas las funcionalidades del cupón precinto, e incluso muchas más, se mantienen".
Historia del cupón precinto
El cupón precinto se empezó a usar
en la década de los 60 y ha sido una práctica habitual en España, pero no en el resto de países. Según este sector, este mecanismo
ha supuesto "un gran problema burocrático" y "algunos disgustos a los titulares de oficina de farmacia", puesto que se recogen sanciones relacionadas con su existencia fuera de la receta o las hojas de comprobación.
"En el pasado, el cupón precinto permitió
la informatización de todas las recetas y procesos increíblemente adelantados para su tiempo que permitían cruzar datos de prescripción y de dispensación con laboratorios y médicos, permitiendo un
control casi perfecto del gasto farmacéutico y evitar cualquier fraude", indican y siguen poniendo el foco en el coste que supone la obligación de
incorporar cupones precinto en los envases tanto para la industria como para las farmacias.
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