El déficit de médicos en su lugar de trabajo ha derivado en la necesidad de contratarles sin especialidad

Lucía Goiri terminó Medicina y empezó a ejercer como pediatra sin el MIR en Lanzarote.
Lucía Goiri, médica.


3 feb. 2025 16:40H
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El déficit de médicos en determinadas zonas de España obliga a cubrir algunas plazas destinadas a especialistas con profesionales sin el MIR. Unas vacantes que pueden convertirse en una oportunidad laboral también para los médicos recién graduados. Es el caso de Lucía Goiri, quien terminó Medicina tan solo hace seis meses y, desde entonces, lleva trabajando como pediatra sin el MIR en un centro de salud de una zona turística, cobrando 4.500 euros brutos mensuales en 14 pagas. 

En un primer momento, la idea de Goiri era trabajar mientras se preparaba al examen MIR, pero jamás pensó que podría hacerlo en la sanidad pública. “Eché mi currículum en mutuas y centros de certificados médicos, y para mi sorpresa me llamaron de todos los lados”, ha afirmado esta médica.

Tenía un abanico de posibilidades, pero no sabía que hacer. Además, un enfermero amigo suyo le recomendó que mandase su currículum a la sanidad pública. Ella, siendo consciente de que eso sería "imposible" al no tener aún el MIR, este le dijo que allí la mayoría de médicos no tenían la especialidad. “Cuando me afirmó eso me lo creí. Porque cuando voy al médico me doy cuenta de que la situación está mal. Las listas de espera son enormes y no puedo ir si no pillo una cita con ocho días de antelación”, ha reconocido.

Trabajar en la sanidad pública fue la opción que más llamó la atención de Goiri. Así que, se colegió, cogió un seguro de responsabilidad civil y probó suerte a ver si le llamaban. No tardó ni un día en que su teléfono sonase, y le ofrecieron dos tipos de contrato. El primero: cubrir un puesto de Medicina de Familia, y el segundo, Pediatría en Atención Primaria.

Ejercer como pediatra sin el MIR en España


Goiri escogió trabajar como pediatra en un centro de salud, pero antes de tomar esa decisión consultó a sus antiguos profesores de carrera para que les diera su opinión, los cuales le indicaron que estaba “muy preparada”. “Cuando estuve en el hospital de prácticas, prácticamente, estuve trabajando como una residente. Me dejaban hacer muchas cosas y en la práctica clínica me defendía bien”, ha resaltado.

Aún así, una cosa son las prácticas universitarias y otra bien distinta es estar sola y tener a tu cargo a pacientes. Goiri era muy consciente de ello y, por eso, en un primer momento le saltaron las dudas sobre si realmente estaba capacitada para este puesto. “Me preocupaba saber si lo haría bien o no sin el MIR (…) Pero acepté el trabajo y pensé: si me vienen 30 pacientes al día y soy capaz de resolver 29 casos, ya son 29 niños a los que estoy ayudando. Porque muchas veces el problema está relacionado con la burocracia, y lo que necesitan las familias es un médico que les pueda derivar, por ejemplo, a salud mental. Y si ese profesional no está, normalmente, tienen que ir a Urgencias. Que allí el compañero que les atiende tampoco tiene la especialidad”, ha sentenciado.

Ser pediatra sin el MIR en la sanidad pública


Así, con ese miedo por no saber si podría o no hacerlo bien, poco a poco acabó desenvolviéndose de manera eficaz, pero para ello tuvo que estudiar mucho. “Si por ejemplo se preveía una calima, yo sabía que me iban a venir a consulta muchos niños con crisis de asma, y me estudiaba previamente el algoritmo para, posteriormente, saber qué tenía que aplicar (...) Eso sí, yo nunca digo que soy pediatra, yo indico que soy médica”, ha explicado.

La situación en el lugar donde reside relacionada al sector sanitario es muy precaria. Goiri ha podido comprobar, en sus propias carnes, que los centros de salud no tienen pediatras, entre otras disciplinas sanitarias. ¿El motivo? La vivienda está “carísima” y las condiciones de los profesionales sanitarios “no son las mejores”. “Te van haciendo contratos de meses. A mí el primero fue de seis, pero después eran de un mes solo. Yo porque tengo mi casa familiar aquí, pero ahora mismo no sé si el lunes tengo que trabajar, porque todavía no me han llamado para darme un contrato. No sabría si el mes siguiente voy a poder pagar el alquiler”, ha subrayado.


"Los centros de salud aquí no tienen pediatras. Las condiciones de los profesionales no son las mejores, y te van haciendo contratos por meses"



Cobrar 4.500 euros brutos sin el MIR 


La vida laboral de un médico en esta zona turística, según añade Goiri, es de una constante incertidumbre. Aunque ella empezó a trabajar el 15 de julio y todavía no ha dejado de hacerlo, el no saber si tendrá un contrato el mes siguiente genera una sensación de rechazo que no todos los profesionales quieren sufrir. Esta situación ha hecho que no haya prácticamente médicos locales. “La mayoría son de otros países”, ha añadido.

Goiri se presentó al examen MIR el pasado 25 de enero y, según ha podido estimar, no tendrá una mala puntuación. Tiene claro que cogerá una plaza, pero todavía no sabe en qué especialidad. Esto le ha pillado completamente de improvisto porque su preparación para el examen no fue como la de sus compañeros, había días que ni tocaba los libros. “Mi idea era ir a por todas en la convocatoria de 2026”, ha reconocido.

Así que, hasta abril, seguirá en su puesto de pediatra si la renuevan el contrato, con el objetivo, principalmente de ahorrar. “El sueldo de residente me daba miedo por si no podía alquilarme un piso en ciudades como Madrid o Bilbao, así que me metí a trabajar después de la carrera para tener esos ahorros y no tener que compartir piso”, ha afirmado.

Y es que actualmente esta médica está cobrando 4.500 euros brutos mensuales en 14 pagas, es decir, prácticamente el triple que un residente de primer año. “Eso es sin guardias, que encima no estoy obligadas a hacerlas. Y luego, si decido doblar, cada hora gano 75 euros más”, ha concluido. 
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