El estudio abordó el tratamiento por dos vías experimentales.
La
terapia basada en las proteínas
SOCS reduce de forma efectiva la presencia de
radicales libres en las arterias y el
riñón, dos zonas susceptibles de sufrir daño por los niveles alto de
glucosa y donde la
diabetes produce más
complicaciones.
SOCS1 es regulador de JAT/STAT, que está implicada en la inflamación y el estrés oxidativo
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Así lo demuestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro de Investigación Biomédica en Red de
Diabetes y
Enfermedades Metabólicas Asociadas (
Ciberdem) y publicado en
Laboratory Investigation.
Los autores han analizado el efecto antioxidante de la proteína
SOCS1, un miembro de la familia de supresores de la señalización de
citocinas. Esta proteína endógena es un importante regulador negativo de
JAT/STAT, la vía de señalización intracelular que está activada de forma crónica en el entorno diabético y que es responsable de la expresión de
genes implicados en la
inflamación y el
estrés oxidativo.
En el estudio, realizado en
ratones, se ensayaron dos abordajes: la
terapia génica con un vector viral para expresar la molécula SOCS1 completa y el empleo de un
péptido sintético que imita la funcionalidad de esta proteína.
Los dos abordajes experimentales planteados fueron beneficiosos en los ratones diabéticos, aunque el péptido derivado de SOCS1 mostró tener una
mayor reducción del estrés oxidativo tanto
in vitro como
in vivo y un superior efecto protector frente a la diabetes.
Mejora de la función renal
Este tratamiento fue capaz de reducir los niveles de marcadores de oxidación en el vaso y el riñón de los ratones, y de inhibir la expresión y la actividad de las subunidades de la
Nadph oxidasa, el principal complejo enzimático pro-oxidante y generador de radicales libres.
El trabajo demuestra que la terapia basada en las proteínas SOCS promueve la expresión de
enzimas antioxidantes –catalasa, superóxido dismutasa, etc.–, por lo que proporcionaría una doble línea de acción para combatir el estrés oxidativo en la diabetes. Este potente efecto antioxidante del tratamiento se correlacionó con una
mejora de la función renal de los animales diabéticos y con una reducción en el tamaño de sus placas de ateroma.
Dieta y pérdida de peso, efectivos pero insuficientes
Hay más de 400 millones de personas en el mundo con diabetes, muchas de ellas sin diagnosticar todavía
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“Hoy en día tenemos una importante necesidad de encontrar nuevos tratamientos capaces de frenar o controlar el
deterioro de los tejidos afectados por la diabetes, entre ellos el sistema cardiovascular y el riñón”, explica Carmen Gómez-Guerrero, una de las autoras del estudio.
Jesús Egido, otro de los autores, señala que “los tratamientos habituales basados en el estricto control del peso, la dieta, los niveles de glucemia y la tensión arterial,
aunque son efectivos, resultan todavía insuficientes, pues no evitan en muchos de nuestros pacientes el riesgo de un evento cardiovascular o el deterioro de su función renal y la progresión a enfermedad renal crónica”.
Complicaciones crónicas
La diabetes es una enfermedad que está alcanzando proporciones epidémicas y es una causa importante de muerte en todo el mundo. Se estima que, en la actualidad, más de 400 millones de personas en el mundo padecen diabetes (más de 5 millones en España),
muchas de las cuales todavía están sin diagnosticar.
El impacto sociosanitario de la diabetes es debido en parte a la importancia de sus complicaciones crónicas, ya que los niveles elevados de glucosa en sangre deterioran a largo plazo la funcionalidad de diferentes tejidos como riñón, ojo, nervios y sistema cardiovascular.
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