Carles Besses. |
Aproximadamente el 20 por ciento de los pacientes con PV desarrollan resistencia o intolerancia a la hidroxiurea lo que conlleva un mal control de la enfermedad y un mayor riesgo de progresión. Esto suele definirse como niveles de hematocrito superiores al 45 por ciento, recuento elevado de leucocitos y/o plaquetas, y puede ir acompañada de síntomas debilitantes y/o esplenomegalia.
"La supervivencia de los pacientes con PV es ligeramente inferior a la de una población control, con una mediana de supervivencia de 14-15 años. No existen datos precisos del número de pacientes en España con PV, pero su incidencia estimada es de 0,5-2,5 casos por 100.000 habitantes y año. Los síntomas iniciales pueden ser relativamente inespecíficos, fatiga, pérdida de peso, o complicaciones vasculares trombóticas como primera manifestación de laenfermedad", ha comentado el jefe del servicio de Hematología del Hospital del Mar de Barcelona y presidente del Grupo Español de Neoplasias Mieloproliferativas Philadelia Negativas (Gemfin), Carles Besses.
Frecuentemente, prosigue, el diagnóstico se establece a partir de la observación de un aumento del hematocrito y de la hemoglobina, así como leucocitosis y/o trombocitosis en un análisis de control. La anamnesis del paciente muestra con frecuencia que un 30 o un 40 por ciento refieren prurito después de la ducha o con cambios bruscos de temperatura. Si bien no es un síntoma patognomónico de la enfermedad, su existencia, junto con el aumento de los parámetros del hemograma, y en un 30-40 por ciento la presencia de esplenomegalia palpable, permiten la sospecha clínica de la enfermedad.
En cuanto al tratamiento, el experto ha informado de que se basa en el control estricto del hematocrito, con el objetivo de situarlo de forma permanente por debajo del 45 por ciento y en la administración de ácido acetilsalicílico (100mg/24h) como profilaxis primaria antitrombótica. Además, en los pacientes que pertenecen al denominado grupo de alto riesgo trombótico, es decir, aquellos con edad superior a los 60-65 años o que han presentado con anterioridad o en el momento del diagnóstico una trombosis, ya sea, arterial o venosa, se recomienda citorreducción para disminuir el riesgo de aparición de un primer episodio o la recurrencia de un episodio trombótico.
"Aproximadamente, un 17 o un 24 por ciento de todos los pacientes con PV tratados con hidroxiurea presentan resistencia o intolerancia al fármaco. Es más frecuente la intolerancia en forma de toxicidad cutánea o mucosa que la resistencia primaria a hidroxiurea. Cuando aparece resistencia o intolerancia, las opciones de citorreducción de segunda línea son limitadas", ha zanjado Besses.