Expertos advierten de que las patologías cardiovasculares requieren la coordinación de distintas especialidades médicas



18 feb. 2015 11:15H
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Redacción. Madrid
“En España el uso de los nuevos anticoagulantes en pacientes con fibrilación auricular (FA) no valvular solo alcanza el 10 por ciento de las personas tratadas con anticoagulantes orales”, señala el doctor Tomás Ripoll, jefe de Servicio de Cardiología del Hospital Son Llàtzer (Palma de Mallorca).

Tomás Ripoll.

Y ello a pesar de que, según explica el cardiólogo, “presentan ciertas ventajas” como por ejemplo que “no necesitan controles rutinarios, presentan muy pocas interacciones con otros fármacos o con la comida, tienen menos complicaciones desde el punto de vista de la eficacia y la seguridad, y resultan a la larga más rentables en diversos contextos clínicos”.

Durante el encuentro médico y científico ‘Enfoque multidisciplinar del paciente anticoagulado, prevención de ictus y embolia en pacientes con fibrilación auricular’, celebrado recientemente en el Museo Es Baluard de Palma de Mallorca, los expertos han destacado que, en el control de la anticoagulación, muchos pacientes tienen el INR fuera de rango. “Se estima que entre el 30-50 por ciento de los pacientes pueden estar fuera de rango terapéutico”, reconoce Ripoll.  Según explica, los antivitamina K son fármacos que “interaccionan con mucha facilidad con otros medicamentos e incluso con ciertos alimentos”, además de que “suponen controles analíticos frecuentes (habitualmente cada mes) que pueden resultar molestos para los pacientes”.  El especialista asegura que en el tratamiento con los nuevos anticoagulantes orales, los pacientes “ganan en comodidad, en eficacia y seguridad”.

Además, se ha puesto de manifiesto la importancia del papel de los médicos de atención primaria, que son fundamentales en la detección del paciente con FA, así como en el inicio del tratamiento anticoagulante, el control de la adherencia a la terapia y el seguimiento de los pacientes con FA  crónica.

Coordinación

Por otro lado, también se ha puesto sobre la mesa que los pacientes con fibrilación auricular requieren la coordinación de distintas especialidades médicas, como Cardiología, Neurología, Medicina Interna, Hematología, Atención Primaria o Urgencias, para tratar de prevenir el ictus, debido a que su enfermedad cardíaca multiplica por cinco el riesgo de padecer un accidente cerebrovascular.

“La fibrilación auricular (FA) es la arritmia más común que existe, una de las que causa más ingresos hospitalarios y que afecta a más de un 4 por ciento de la población general mayor de 60 años”, explica Ripoll. La FA “conlleva un riesgo incrementado de complicaciones cardiovasculares, especialmente las embolias cerebrales, e incluso un incremento de la mortalidad en estos pacientes”, afirma el Dr. Ripoll. Debido a que en el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad cardíaca intervienen profesionales de diferentes ámbitos de la medicina, la coordinación entre las especialidades que atienden al paciente es “fundamental”.

“Son pacientes que en su mayoría se diagnostican por primera vez en Atención Primaria o en Urgencias, y es allí donde se debe iniciar el tratamiento anticoagulante”, asegura Ripoll. “Posteriormente, son remitidos al hematólogo (que controla la medicación anticoagulante), al cardiólogo (donde se evalúa su enfermedad de base), al internista (principalmente en pacientes con patologías asociadas) o al neurólogo (si han sufrido ya una embolia cerebral)”, afirma el jefe de servicio de cardiología del Hospital Son Llàtzer.
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