Webinar “Virus respiratorio sincitial (VRS) en personas mayores”, organizado por el Instituto Superior de Formación Sanitaria, con la colaboración de Moderna
En la última temporada 2022-2023, el
63 por ciento de las hospitalizaciones por infección por virus respiratorio sincitial (VRS) en nuestro país fue en
mayores de 65 años, todos ellos con enfermedades crónicas preexistentes. En mayores de 80 años, la letalidad alcanzó el 10,9 por ciento, similar a la de pacientes hospitalizados por Covid-19 en ese rango de edad. Fomentar la vacunación contra este virus en personas mayores es crucial, no sólo por el impacto que tiene en su salud y calidad de vida, sino también para ahorrar costes al sistema. Pero para que las enfermeras puedan llevar a cabo la vacunación de forma autónoma, es preciso que se establezca una estrategia poblacional, al igual que sucede con la gripe.
Así se ha puesto de manifiesto en el Webinar
“Virus respiratorio sincitial (VRS) en personas mayores”, organizado por el Instituto Superior de Formación Sanitaria (Isfos), con la colaboración de Moderna. Como ha señalado Pilar Fernández, directora de Isfos, durante la presentación de la sesión, “el VRS, tradicionalmente asociado a la población infantil, está ganando atención por su significativa incidencia en adultos mayores. Este virus puede causar
graves complicaciones respiratorias, como neumonía, o agravar las patologías crónicas, convirtiéndose en una amenaza latente para una de nuestras poblaciones más vulnerables. La prevención es una de las herramientas más poderosas en el ámbito de la salud pública, y el VRS no es la excepción. Ahora, contamos con un avance crucial: la disponibilidad de vacunas específicas para adultos mayores, una herramienta que puede marcar un antes y un después en la lucha contra este virus”.
Y es que “las personas mayores de 65 años son particularmente
vulnerables a las infecciones respiratorias graves causadas por el VRS, en parte debido al envejecimiento del sistema inmunológico y a la frecuente coexistencia de enfermedades crónicas como
diabetes, insuficiencia cardíaca o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)”, ha explicado Iván Sanz Muñoz, responsable científico y de vigilancia virológica del Centro Nacional de Gripe de Valladolid.
"Las personas mayores de 65 años son particularmente vulnerables a las infecciones respiratorias causadas por el VRS"
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Así, ha recordado que en el VRS la probabilidad de hospitalización se incrementa con la edad. “Los mayores de 85 años tienen hasta
tres veces más probabilidad de ser hospitalizados que una persona de menos edad. Tras la edad, los factores que más relevancia tienen a la hora de hospitalizar a un paciente son las
enfermedades cardiovasculares, las enfermedades renales y el padecer dos o más patologías crónicas. Las personas que tienen dos o más comorbilidades multiplican hasta por siete la probabilidad de hospitalización”.
Prevención frente al VRS
Para reducir tanto las hospitalizaciones como las complicaciones graves -tales como bronquitis, neumonía e insuficiencia respiratoria-, prevenir exacerbaciones de enfermedades crónicas, especialmente en pacientes con EPOC o insuficiencia cardíaca, reducir los costes de hospitalización y mejorar la calidad de vida de los mayores, evitando largos periodos de recuperación y dependencia, la mejor medida de prevención es la vacunación. Algo que ya es posible pues
existen distintas vacunas que previenen el VRS en mayores de 60 años.
Según el informe “Evaluación de la vacunación frente a VRS en la población adulta”, del Ministerio de Sanidad de noviembre de 2024, el ahorro total de establecer una
estrategia de vacunación en mayores 60 años oscila entre los 24 millones de euros con una cobertura vacunal del 100 por ciento y los 14,3 millones con una cobertura del 60 por ciento, pues por cada infección por VRS evitada, el sistema sanitario se ahorra más de 30.000 euros.
Sin embargo, actualmente estas vacunas no están incluidas en el calendario sistemático de vacunación. Como ha explicado Inma Cuesta,
enfermera y miembro del Comité Asesor de Vacunas de Aragón, “hasta ahora lo que se está haciendo es una recomendación individual de la vacuna en personas de riesgo. Ello supone que, si a un paciente le recomendamos, por su historial, que se ponga esta vacuna, debe citarse con el médico para que se la prescriba, acudir a la farmacia para adquirirla pues
no está financiada y después citarse con su enfermera para que se la administre”.
Estrategia poblacional para la vacunación
De hecho, los expertos presentes en este Webinar lo que han recomendado es que se establezca una estrategia poblacional para mayores de 65 años, especialmente en personas con patologías crónicas. “Ello permitiría a las enfermeras realizar
todo el proceso de vacunación aprovechando otras campañas de vacunación estacional como la de la gripe, pues el VRS también es estacional”, ha subrayado Cuesta, secretaria de la Asociación Enfermería y Vacunas (Anenvac).
De hecho, Rosa Sancho, vicepresidenta de
Anenvac, ha destacado que “
todo el proceso de vacunación es enfermero, por lo que las administraciones públicas y los laboratorios que las desarrollan han de contar con su opinión, tanto de cara a establecer los programas de vacunación, como también para saber cuál consideran que es la mejor opción para su manejo, el formato de presentación o su administración. Hay que tener en cuenta la opinión profesional de la enfermera pues esta incide en aumentar la seguridad del paciente en el proceso de vacunación y en mejorar la eficiencia de los programas de vacunación”.
Así, en su ponencia ha detallado los resultados de un estudio que señala que, para las enfermeras, “lo ideal es que las
vacunas ofrezcan una
protección total y completamente segura en una única dosis, sin efectos adversos y duradera a largo plazo, que se puedan conservar a una temperatura de entre 2 y 8ºC, sin tener que reconstituirla para administrarla, y que se pueda coadministrar con otras vacunas”.
En resumen, impulsar la vacunación contra el VRS en personas mayores no solo mejora la salud individual, sino que también
fortalece el sistema sanitario. Sin olvidar que el papel de las enfermeras es clave en todos los aspectos de esta estrategia, desde la educación hasta la administración de las vacunas y su seguimiento.
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