Carolina Medina, dermatóloga de la AEDV.
31 oct. 2016 17:10H
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POR SANDRA MELGAREJO
“No siempre se desarrollan estudios antes de que se comercialice una crema. Hay veces que, después de llevar tiempo a la venta, se descubre que contiene algún principio activo que produce alergia, que es dañino para la piel o que, simplemente, no hace nada”. Carolina Medina, dermatóloga de ámbito privado y miembro del Grupo de Cosmética de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), afirma que hay marcas de cosméticos que sí hacen investigación, pero que, al ser estudios desarrollados por la propia industria, “hay que tener cuidado porque pueden estar sesgados”. Las compañías que más investigan son aquellas que venden sus productos a través de la oficina de farmacia, “pero las cremas que van a los supermercados no están tan controladas”, señala la especialista. “Esas son las que, a la larga, pueden dar problemas”, añade.
Medina reconoce que “lo ideal sería que la investigación no fuera desarrollada solo por parte de la industria, sino por la comunidad científica”, pero lamenta que “los recursos son limitados y, muchas veces, no sale rentable” hacer estudios en este ámbito.
¿Qué puede hacer el consumidor para asegurarse de la eficacia de una crema? La respuesta es clara: consultar siempre con el dermatólogo. “No todos los principios activos son adecuados para cada tipo de piel. Por ejemplo, los retinoides pueden ser excelentes para una piel fotoenvejecida, pero no para una con rosácea”, explica Medina, quien asegura que cada vez hay más pacientes que acuden a la consulta de Dermatología por consejo cosmético.
Los principios activos reconocidos por los dermatólogos
Muy pocos principios activos disponen de estudios científicos contrastados de eficacia. Entre ellos, la especialista de la AEDV destaca el colágeno y el ácido hialurónico. “Se usan mucho, pero hay cremas que no los contienen, sino que llevan otra sustancia que aumenta la síntesis de colágeno y de ácido hialurónico de las células de la piel. Por ejemplo, alfahidroxiácidos y betahidroxiácidos como el ácido glicólico, el ácido láctico o el ácido cítrico”, matiza la dermatóloga.
También los retinoides, incluidos sobre todo en las cremas antienvejecimiento, están reconocidos por los especialistas como principios activos solventes. “El retinol es la fórmula menos agresiva, la que se encuentra en la mayoría de las cremas que están comercializadas. Los dermatólogos usamos otro tipo de retinoides más potentes como la tretinoina o el ácido retinoico, que requieren control médico y son fórmulas de prescripción”, detalla Medina. Eso sí, recuerda que, si la piel ya está envejecida, “la crema no hace milagros”.
Por último, la dermatóloga advierte de que hay principios activos que únicamente son aditivos, es decir, que se usan para conservar las cremas o mejorar su color o aroma, y que “no hay que fiarse de una crema que contenga algún principio activo atractivo, como caviar, oro o diamante, sino consultar primero con el especialista”.
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