José Francisco Zamarriego, director de la unidad de supervisión deontológica de Farmaindustria.
El 2010 supuso un punto de inflexión en la concienciación empresarial en España, pues fue entonces cuando se contempló por primera vez a una persona jurídica (una compañía) como sujeto de responsabilidad penal. “Esto cambia radicalmente el entorno en el que nos movemos, porque hay que ver de qué manera se acredita que se está cumpliendo con la normativa vigente”, explica
José Francisco Zamarriego, director de la unidad de supervisión deontológica de Farmaindustria. Si bien este nuevo paradigma reverberó en el conjunto del tejido económico, el también presidente de la Asociación Española de
Compliance (Ascom) pone el énfasis sobre su afección sobre la
industria farmacéutica, cuyas
“singularidades” obligan a las compañías a ser “especialmente sensibles” a la hora de “concienciar” sobre su buen hacer con las normativas vigentes.
Durante su intervención en el
30 Congreso Nacional de Derecho Sanitario, evento organizado por la
Asociación Española de Derecho Sanitario (AEDS), Zamarriego ha ahondado en los objetivos y beneficios de los programas de cumplimiento penal en el ámbito sanitario, necesarios en un nuevo ecosistema en el que las empresas deben “
acreditar que se está cumpliendo con la ley”.
Esta filosofía se define como ‘compliance’, que representa “la capacidad que tiene una organización para mostrar la intencionalidad de sus acciones”.
"El gran reto es generar una cultura organizacional que promueva el 'compliance' como modelo de comportamiento"
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En declaraciones previas a
Redacción Médica, el dirigente de
Farmaindustria matiza que al hablar de normativa no solo se refiere a la “legislación”, sino a “los
compromisos asumidos” por las propias compañías, que quedan plasmados en códigos de conducto o sistemas de autorregulación. “Todo ello permite acreditar, ante un tercero, que todo aquello que se hace cuenta con un sistema que ayuda a verificar que se cumple con la legislación”, apunta. En definitiva, “
salvaguardar la reputación de la compañía, demostrar que se están haciendo las cosas bien”.
Retos del 'compliance' en el sector farmacéutico
Esta corriente recorre el conjunto de la red empresarial española, pero se hace más necesaria en un sector farmacéutico que, subraya Zamarriego, presenta
“singularidades”. En primer lugar, porque se rompe con los equilibrios comerciales del resto de compañías dado que, al hablar de la comercialización de medicamentos, “
el que paga no decide, el que decide no es el que lo va a consumir”. A modo de ejemplo, expone que cuando una farmacéutica tiene una relación con un profesional sanitario que puede prescribir uno de sus productos, hay que acreditar que esta relación “no responde a
parámetros que le puedan influir de forma indebida”. “Tenemos que hacer mucha labor de formación y de concienciación a la hora de poner en valor lo que aporta una empresa del entorno sanitario” subraya.
En este escenario, sostiene que el “gran reto” del sector ‘pharma’ es “generar una cultura organizacional” que promueva “el
elemento crítico del ‘compliance’ como modelo de comportamiento”. “Eso se hace a través de mucha formación, y, sobre todo, del ejemplo -afirma-. Yo soy un convencido de que el ejemplo de aquellos que predican cómo deben hacerse las cosas tiene que ser clave para que los demás entiendan que es algo importante”.
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