Un reciente estudio revela que una cuarta parte de los pacientes no comunican a sus médicos información que pone en peligro su propia vida (Fuente: Levy AG, Scherer AM, Zikmund-Fisher BJ, Larkin K, Barnes GD, Fagerlin A. (2019)
Assessment of Patient Nondisclosures to Clinicians of Experiencing Imminent Threats).
El estudio incorpora dos encuestas en línea y pretendía analizar la frecuencia de las veces que los
pacientes oculten información a los médicos sobre posibles amenazas inminentes (principalmente: depresión, suicidio, abuso o agresión sexual). Además, la investigación quería identificar las
principales razones que impiden a los pacientes a tener una relación de confianza. Para ello contaron con una muestra de un total de 4510 adultos de Estados Unidos, con una edad promedia entre 35,7 y 61 años.
Hay que recordar que anteriores investigaciones ya pusieron de manifiesto que
los pacientes a menudo se mantienen silenciosos en torno a conductas desfavorables, como falta de ejercicio, tabaquismo o dieta deficiente, pero poco se sabía sobre las tasas de revelación de factores que
podrían poner en riesgo la vida.
El estudio concluyó que al menos una cuarta parte de los participantes que experimentaron una amenaza inminente informó haber ocultado esta información a su médico.
Los motivos para no revelar información son muy ilustrativos:
Según la encuesta de
Amazon’s Mechanical Turk (MTurk, 2015):
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El 72,7 por ciento de las personas que no revelaron información manifestó que no lo hizo por vergüenza.
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El 66,4 por ciento no quería ser juzgado o sermoneado por el profesional sanitario.
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El 62,4 por ciento manifestaba que no quería involucrarse en un seguimiento difícil (tomar fármacos antidepresivos o ver a un psicoterapeuta).
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El 57,1 por ciento no deseaba que la información quede reflejada en un registro médico.
¡Cada ítem requiere su propio análisis y conclusión por parte de todos los involucrados en el difícil proceso de la atención sanitaria!
La comunicación afectiva requiere unas pautas que no pueden ser estandarizadas sino personalizadas
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Adicionalmente, la investigación evidenció que las mujeres (que son significativamente
más propensas a experimentar depresión, intentos de suicidio, abuso, y asalto sexual) y aquellos pacientes con peor salud (basado en su propia autoevaluación) fueron significativamente más propensas a ocultar esta información a su médico. Asimismo, se pudo comprobar que los
pacientes jóvenes tuvieron más probabilidades de no revelar información.
Este estudio revela
una preocupación importante acerca de la
comunicación médico-paciente. Los autores afirman que, si los pacientes suelen ocultar información a los médicos acerca de las amenazas significativas, entonces los
médicos son incapaces de identificar e intentar mitigar estas amenazas. Por lo tanto, los resultados de la investigación resaltan la necesidad continua de
desarrollar intervenciones efectivas que
mejoren la confianza y la comunicación entre los pacientes y sus médicos, particularmente en temas delicados y potencialmente peligrosos para la vida.
Según los resultados también queda demostrado que la comunicación efectiva requiere unas pautas que no pueden ser estandarizadas sino
personalizadas para cada grupo y subgrupo de pacientes.
Si bien es cierto que este estudio se realizó en E.E. U.U. pero entiendo que los
resultados son perfectamente extrapolables a España. A diario recibimos noticias relacionadas con la falta de comunicación entre pacientes, médicos y familiares que
se traducen en agresiones y situaciones violentas por ambas partes y en diagnósticos erróneos. Uno de cada seis médicos admite equivocarse a diario en el diagnóstico. Si bien es cierto que tienden a subestimar la frecuencia con la que
cometen errores de diagnóstico (Fuente: Encuesta Medscape, 2019).
Mejorando la comunicación médico-paciente-familiar también se mejoran los resultados fisiológicos
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Recordamos que según el Registro Madrileño de Agresiones y Conflictos (Remac), las
agresiones verbales y físicas al personal médico y de Enfermería, según los datos registrados, han incrementado en un 50 por ciento del 2016 al 2017. Predominó el tipo de agresión verbal con un 88,8 por ciento. Se identificó como el tipo de agresor más frecuente al familiar o acompañante con un 46,8 por ciento.
El 46 por ciento de las agresiones se produjeron por discrepancias en la atención sanitaria. ¡Seguramente la situación hubiera sido distinta si el paciente hubiera tenido la suficiente confianza para comunicarse de manera eficaz con su médico y expresar su situación personal en cuanto a la enfermedad que padece!
Es bien sabido que
una comunicación efectiva promueve la colaboración entre el médico y el paciente, donde el foco de la entrevista no está centrado en el médico ni en el paciente, sino en la relación de ambos. Con la comunicación efectiva se busca aumentar la precisión diagnóstica, la eficiencia en términos de adherencia al tratamiento, y construir un apoyo para el paciente y su entorno. De hecho, existen estudios, incluyendo múltiples ensayos randomizados, que muestran que
mejorando la comunicación médico-paciente-familiar también mejoran los resultados fisiológicos. (Fuente: Kurtz SM (2002),
Doctor-patient communication: principles and practices).
Podemos afirmar que
el éxito de cualquier entrevista clínica depende de la calidad de la comunicación médico-paciente.