Por Luis Rosado, exconseller de Sanidad de la Comunidad Valenciana
Asistimos al resurgimiento del debate sobre el cambio de modelo sanitario, hecho recurrente en la corta historia del Sistema Nacional de Salud (SNS) tal como lo conocemos desde la Ley General de Sanidad, que lo dotó del concepto de universalidad y sostenimiento por presupuestos y no por caja propia como hasta entonces. Desde el informe Abril ya se avisó de que, sin cambios estructurales, el modelo podía ser insostenible, aunque hay que reconocer que hasta la actual crisis económica donde las administraciones han perdido sus avales crediticios, no se había planteado en profundidad un abordaje de la necesidad de cambio. Los enfoques del cambio, sin embargo, no alcanzan a visualizar un horizonte claro para la consecución del fin perseguido (la sostenibilidad), en parte por no haberse tratado como un ajuste de modelo de carácter técnico, sino como un propósito político y generalmente basado en criterios económicos clásicos y nunca en un verdadero análisis de las causas de la quiebra del actual modelo. Diríamos que el abordaje realizado hasta ahora se ha hecho de arriba-abajo y no desde la base hacia arriba, lo que hubiera permitido abordar las causas y afrontarlas con mayor facilidad.
En la siguiente reflexión voy a tratar de describir lo que para mí son las causas multifactoriales de un modelo heredado de un sistema de asistencia parcial, cuyo origen se remonta a la era prodemocrática, que en la ultimas décadas ha crecido en capas de cebolla y, salvo contadas excepciones, ha dejado de lado la eficiencia centrándose excesivamente en los resultados asistenciales al margen de los costes. El criterio en el que puedo establecer las siguientes aseveraciones se rige en la experiencia de 30 años en todas las estructuras de la sanidad pública, donde he tenido la oportunidad de ejercer en la cadena del escalafón sanitario del que ahora, ya de una forma global, puedo recoger velas de todo un ciclo profesional.
De nada puede servir poner en marcha un proyecto si no existe un problema que resolver o una oportunidad de mejora bien identificada: el problema es la falta de sostenibilidad de un sistema sanitario que crece por encima de la riqueza del país, y que ya no obtiene créditos para poder seguir creciendo. Sabemos que tenemos un modelo universal, con una cartera de servicios amplia y una cierta sobreutilización, que descansa en un SNS descentralizado en 17 comunidades autonómas, donde consume casi la mitad del presupuesto de las autonomías (curiosamente las peor financiadas dedican mayor porcentaje). Ahora bien, las causas del peligro de quiebra no son solo atribuibles a la insuficiencia financiera, sino también a los elementos que hasta ahora no han sido abordados profundamente y que conforman la eficiencia del sistema:
- Estructura burocrática
- Diferenciación
- Variabilidad
- Modelo de gestión de compras y servicios
- Modelo de negocio
- Recursos humanos