Dice el Dalai Lama: “Cuando te das cuenta de que has cometido un error, toma medidas inmediatas para corregirlo”. Pues bien, Dra. García, en el asunto de la reforma del
Estatuto Marco, tengo que decir que
se ha equivocado en su planteamiento. Hágame caso, tome medidas, corrija el error. El pasado día 5 de abril, bajo la ventana del despacho de su ministerio pasó una
manifestación de miles de médicos,
sí, sus propios compañeros, para gritar a los cuatro vientos que no quieren la reforma del Estatuto que usted propone, que lo que quieren es un Estatuto propio, un Estatuto que
asuma y refuerce las “peculiaridades”, bueno, mejor decir la responsabilidad, formación, preparación, jornada laboral, etc., de los facultativos.
Ha sido usted capaz de unir a toda la profesión en un mismo fin, algo complicado entre nosotros, algo que muy pocas veces se ha conseguido. Ver bajo los mismos intereses y la misma “pancarta” a los sindicatos profesionales, colegios de médicos, sociedades científicas, decanos, residentes, estudiantes y todo tipo de asociaciones profesionales es algo que se produce muy pocas veces.
Una profesión caracterizada por la desunión, los intereses contrapuestos, la defensa de “lo mío”, que, ante la amenaza del nuevo Estatuto Marco, que todos rechazan, se unen para manifestarse, es algo para tener en cuenta.
Debe pensar seriamente que algo está haciendo mal, que no es posible que todos los que van en contra del sentido del tráfico se equivocan, que seguramente la equivocada es usted. Además,
debe saber reconocer las señales, conoce perfectamente los pensamientos de sus compañeros, no habrá olvidado ya lo que era protestar, manifestarse, liderar marchas y huelgas, que es ser un facultativo y la penosidad de las guardias, la precariedad laboral, las jornadas extenuantes, esas noches de guardia en quirófanos de urgencias…, en definitiva, no habrá olvidado lo que es ser médico/facultativo, de eso no nos olvidamos nunca.
Tiene sobre la mesa el siguiente frente que asumir, la convocatoria de una huelga en todo el SNS. Ya que no ha sido capaz de evitar la manifestación, al menos, intente sentarse para hacer frente a sus responsabilidades, intente entender el origen del problema, negocie y acuerde una salida razonable a este conflicto. Los médicos/facultativos tienen claro lo que quieren, es posible, es necesario, es justo, incluso creo que usted misma, si se despoja de prejuicios y cargas políticas, estoy convencido que también lo apoya,
y no es otra cosa que un Estatuto propio de la profesión, entender que no todo trabajo en el mundo sanitario es igual, que hay ciertas características que deben ser reconocidas y que, por mucho que se quiera la igualdad, esta no siempre es posible.
La carrera de más difícil acceso, la carrera más larga y compleja, superar un examen para la FSE, trabajar duro durante 4 o 5 años para que te reconozcan como especialista, comenzar con trabajos precarios durante años, trabajos no fijos, deambular por contratos de guardias, sustituciones, refuerzo, etc.,
con una retribución no acorde con la responsabilidad y formación, no merece el trato que recibe. Se merece un trato especial, un reconocimiento adecuado,
una regulación específica que recoja todas sus peculiaridades, en Estatuto propio. No digo que los demás no lo tengan, me parece correcto, lo que digo es que respete el nuestro y entiendan que reclamarlo no es un privilegio, no es clasismo, no es otra cosa que justicia.
Ministra, compañera, Dra. García,
recapacite, rectifique, asuma su error, siéntese y negocie cómo podemos llegar al final deseado. Está en su mano hacerlo, inténtelo y si no le dejan otros “agentes sociales”, sus propios compañeros de ideología o sus acompañantes a la mesa del consejo de ministros, dimita y no sea cómplice y pase a la historia por ser la ideóloga de un nuevo Estatuto del mal,
un Estatuto que humille a sus compañeros y vuelva a dejarlos tirados otras dos décadas. No haga que nuestros dos Estatutos sean obra de dos compañeras de profesión, no haga que se cumpla el dicho ese que dice que no hay peor enemigo que tu propio compañero.