Sandra Melgarejo. Guía de Isora (Tenerife)
Los balones farmacoactivos tienen unos claros beneficios en comparación con los stents: “La transferencia del fármaco es rápida y homogénea; después del procedimiento se queda sin estructura metálica, lo que permite un incremento tardío del vaso y un remodelamiento positivo; no queda polímero residual, por lo que la respuesta inflamatoria inicial y a largo plazo es prácticamente inexistente; mantiene la anatomía coronaria inicial; y, como consecuencia de algunos factores, la intensidad y la duración del tratamiento antiplaquetario tiene que ser mucho menor”, ha detallado Ángel Cequier, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital de Bellvitge (Barcelona).
Antonio Merchán y Ángel Cequier.
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Sin embargo, también tienen una serie de limitaciones: “Los balones han sido diseñados por múltiples compañías, con características diferentes y evaluados en estudios distintos estudios con el mismo prototipo, pero con generaciones diferentes; la información que aportan las compañías desde el punto de vista de cinéticas de liberación y penetración del fármaco son muy reducidas y, a veces, inexistentes; la mayor parte del conocimiento existente está basado en muy pocos estudios randomizados; y en el momento actual existen dudas razonables sobre el efecto de clase, es decir, no todos tienen que aportar el mismo beneficio o los mismos resultados”, ha explicado Cequier.
Teniendo en cuenta sus ventajas e inconvenientes, ¿cuáles son los posibles escenarios en los que se puede utilizar el balón farmacoactivo? Esta es la pregunta que han tratado de responder los especialistas congregados por Cardiva en la III Reunión de Innovación en Cardiología Intervencionista, que se ha celebrado en Guía de Isora (Tenerife). “En la práctica, parece que no se puede utilizar siempre en lugar de un stent liberador de fármacos, por lo que hay que limitar su uso a escenarios concretos donde los stent tienen problemas, por ejemplo, en situaciones donde hay mayor grado de restenosis intrastent, en bifurcaciones, en pequeños vasos y en pacientes con contraindicación o alto riesgo para el uso de la doble antiagreación plaquetaria”, ha indicado Antonio Merchán, jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Infanta Cristina de Badajoz.
Respecto a la restenosis intrastent, los especialistas consideran que “existe información robusta que apoya el valor de los balones farmacoactivos en este contexto, y es una terapia segura, fácil de realizar y muy efectiva. No obstante, el reto es identificar predictores que ayuden a detectar a los pacientes que obtienen mejores resultados con esta técnica”.
En vasos pequeños, un registro español de 104 pacientes muestra que el tratamiento con balón farmacoactivo proporciona “un pronóstico excelente, pero la necesidad de añadir un stent metálico condicionaba un impacto en el pronóstico desfavorable”. En cuanto a las bifurcaciones, “los estudios en la rama lateral muestran un resultado similar con stent y balón farmacoactivo”.
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