Las políticas educativas, fundamentales para que se pueda modificar la situación



24 ene. 2016 10:33H
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Marta Fernández / Eduardo Ortega / Imagen: Cristina Cebrián y Miguel Fernández de la Vega.
Gran contradicción la del sector sanitario. A pesar de que es uno de los ámbitos productivos y profesionales en el que más presencia tienen las mujeres (según datos del Ministerio de Sanidad, Políticas Sociales e Igualdad, suponen el 71,48 por ciento de los farmacéuticos, el 84,28 por ciento de las enfermeras y el 48,43 por ciento de los médicos), escasos nombres femeninos se pueden encontrar entre los puestos de dirección de empresas, órganos colegiales y administraciones sanitarias.

Sanitaria 2000 ha decidido abordar esta cuestión en el debate ‘Liderazgo de la mujer en el sector sanitario: ¿realidad o apariencia?’, patrocinado por Janssen. Un encuentro en el que las contertulias, a pesar de reconocer los avances logrados en esta materia en España, avisan de que todavía hay mucho trabajo por hacer y reclaman que las administraciones instauren medidas que permitan la conciliación familiar y políticas educativas que faciliten el tan necesario cambio cultural que lleve a una igualdad de oportunidades real.  
 

Conclusiones del debate.

¿Es realidad o apariencia el liderazgo de la mujer en el sector sanitario?

Pilar de Lucas, presidenta de la Comisión Nacional de Neumología: Yo creo que desafortunadamente es apariencia. Es verdad que hay mujeres que ocupan cargos de cierta responsabilidad, generalmente hasta un tope. Aunque en cuanto a cifras la mayoría del sector sanitario está formado por mujeres, también es cierto que cuando hablamos de gestión el número desciende, como en responsabilidades clínicas. Por no hablar de la presencia en sociedades científicas, colegios... es realmente minoritaria.

Virginia Donado-Mazarrón, presidente de Inidress: No existe ese liderazgo. En apariencia, parece que la mujer no puede acceder a estos puestos de responsabilidad porque no se dan las condiciones adecuadas para ello, como por ejemplo la conciliación de la vida laboral con la personal. Para mí ni es apariencia, ni es realidad

Pilar de Lucas, presidenta de la Comisión Nacional de Neumología; Virginia Donado-Mazarrón, presidenta de Inidress; Eduardo Ortega, redactor de Sanitaria 2000; Carmen Peña, presidenta de la Federación Internacional de Farmacéuticos; y Concha Nafría, directora general de Profesionales de Sanidad de Castilla y León.


Carmen Peña, presidenta de la Federación Internacional de Farmacéuticos: Yo he arrastrado toda mi vida esa realidad, cuesta más llegar a lo mismo que un compañero en similares condiciones. Me ha costado quizás por mi edad, porque yo tengo la ilusión de que las nuevas generaciones sigan manteniendo la necesidad de luchar por ello pero a veces también me desanimo con respecto a la propia posición de la mujer. También es un deber de la mujer luchar por encontrar esas posiciones. Yo creo que el gran problema es que desde el minuto cero de nuestra vida profesional no jugamos con las mismas condiciones. Es como una carrera de relevos, en la cual la mujer sale unos metros por detrás. Es muy difícil a partir de cierto nivel llegar a equipos directivos.

Concha Nafría, directora general de Profesionales de Sanidad de Castilla y León (Sacyl): En la administración la situación es mejor y hablo de cifras: en puestos directivos en Sacyl las mujeres llegan al 46 por ciento. Pero claro, es una consecuencia lógica de que el 76 por ciento de los empleados de esta administración sean mujeres.  

¿Por qué creen que el sanitario, un sector particularmente con más presencia de mujeres que otros, no tiene una mayor presencia femenina en sus cúpulas?

Concha Nafría:
Hay muchas más mujeres que hombres trabajando en el sector sanitario, por lo que sería una cuestión lógica. Pienso que hay que avanzar mucho aún en la adopción de medidas para conciliar.

Pilar de Lucas : Me resulta sorprendente la disparidad que existe entre las cifras que tenemos a nivel de gestión, con un número espléndido, y las que tenemos a un nivel más profesional directo, asistencial. Y me llama la atención. ¿Las mujeres están más dotadas para la gestión? No lo creo. Entonces, ¿por qué ocurre esto en la sanidad? No lo sé.

Carmen Peña: Tenemos que retroceder a la educación familiar, pero también a la universitaria. Estas carreras son largas, duras, de fondo. Por su dureza las mujeres han sido tan válidas que han  podido llegar a tener cifras mayoritarias en el concepto de universidad. Cuando pasamos ya al plano profesional empiezan ya  a generarse inequidades, aunque la propia administración se autorregula con reglas teóricamente equitativas.

Virginia Donado: De momento hay que seguir utilizando ciertas medidas que se vean como discriminación positiva, que no es lo deseable. Pero hasta que no pase más tiempo, es necesario promover de alguna manera esto.

Concha Nafría.

Carmen Peña.


¿Qué medidas de discriminación positiva habría que llevar a cabo en sus centros de trabajo?

Pilar de Lucas: Hoy en día hay una cosa que se denomina el curriculum oculto. Una persona que tenga responsabilidad de evaluación en un tribunal debe tenerlo muy en cuenta y esto es que muchas veces la trayectoria profesional que no se puntúa. De alguna manera nuestros gestores deberían ir introduciendo en las pruebas de selección esa valoración del curriculum oculto del aspirante. No es discriminación positiva, pero no habría que atender a, ¿qué personas tenemos trabajando en nuestras plantillas y qué grado de capacitación tienen? y ¿cómo es posible que en nuestros equipos directivos asistenciales haya tan poca representación femenina? Sería muy sencillo y no supondría ir a ninguna paridad, es evidente que algo está pasando. Porque tenemos que darnos cuenta que la feminización de la Medicina es un hecho, basta con entrar en las aulas.

Concha Nafría: Yo apuesto más por la educación en la igualdad, creo que eso es fundamental. No olvidemos cómo estábamos hace cinco o diez años, y eso que en la administración la mayoría es femenina. Pero no en los puestos de responsabilidad. De nuevo hay que ir al origen, es clave la educación básica. Hemos notado que la situación de los puestos de responsabilidad ha aumentado con respecto a hace unos años y yo creo que lo seguiremos notando. Soy muy optimista con las medidas que se han adoptado y las que quedan por adoptar.

Carmen Peña: Como en todo proceso, de nuevo hay que ir al origen porque si no son pegotes. Es clave la educación básica y hay que enfocarla al 100 por cien de la población, también a los hombres. Necesitamos que hombres y mujeres desde el minuto cero de su vida se eduquen en esa igualdad. Hay que generar que el liderazgo vaya creciendo y así ser requeridas por los altos cargos. No hay que hacer que un hombre elija en su equipo a dos mujeres porque tiene que ser paritario. Por lo tanto, educación, educación y educación desde el minuto cero.

¿Es la conciliación el punto clave de toda esta situación e impide que llegue al liderazgo?

Virgina Donado: Existen  barreras que deberíamos derribar. Una de ellas es la cultural, que pasa por fomentar una educación a los niños, a los jóvenes. Porque la sociedad ha evolucionado y la mujer se ha incorporado plenamente al mundo laboral y además con una muy buena capacitación profesional. Sin embargo, se encuentra trabajando en empresas que no han evolucionado al mismo ritmo. Todavía las hay que mantienen una serie de rasgos intangibles de culturas masculinizadas. Por otro lado, da lugar a que no se establezcan las medidas necesarias para que se desarrolle la conciliación de la vida laboral con la personal y por otro lado también existen sistemas de promoción que no son los suficientemente objetivos. Habría que trabajar en estas líneas fundamentalmente.

Pilar de Lucas: El problema de la conciliación es que no tienen que practicarla solo las mujeres, sino también los hombres. Concilia una pareja, y también una familia. No podemos olvidar lo fundamental: que hay que educar en la igualdad y en la libertad de elección, de ser líder o simplemente un buen profesional. Y ahí queda mucho trabajo por hacer.

Concha Nafría: Lo que hay que cambiar es la cultura, y a eso se tiene que llegar desde la educación. Es fundamental. Si estamos hablando de que lo que más ayudaría a que la mujer accedería a puestos de dirección, es fundamental también la educación, independientemente de que con la adopción de medidas para la conciliación también llevarían a resultados al corto plazo. Y ojo, hacer conciliación no es trabajar menos horas, sino tener más flexibilidad laboral, y poder decidir mi horario y teletrabajar.

Carmen Peña: La conciliación es el síntoma de algo que tenemos que resolver, y eso tenemos que hacerlo entre todos. Para llegar a la máxima responsabilidad, una mujer necesita tener una posibilidad de vida individual, que si es una opción me parece bien pero si es una obligación es un drama. La conciliación es, en todo caso, un proyecto familiar. La herencia cultural de que la mamá es la responsable de los niños, y si no está cuando enferman es una mala madre, es terrible. Lo que no puede ser es que vayas a trabajar a Bruselas, que enferme el niño y el entorno no te ayude. Eso lo tenemos que resolver. Creo que son proyectos desde la libertad individual pero que en realidad son familiares.

Viriginia Donado-Mazarrón.

Pilar de Lucas.


¿Personalmente se han visto afectadas por estas situaciones?

Virginia Donado-Mazarrón: Cuando mis dos hijos eran pequeños, me ofrecieron una promoción. Reflexioné, pensé y consulté, y consideré que no era el momento. ¿Por qué? Porque no se daban las condiciones que facilitasen la posibilidad de cumplir los dos papeles. Soy consciente también de compañeras que han tenido que renunciar a avances en el ámbito profesional porque han decidido dedicarse más al ámbito personal. Esto no lo he visto nunca en un hombre. Pero soy optimista, y espero que las nuevas generaciones vayan cambiando esto, junto con las nuevas políticas. Que se dé una corresponsabilidad de género para la vida doméstica.

Pilar de Lucas: Todas las mujeres nos hemos visto afectadas por estas situaciones. Todas hemos estado en esa situación de: “estoy aquí, pero debería estar allí”. Una reflexión que, sinceramente, nunca he visto hacer a ningún hombre. Y, no sé si por los genes o por el fenotipo, nos sentimos un poco culpables, incluso llevando a algunas a abandonar o a tener que asumir la culpa lo mejor que podamos. No debería ser así, pero hemos asumido el papel de cuidadora principal.  La culpa, que no debe estar, ahí sigue. Hasta que la educación en igualdad no sea un hecho, no queda más remedio que tomar medidas paliativas como la conciliación.

Concha Nafría: A mí me ha pasado igual. Me ha ocurrido incluso tener un puesto de trabajo que me motivaba especialmente en el que he tenido que elegir, porque es una elección. Al final depende de las circunstancias concretas y del apoyo familiar que tengas el poder tener el lujo de acceder a estos puestos de trabajo o no. Continuamente volvemos a lo mismo: a la educación. La próxima generación no va a ser como la nuestra, y estamos de acuerdo de que en la nuestra las mujeres han tenido muchísimas más dificultades.

Durante el debate: Pilar de Lucas, presidenta de la Comisión Nacional de Neumología; Virginia Donado-Mazarrón, presidenta de Inidress; Eduardo Ortega, periodista de Redacción Médica; Carmen Peña, presidenta de la FIP, y Concha Nafría, directora general de Profesionales de Sacyl.


CONCLUSIONES:

Concha Nafría: Estamos avanzando mucho, aunque queda mucho por hacer. El acceso en igualdad de la mujer a los puestos directivos pasa por un cambio cultural, por la educación en igualdad y por la adopción de medidas de conciliación.

Carmen Peña: Las mujeres de mi generación tenemos una gran responsabilidad en este momento histórico. Hemos recibido un legado de nuestras madres que es fruto de muchísimo esfuerzo, porque hasta prácticamente la mitad del siglo XX el perfil de la mujer era el mismo que en el XVIII, en el XVII y en el XVI. En 50 años ha habido un progreso enorme en igualdad. Las mujeres que estamos en activo debemos mantenernos e impedir que este proceso decaiga, que no involucione. Desde mi visión internacional, veo cómo hay países que han sufrido una involución de esta cuestión por temas políticos y sociales, tan terrible que ya ni siquiera puedan ir a la universidad.

A pesar de todo, España es un oasis dentro de la posición de la mujer, y tenemos que luchar por ese legado que hemos recibido, que es importantísimo no solo para la mujer sino para todo ser humano. Tenemos que protegerlo y potenciarlo con medidas sociales y sanitarias, o podemos caer en involuciones terribles. Si las nuevas generaciones no reciben algo más de lo que nosotras recibimos, puede ser muy fácil retroceder.

Virginia Donado-Mazarrón: Quisiera añadir que la sostenibilidad de la sanidad pasa por elminar la brecha de género que existe. La presencia de la mujer en puestos de responsabilidad es imprescindible y es fundamental para avanzar en el proceso de humanización y de igualdad en el que están inmersas las instituciones sanitarias. Hay que hacer algo en esta dirección porque, si no, no vamos a conseguir la sanidad que necesita la sociedad.

Pilar de Lucas: A fecha de hoy, la mujer no juega un papel lo suficientemente fundamental en la sanidad, sino que es muy inferior al que le correspondería. Esto está cambiando, y va a cambiar más y ese cambio va a estar determinado por una modificación esencial en toda la sociedad que es la educación en igualdad. En cualquier caso, esto no va a suceder de la noche a la mañana. Por tanto, es fundamental que nuestros responsables políticos comprendan el papel crucial que las mujeres van a jugar en la sanidad, el que ya juegan y que, de alguna manera, comprendan que es necesario reconocerlo no dando ventajas pero sí dejando de poner trabas a su evolución. Por tanto, a día de hoy son necesarias las políticas de conciliación Quizá mañana no lo sean, pero mientras llega ese cambio real, es necesario ponerlas en marcha .

Primera parte del debate.

Segunda parte del debate.

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