La homeopatía y otras pseudociencias han copado multitud de titulares de prensa en las últimas semanas, y lo cierto es que las quejas de los profesionales médicos, que denuncian la falta de legislación al respecto y el peligro que conlleva para la salud de los pacientes no han dejado de sucederse. Sin embargo, poco se habla de cómo las pseudoterapias amenazan la estabilidad de los pacientes susceptibles de desarrollar algún tipo de enfermedad mental. Por ello, y al igual que la mayor parte de las profesiones sanitarias, los psicólogos se enfrentan con la información veraz como arma a una amenaza cada vez mayor.
María Jesús Álava, psicóloga y autora de libros como
'La inutilidad del sufrimiento' , denuncia esta laxitud normativa: "Tenemos un problema importante. Ahora mismo en España no hay una legislación que nos ampare y que exija una serie de requisitos mínimos para que las personas con algún tipo de dificultad desde un punto de vista psicológico sean evaluadas y tratadas por personal especializado. En este momento, cualquier persona que diga que es
coach o terapeuta, se considera que puede hacerlo. Y así es muy difícil que podamos defendernos".
La psicóloga también advierte de los recursos que este tipo de "charlatanes" emplean para engatusar a personas en situaciones delicadas. "La gente cuando necesita este tipo de ayuda está muy vulnerable emocionalmente y estas personas les prometen soluciones rápidas -casi milagrosas-. Les dicen además que no se preocupen, que no tienen que implicarse, que van a ser ellos quienes se lo van a dejar solucionado", explica Álava, que pone énfasis en las estrategias utilizadas por quien no tiene una preparación específica.
"Uno de los grandes peligros es que, lo primero que hacen, es intentar separarles de la familia y de las personas cercanas. Es más, intentan buscar culpables a la situación que ellos tienen, que son siempre agentes externos. Esto les hace sentirse mejor, pero les crea un estado de indefensión al alejarles de sus pilares, les enfrentan con su entorno y así son mucho más manipulables", denuncia la psicóloga, preocupada por la deriva en la que quedan estas personas: "Si están siguiendo algún tipo de tratamiento farmacológico, les dicen que lo abandonen con las consecuencias, a veces terribles, que este tipo de situaciones pueden tener".
UNA PUBLICIDAD PERFECTA
Esta gente desarrolla, además, una estrategia comercial digna de cualquier agencia de publicidad. "Suelen tener un márketing fantástico, ofrecen testimonios de personas que pueden ser reales o no y que, en ese momento en el que están tan afligidos, terminan siendo muy peligrosos para esas personas. Los problemas psicológicos no pueden tratarlos personas que no sean especialistas, y que no sean licenciados o graduados en Psicología", incide Álava, que alerta de la poca moralidad de estas personas: "En otras profesiones es raro que ocurra porque está más legislado. Suele ser gente con pocos escrúpulos y que han visto como un nicho de mercado y una posiblidad de negocio y se ponen a ello, siendo personas que han aprendido a manejar las emociones".
La amenaza que implica la actividad de estos pseudoterapeutas es una constante denuncia en varios artículos especializados de Álava: "El intrusismo es un grave problema al que se enfrenta la sociedad. La falta de regulación de la Psicoterapia en España permite que personas con ansiedad o riesgo de suicidio sean “evaluadas” y “tratadas” por cualquiera; personas que no cuentan con la cualificación, ni la formación necesarias y que no tienen ningún tipo de garantía profesional", escribía la especialista en un texto divulgativo en que recuerda las palabras del presidente del Consejo General de la Psicología en España: "Como decía Franscico Santolaya, en las III Jornadas de Psicoterapia celebradas el 22 de junio pasado, 'sólo profesionales bien capacitados para ejercer la psicoterapia pueden dar esta ayuda y, por desgracia, abundan charlatanes que se arrogan esta práctica profesional, poniendo en riesgo la salud de los pacientes”.
Además, Álava especifica que determinadas técnicas pueden resultar útiles siempre y cuando las desarrolle un profesional cualificado. "El coaching puede ser útil para abordar problemas o dificultades en el ámbito de las organizaciones o en el desarrollo profesional de los trabajadores. Pero un
coach habitualmente no es un psicólogo y no tiene la formación, la cualificación, la acreditación y la experiencia requerida para abordar problemas en el Área de la Conducta Humana. cada vez observamos más intrusismo de algunos coachs, que piensan que pueden tratar problemas de pareja, dificultades de niños, crisis de ansiedad, cuadros depresivos… esto es una barbaridad, y un peligro del que la sociedad debe ser capaz de defenderse", denuncia la Psicóloga.
UNIDOS CONTRA LAS PSEUDOTERAPIAS
José Miguel Cuevas, doctor en Psicología, especialista en sectas y profesor de la UMA, está de acuerdo con su compañera en que es necesaria una intervención mayor: "Las pseudoterapias son una lucha contínua para nosotros. Hay que diferenciar entre el "terapeuta abusador", por así decirlo, y el terapeuta que practica pseudoterapias", señala.
"De un modo u otro, nos hace daño la profesión. Por un lado económico, pero sobre todo en cuanto credibilidad. La gente no sabe distinguir entre un terapeuta de verdad y un pseudoterapeuta, pasa igual que con la homeopatía, que parece que es un medicamento pero no lo es. En ese sentido, tenemos una lucha en la que trabajar con los colegios de psicólogos, que tienen que ponerse serios respecto a este tipo de planteamientos", insta el especialista, que denuncia que también hay peligros dentro del propio sector: "Hay pseudoterapias y pseudociencias que también las practican los profesionales. Desafortunadamente, no podemos decir que los psicólogos o los médicos estén libres de compañeros que realicen estas cosas, bien por falta de formación o hasta por una cuestión de fe".
PROBLEMAS DE PAREJA POR TU ABUELA
Por ejemplo, Cuevas destaca las 'Constelaciones familiares', de Bert Hellinger, que puede aplicarse de diferentes maneras, "todas pseudoterapéuticas": "Una especie de terapia dinámica-familiar donde te hacen creer que todos tus traumas actuales tienen que ver con una constelación familiar, te relacionan con familiares y te meten en dinámica de grupo con personas a las que no conoces de nada. Te sacan problemas muy íntimos y personales e igual te dicen que tu bisabuela, a la que no has conocido, tiene la culpa de tus problemas de pareja", ilustra el especialista, que alerta de que se ha puesto de moda.
"Dice que los problemas tienen que ver con los traumas aprendidos por parte de las generaciones anteriores pero no te deja claró cómo es esa transmisión. Es un tipo de pseudoterapia que está muy de moda, aunque también hay otras como el EMDR (Desensibilacion y Reprocesamiento por Movimientos Oculares). Pueden tener un componente terapéutico porque tú hablas de tu trauma y eso por pura exposición funciona; pero más allá de eso... se explica que si tú mueves el ojo hacia un lado concreto, hay una especie de "borrado" de tu trauma y eso no es cierto, da igual que mires a izquierda a derecha, que eso no te cura el trauma", se queja el especialista.
BUSCAR LA EVIDENCIA
Para Cuevas, es imprescindible diferenciar entre las terapias con y sin comprobación empírica. "Con el Mindfulness sí hay evidencias pero para cosas concretas. Es la última moda y el problema es que se ofrece "para todo" y en este sentido muchos de sus usos no está probados (otros sí), siendo una técnica más y no un tratamiento integral. Lo del coaching coercitivo, en algunos casos, son sectas destructivas que manipulan. Muchos pacientes me llegan con ataques piquiátricos o psicológicos tras haber estado. Evidentemente, no todo coach va a ser un manipulador", apunta el especialista, que pide a sus compañeros estar alerta.
"Hay que tener mucha cautela para saber quién está detrás, si está formado y si es una técnica que se aplica mal o se trata de un terapeuta holístico. En la Psicología, igual que en la Medicina, a veces emergen profesionales, o no profesionales -que es peor-, que desarrollan técnicas que no están basadas en la evidencia. Nuestro código deontológico en Psicología indica que tenemos que aplicar técnicas con ciertos datos contrastados. Y en la práctica no ocurre, debería haber un debate serio y perseguir este intrusismo y dejar claro a sus colegiados qué técnicas no deberían incluir en sus ofertas comerciales".
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