El
confinamiento de ciudades o regiones ha sido una de las medidas que a lo largo de la historia han tomado gobernantes y reyes para
hacer frente a las crisis sanitarias, como la actual provocada por
la pandemia del coronavirus.
Pero no ha sido la única. La Historia está marcada por decisiones de este tipo, y el ejemplo más claro está en
la llamada ‘peste negra’ que asoló Europa en el Siglo XIV.
En el caso del coronavirus,
China fue el primer país en imponer la cuarentena a sus ciudadanos para luchar contra el Covid-19. Una decisión que pocas semanas después adoptaron otros numerosos gobiernos del mundo: primero fueron Italia,
España o la India, y después ha sido implementada en otras regiones para intentar contener el número de contagios de coronavirus.
En concreto,
nuestro país lleva en 'cuarentena' dos semanas, después de que el pasado 14 de marzo,
el Gobierno decretara el Estado de Alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el coronavirus Covid-19.
Una decisión que se ha ampliado en el tiempo, tras la autorización del Congreso de los Diputados al presidente del Gobierno,
Pedro Sánchez.
Infografía realizada por Laura Menayo.
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Este 'confinamiento'
obliga a los españoles a permanecer en sus casas, con los movimientos limitados (solo salir para ir al supermercado, la farmacia, el cuidado de dependientes, etc.) hasta,
como mínimo, el próximo 11 de abril. No obstante, el Gobierno baraja prolongar el Estado de Alarma aún más, aunque no tomará la decisión definitiva hasta los próximos días, tras escuchar a los expertos.
25 millones de muertes por la peste negra
Otro ejemplo claro de limitación del movimiento entre los ciudadanos a lo largo de la Historia por
una crisis sanitaria se vivió con la llamada ‘peste negra’. De hecho, esta enfermedad provocó uno de los confinamientos más duros que vivió Europa tuvo lugar en el siglo XIV.
Una pandemia que solo en el 'Viejo Continente' dejó cerca de 25 millones de muertos, aunque se calcula que esta pandemia sesgó la vida de entre 40 y 60 millones de personas más en África y Asia, y cuyas consecuencias se han alargado durante décadas en estos países. Desde entonces,
cualquier brote de peste ha sido temido por todas las clases sociales.
Ante el avance imparable de la enfermedad,
fueron muchos los príncipes, como los italianos, los que decidieron
cerrar sus ciudades para evitar la entrada de personas contagiadas. Esta misma medida fue adoptada por los distintos gobernantes de las ciudades y regiones europeas a las que llegaba la enfermedad.
Sin embargo, no hace falta retroceder tanto en el tiempo para ver que el confinamiento fue una decisión recurrente.
Otro ejemplo en la Historia lo encontramos en el siglo XVIII, momento en el que Girona cerró las puertas de la ciudad para evitar la entrada de todas las personas que vinieran desde Francia,
a causa de la llamada 'Gran Peste de Marsella'. En esta ocasión, se trató de una enfermedad que sesgó a la población del sur del estado galo.
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