MADRID, 5 (EUROPA PRESS)
Un trabajo colaborativo entre la University of Cambridge (Reino Unido) y el Centro de Investigación en Salud Mental (CIBERSAM) ha demostrado que las personas con esquizofrenia con un riesgo elevado de resistencia a insulina constituyen un subtipo de pacientes con características clínicas particulares que los harían susceptibles de tratamientos personalizados.
Las personas que padecen esquizofrenia tienen más posibilidades de tener problemas del metabolismo de la glucosa (resistencia a la insulina) y, aunque esto se puede explicar en parte por algunos factores como obesidad, fumar, estrés o el tratamiento, realmente no se conocen bien las causas de esa asociación entre esquizofrenia y resistencia a la insulina.
Estudios genéticos y familiares previos han sugerido que esta asociación puede ser debida a que existe una base genética común entre ambas situaciones patológicas, por lo que existe un riesgo mayor de diabetes en familiares de pacientes con esquizofrenia, si bien todavía se desconocen los mecanismos biológicos subyacentes.
Ante este escenario, los investigadores del grupo de Sabine Bahn (University of Cambridge) y de Benedicto Crespo-Facorro (CIBERSAM-IDIVAL- Hospital Marqués de Valdecilla, Santander), en colaboración con el grupo de Lourdes Fañanas del CIBERSAM, han estudiado la asociación entre la resistencia a insulina, riesgo poligénico de esquizofrenia y la probabilidad de tener una buena respuesta al tratamiento en 58 personas que habían tenido un primer episodio de la enfermedad y en un grupo similar de personas sanas. El posible efecto de la edad, genero, peso, dieta, consumo de drogas, y estado clínico fueron controlados para evitar factores de confusión.
De esta forma, hallaron que la resistencia a insulina, que es un factor clave para el desarrollo de diabetes tipo 2, se asociaba a un mayor riesgo poligénico de esquizofrenia, por lo que, a juicio de los expertos, existe una base genética compartida entre el aumento de riesgo de resistencia a insulina y esquizofrenia. Además, también han demostrado que las personas con mayor resistencia a insulina responden peor a los tratamientos antipsicóticos habituales y cambiaban más de tratamiento.
"Estas investigaciones nos sitúan en un escenario nuevo dentro del conocimiento de la enfermedad en el cual la enfermedad mental (cerebral) y corporal (endocrina) parece puedan estar biológicamente relacionadas; estamos en la era de subtipificación biológica de las grandes enfermedades mentales", han dicho los expertos.
Estos hallazgos abren una nueva puerta a la identificación de un subgrupo de pacientes con este tipo de alteraciones biológicas que no responderían de manera adecuada al tratamiento y requerirían desde el principio el diseño de tratamiento personalizados para su enfermedad.
"A pesar de la relevancia de los hallazgos debemos esperar a próximos estudios a larga escala con pacientes jóvenes que debutan con esta enfermedad mental grave y confirmar la utilidad clínica de subclasificar este grupo específico de pacientes con esta asociación entre resistencia a insulina y peor respuesta al tratamiento. La identificación de esas variantes genéticas y la funcionalidad de las mismas puede suponer una posibilidad de desarrollar nuevas estrategias de tratamiento personalizado", han zanjado los científicos.