MADRID, 31 (EUROPA PRESS)
Una investigación de la Sociedad Americana del Corazón afirma que los niños que sufren presión arterial alta a menudo padecen la misma enfermedad en la etapa adulta, lo que puede aumentar la probabilidad de enfermedad cardíaca y accidente cerebrovascular, además de causar daño a los riñones, los ojos y más.
Según el estudio, publicado en la revista 'Hypertension', se estima que entre el 2% y el 5% de los niños tienen hipertensión, o presión arterial alta, e hipertensión primaria, lo que indica que no se debe a una afección médica subyacente, es ahora el tipo más común de presión arterial alta en los niños, especialmente en los adolescentes.
La nueva declaración científica revisa la evidencia actual de lo que conduce a la presión arterial alta en niños y adolescentes, y destaca las implicaciones clínicas y de salud pública para los profesionales de la salud, los investigadores y el público.
"El inicio de la hipertensión primaria en la niñez no es una condición benigna", ha señalado la presidenta del comité de redacción de declaraciones científicas y profesora emérita de medicina y pediatría en la Universidad Thomas Jefferson en Filadelfia, Bonita Falkner.
"Este es un problema de salud que a menudo se ve amplificado por el estilo de vida y los comportamientos, muchos de los cuales son modificables. Dado que los niños con niveles de presión arterial alta tienden a mantener la presión arterial alta en la edad adulta, es imperativo diagnosticar y tratar adecuadamente la presión arterial alta en la juventud para garantizar una mejor salud de por vida lo antes posible", ha indicado.
"Un estilo de vida saludable en la niñez puede ser extremadamente útil para mitigar el riesgo de desarrollar hipertensión en la juventud", ha informado Falker.
"Son importantes las medidas preventivas para las familias que promuevan estilos de vida saludables en los niños, como comer alimentos saludables, fomentar la actividad física que conduce a una mejor condición física y un sueño saludable, y evitar el desarrollo de la obesidad. El control regular de la presión arterial por parte de un médico también es esencial para que, si hay presión arterial alta, se pueda detectar y tratar rápidamente", ha indicado la investigadora.
Algunos factores que pueden contribuir a la presión arterial alta en los niños no son modificables, como la genética, el bajo peso al nacer e incluso las exposiciones ambientales. Un gran estudio en China evaluó a niños de 7 a 18 años y encontró una asociación entre la contaminación del aire por emisiones industriales y de vehículos y otros contaminantes y un mayor riesgo de presión arterial anormal.
El estudio apunta a que hay algunos factores de riesgo significativos para la presión arterial alta que pueden modificarse para mejorar los niveles de presión arterial, como la obesidad, la actividad física y un factor clave como la nutrición.
Un metanálisis reciente de 18 estudios con datos de alta calidad sobre la ingesta de sodio y la presión arterial encontró que las lecturas de presión arterial sistólica aumentaron en 0,8 mm Hg y los niveles de presión arterial diastólica aumentaron en 0,7 mm Hg por cada gramo adicional de ingesta diaria de sodio. Esto es preocupante porque la ingesta de sodio en la dieta en los EEUU entre los niños está por encima de las pautas nutricionales recomendadas, según el informe de 2019 de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina.
La presión arterial se registra utilizando dos números: la presión arterial sistólica (el número superior en una lectura de presión arterial) indica la presión que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias cuando el corazón late; y la presión arterial diastólica (el número inferior en una lectura de la presión arterial) indica la presión que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias mientras el corazón descansa entre latidos.
La presión arterial alta ocurre cuando la fuerza de la sangre que fluye a través de los vasos sanguíneos es constantemente demasiado alta. El daño causado por la presión arterial alta puede provocar una enfermedad cardíaca que podría provocar un ataque cardíaco, un derrame cerebral, una enfermedad renal, una enfermedad arterial periférica , pérdida de la visión, angina (dolor en el pecho) y más.