MADRID, 19 (EUROPA PRESS)
El cirujano maxilofacial de Olympia Quirónsalud, el doctor Manuel Chamorro, afirma que cuando una zona del maxilar o de la mandíbula pierde los dientes, el hueso donde éstos estaban alojados experimenta un proceso de atrofia progresiva que obstaculiza la colocación de implantes, con dimensiones inadecuadas tanto en su anchura como altura.
El proceso de atrofia se debe a que las fuerzas masticatorias han dejado de producirse en la zona que ha perdido los dientes. De esta manera, el experto explica que "primero comienza un adelgazamiento de la zona y posteriormente una pérdida de altura del reborde óseo".
Algunas de las causas que provocan esta pérdida son los flemones, las fístulas, la enfermedad peridontal o implantes anteriores colocados tiempo atrás que han producido problemas inflamatorios, entre otros factores.
En este sentido, la detección temprana de huesos incompatibles está implementando técnicas de aumento de hueso mediante injertos óseos y/o regeneración ósea, donde se estimula el crecimiento y la fortaleza del hueso.
En concreto, la elevación de seno maxilar, una técnica muy habitual, permite ganar altura del hueso en la zona posterior del maxilar superior. "El hueso injertado, que se deposita en el seno maxilar convenientemente aislado, se compone de partículas óseas tomadas del propio paciente por rascado, a las que se le añade hueso artificial".
"En los casos en los que la pérdida de hueso es en anchura, debemos recurrir a los injertos óseos en bloque. Se trata de obtener pequeños fragmentos de hueso que serán fijados a los maxilares, de forma que la anchura de éstos se verá incrementada. La fijación se realiza mediante pequeños tornillos y en un periodo de 4 a 6 meses podremos colocar los implantes", indica el doctor.
En cuanto a la pérdida de peso en la altura, generalmente en la zona posterior de la mandíbula, el experto destaca el injerto en sándwich o inlay, que consiste en tallar un segmento del hueso que es desplazado hacia arriba.
CASOS MÁS SEVEROS
"En los casos de atrofias muy severas, el hueso atrófico no es capaz de albergar, dar soporte y nutrición a un injerto óseo. Por tanto, no se podrían realizar", advierte el doctor.
Para estos casos tan severos, el experto indica el desarrollo de dos técnicas diferentes: "por un lado los implantes cigomáticos, que se trata de unos implantes más largos que los habituales que se insertan en el hueso cigomático (hueso del pómulo) y se pueden combinar con implantes convencionales".
Y por otro, según el experto, recientemente se ha introducido y desarrollado los implantes subperiósticos a medida. "En este caso se trata de una estructura, diseñada a medida, que abraza, se adapta y se fija íntimamente al hueso por su cara externa.
Por tanto, la estructura no entra en el hueso, sino que se apoya en su superficie. Esta estructura se diseña a medida de cada maxilar previa realización de un TAC 3-D. De la estructura emergen unos cilindros que salen a través de la encía y fijan la prótesis dental".
Para el doctor Manuel Chamorro, algunas de las ventajas de esta técnica son que permite colocar prótesis dentales fijas en maxilares muy atróficos de una manera sencilla; no hay que esperar un tiempo de osteointegración; no se invade el seno maxilar; y puede realizarse sin problemas incluso en pacientes que han sufrido sinusitis.
"Nosotros realizamos en Olympia los implantes cigomáticos y los subperiósticos bajo anestesia general en régimen ambulatorio. El paciente es dado de alta una o dos horas después de la colocación de los implantes y la prótesis, concluye el doctor Manuel Chamorro.