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12 mar. 2024 14:18H
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Los mayores incrementos en la exposición humana a la contaminación por mercurio se sitúan en China e India

MADRID, 12 (EUROPA PRESS)

Un equipo internacional, liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), revela que las recientemente descubiertas emisiones antropogénicas de halógenos reactivos (cloro, bromo y yodo) incrementan la oxidación del mercurio, una potente neurotoxina, sobre zonas continentales, lo que deriva en una mayor deposición de mercurio cerca de los puntos de emisión, incrementando así su exposición en poblaciones cercanas.

El trabajo, publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS), destaca que este impacto, hasta ahora desconocido, debe considerarse en las políticas ambientales encaminadas a reducir los riesgos que conlleva la exposición a mercurio en la salud de seres humanos y en los ecosistemas.

La exposición a la contaminación se produce al entrar el mercurio depositado en la cadena alimentaria, llegando, por ejemplo, al arroz, pescados, mariscos, y en última instancia, por consumo, a los seres humanos. Los resultados, obtenidos con un modelo global de química atmosférica, revelan también que los mayores incrementos en la exposición humana a la contaminación por mercurio se sitúan en China e India, que son los principales emisores de mercurio y halógenos antropogénicos, estos últimos provenientes de la quema de carbón y residuos.

"La química de oxidación del mercurio en la atmósfera es determinante para la deposición de mercurio atmosférico a la superficie de la Tierra, ya que produce compuestos oxidados de mercurio que son solubles y se depositan, principalmente, por las precipitaciones en forma de lluvia. Asimismo, se considera que las emisiones oceánicas de halógenos, potentes oxidantes del mercurio, son clave en la oxidación y deposición global del mercurio, particularmente en regiones oceánicas y polares", destaca Alfonso Saiz-López, investigador del Instituto de Química Física Blas Cabrera (IQF-CSIC) y coordinador del estudio.

En este trabajo, además de las emisiones naturales de halógenos, incluye una nueva fuente de halógenos proveniente de la quema de carbón y residuos. "Los resultados muestran que los halógenos antrópicos aceleran considerablemente la oxidación, y consiguiente deposición, de mercurio en áreas continentales", añade.

Este nuevo mecanismo de oxidación de mercurio incrementa la deposición de esta toxina en regiones cercanas a los puntos de emisión y, con ello, reduce el transporte de mercurio desde las zonas emisoras a regiones prístinas del planeta, como las zonas polares. Estos resultados, por tanto, muestran la necesidad de reevaluar la contribución relativa de las emisiones de mercurio desde regiones contaminantes, como Asia, a la cantidad de mercurio distribuida por el planeta.

"Existe todavía amplia incertidumbre sobre el verdadero alcance de este nuevo proceso, pero nuestros resultados apuntan a la posible importancia de un mecanismo anteriormente no considerado que deriva en una mayor oxidación, y deposición, de mercurio en zonas habitadas. Por tanto, parece necesario empezar a incluir las emisiones antropogénicas de halógenos reactivos, y su consiguiente química con el mercurio, en evaluaciones del ciclo global de este metal y sus riesgos para la salud en zonas pobladas y contaminadas", concluye Saiz-López.

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