A pesar de las circunstancias de la economía española, del retraso en los pagos y los continuos cambios de normativa



18 feb. 2013 17:19H
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Enrique Pita / Imagen: Pablo Eguizábal
Tras dos años al frente de la Federación Española de Empresas de Tecnología Sanitaria, los socios de Fenin acaban de depositar su confianza de nuevo en Daniel Carreño para los próximos dos años. Una etapa en la que solventar la deuda de las administraciones en estos momentos de crisis es el reto principal, pero hay más. La aplicación del nuevo IVA sanitario, mejorar las exportaciones del sector e incentivar la innovación son otras líneas estratégicas.

Daniel Carreño.

En primer lugar, felicidades por su reelección como presidente de Fenin. ¿Qué balance hace de sus dos años de presidencia?

El balance es positivo, y afortunadamente ha sido refrendado por la mayoría de los miembros de Fenin. Es positivo por distintos motivos. Creo que ha sido una época particularmente dura para el sector sanitario español y en ese sentido Fenin ha respondido a las expectativas de sus asociados de una manera muy satisfactoria, siendo leal con la Administración y con el objetivo de conseguir un mejor sistema sanitario, porque estamos firmemente convencidos de que un sistema sanitario sostenible, viable y que continúe progresando es beneficioso para cada uno de sus miembros, y nosotros somos uno de los actores principales.

La candidatura liderada por Ramón Roca que compitió con usted en estas elecciones planteaba que había llegado el momento de que el presidente de Fenin fuera un representante de una empresa que no estuviera radicada en Madrid. ¿Cree que hay centralismo en la federación?

Personalmente creo que no. Soy más partidario de un enfoque global. Creo que nuestros riesgos están fuera de España. Cada vez el mundo es más abierto, nuestros competidores vienen de fuera, y en ese sentido pienso que tendremos una mayor fortaleza si operamos de una manera conjunta que si somos demasiado localistas. Para el conjunto de Fenin la realidad es la misma con independencia de dónde se encuentre ubicada la empresa, el tamaño que tengan o dónde operen, y creo que ese ha sido el sentir de la mayoría de los asociados. No obstante, entiendo también interpretaciones diferentes.

Lo positivo es que después de un periodo electoral que creo que fue fructífero para la organización, porque demostró que la organización está viva, que puede haber enfoques diferentes, que se puede debatir con absoluta libertad, la Junta Directiva que se ha conformado es plural, con la presencia del propio Ramón Roca y muchos de los miembros de su candidatura, porque después de dos años trabajando juntos y de muchos años de trayectoria dentro de Fenin han demostrado de manera inequívoca que lo que persiguen es el desarrollo y el progreso de Fenin y del sistema sanitario. Había pequeñas discrepancias en algunos enfoques concretos pero el objetivo común es el mismo.

¿Cuál es el eje sobre el que van a girar los próximos dos años?

Una de las razones por las que queríamos repetir mandato tanto la Junta Directiva como el Comité Ejecutivo de Fenin es que las líneas estratégicas no han variado y creíamos que dos años era un periodo demasiado corto para haber completado el proyecto. En los próximos dos años vamos a tratar de dar continuidad a esas líneas que fundamentalmente pasan por una mejora de las condiciones económicas, y entre ellas la reducción de la morosidad; continuar apostando por la innovación como un elemento diferencial de las industrias que operan en España, y por último, y a consecuencia de la mejora de la situación económica y de la innovación de nuestros productos y servicios, incrementar también el volumen exportador de nuestros asociados.

Hablaba del volumen de la deuda. Es quizá el problema más acuciante del sector, porque a pesar del Plan de Pago a Proveedores ha seguido creciendo. ¿Cómo se cerró 2012 en este aspecto? ¿Están surtiendo efecto los mecanismos puestos en marcha por el Gobierno?

2012 ha sido un año de luces y sombras. Lo hemos destacado en muchas ocasiones y seguimos siendo extraordinariamente positivos en relación al Plan de Pago a Proveedores, que creo que fue un hito sin parangón en nuestra historia en el sentido de que se corrigió una situación endémica como era el retraso en el pago con plazos de hasta 600 días en un momento extraordinariamente difícil en el que hacer acopio de fondos como hizo el Gobierno y ejecutarlo en un plazo extraordinariamente corto y de manera muy eficiente merece todo el crédito. Es decir, no queremos restar ni un ápice a lo que supuso el plan de pago, que fue extraordinariamente bueno e inyectó una cantidad importante de dinero en un sector que lo necesitaba. Esto generó muchas expectativas que vinieron además complementadas por el hecho de que se establecieron mecanismos operativos que permitían un mayor control de las facturas pendientes y de la situación de algunas autonomías que nos hacían concebir esperanzas respecto a la normalización de la situación. Desgraciadamente no se produjo en el 2012 y terminamos el año con una deuda superior a los 2.500 millones de euros.

“2012 ha sido un año de luces y sombras”.

No obstante, seguimos confiando en que esa voluntad, que se expresó de una manera tan fuerte por parte de la Administración y que después ha reiterado el propio ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, comprometiéndose a que antes de que acabe el verano estaríamos cerca de cumplir la ley de morosidad, va a ser cierta. Además, con la situación económica y el acceso a los mercados de las autonomías, como hemos visto en el caso de Madrid, va a permitir que haya herramientas adicionales al Fondo de Liquidez Autonómica para cumplir los compromisos.

Dicho esto, la situación es tan dramática para muchas compañías, no solo por el retraso en el pago sino por la falta de liquidez generalizada en el mercado, que lo tenemos que ver con mucha preocupación. Queremos pensar que se va a producir, creo que hay elementos objetivos y pruebas evidentes por parte de este Gobierno de que es una prioridad. Entiendo que son muchas las dificultades para llevarlo a la práctica, pero también nuestra situación es tan desesperada que constituye la prioridad número uno. Seguimos confiando en el Gobierno, seguimos teniendo la mano tendida, pero pedimos con desesperación que alguien la coja por el otro lado porque la situación es insostenible.

Un dato que llama la atención al revisar los datos de la deuda de 2012 que Fenin ha hecho públicos es que hay autonomías que siguen sin pagar, no ya en plazos razonables, sino que se siguen acercando al año. ¿No se ha apreciado un cambio de cultura en ese sentido?

Por desgracia no ha habido un cambio que pudiera ser generalizado en las autonomías. De hecho, hay comunidades que han mejorado sustancialmente y hay otras que desafortunadamente han roto una tendencia previa satisfactoria. Como bien dice, hay autonomías que alcanzan casi el año, lo que supone no haber pagado casi nada a lo largo de 2012 después del plan de pago. En ese sentido creemos que van a operar los mecanismos que ha puesto en marcha el Gobierno, para que en el caso de que haya autonomías que no se responsabilicen del pago, sus obligaciones serán asumidas por la Administración central, que tomará después las medidas correspondientes sobre la autonomía concreta.

“La subida del IVA es extraordinariamente perjudicial para el sector sanitario”.

La aplicación de la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TUE) sobre el IVA sanitario preocupa mucho al sector. Han puesto en marcha un frente común junto al sector hospitalario privado. ¿Qué acciones van a llevar a cabo?

No lo consideraría un frente. Como decía al principio, Fenin está firmemente convencido de que los problemas que nos acucian, la mayoría de ellos, no se pueden resolver de manera independiente por parte de cada uno de los actores. Es necesaria una aproximación conjunta y en ese sentido estamos siempre abiertos a ello. En el caso concreto del IVA hemos tenido una relación muy cercana con el Gobierno central en construir los argumentos que por desgracia no se han tenido en cuenta por el TUE, pero sí que ha habido colaboración, y confiamos en seguir manteniéndola, porque creemos que el problema de fondo es el mismo para todos.

Yo diferenciaría dos aspectos. El primero, la medida en sí, la subida del IVA, que es extraordinariamente perjudicial para un sector como el sanitario que es clave en el bienestar de todos los ciudadanos, porque va a introducir unos costes adicionales que pueden quebrar la ya débil situación de la que partíamos. En segundo lugar, la aplicación de esa normativa, porque creemos que si es extraordinariamente grave la amenaza, si se pone en marcha en un plazo demasiado corto podría ser absolutamente letal.

Por tanto, creo que el primero objetivo debería ser contemplar una progresividad de la norma, porque entre otras cosas los presupuestos ya están elaborados, los planes estratégicos en algunos casos contemplan varios años, y cambiar las reglas de juego a mitad del partido no es lo más recomendable. En segundo lugar, creemos que hay muchas alternativas, porque los motivos que justificaban un tipo de IVA reducido no han desaparecido, estamos hablando de productos de primera necesidad que persiguen la satisfacción de unas necesidades absolutamente básicas, y vamos a tratar de ser lo más precisos posible en la elaboración de esa lista de bienes y servicios que se pueden acoger a ese tipo. Finalmente, cuando tengamos unos bienes que deben ser cargados con ese 21 por ciento de IVA, debemos ver la manera de hacerlo sin que se rompan los principios de equidad, igualdad y equilibrio que estamos persiguiendo.

En este sentido estamos colaborando con otro de los colectivos más afectados como es la sanidad privada, pero sin ningún tipo de limitación a que se incorporen todos aquellos actores y partícipes de este sector que consideren que deben estar, como pueden ser pacientes, administraciones públicas, etc.

Están en conversaciones con la Dirección General de Tributos del Ministerio de Hacienda y con la Agencia Española de los Medicamentos y Productos Sanitarios para ver qué tipo de productos pueden quedarse al 10 por ciento, pero, ¿qué familias de productos podrían mantener ese tipo impositivo?

No queremos ser restrictivos en ese sentido, es decir, nuestro objetivo último sería mantener la situación actual en la medida de lo posible. Creemos que todos los bienes y servicios que ahora mismo se benefician del tipo reducido lo tienen muy justificado, y por tanto vamos a tratar de elaborar los argumentos para el conjunto de los bienes y servicios. Es decir, no dejaría por el momento ninguna familia fuera.

La sanidad privada ha presentado un informe según el cual la mitad de los hospitales privados de España podrían entrar en quiebra técnica con la entrada en vigor de esta subida del IVA. ¿Supondría para las empresas de Fenin la última gota en esta situación dramática?

Sin duda es un perjuicio muy grave para el conjunto de la sanidad, por muchos motivos. Evidentemente este es un coste adicional para el sistema. ¿Quién va a ser el agente que lo asuma en último lugar? Creo que en un modelo de tributación indirecta como es este, al final es el usuario último el que tiene que asumir ese coste, porque se va trasladando en cada uno de los pasos de la cadena. En este sentido, el sector de tecnología sanitaria actúa como suministrador y no debería verse perjudicado directamente, pero sí de forma indirecta porque lógicamente si el presupuesto es el mismo y hay un coste adicional, las cantidades dedicadas a la adquisición de bienes y servicios necesariamente se reducirían con el riesgo que eso supone para la incorporación de nuevos productos, de nueva tecnología y el provocar un retraso en la sanidad española, que perdería posiciones con países de su entorno. Esto siempre es complicado hacerlo, y en un momento de debilidad económica como el actual es particularmente grave.

España no es el único país europeo que aplica un tipo reducido a determinados productos sanitarios. ¿Cómo queda España en relación con estos otros países? ¿Tendrán que aplicar también un tipo no reducido a esos productos o no crea esa jurisprudencia?

Desconozco cuál es el alcance de la norma, si realmente se extiende a otros países, pero en todo caso, nuestro punto de vista es que en una materia tan específica como es el cuidado de la salud la realidad de cada país es completamente diferente. Si hemos aprendido algo de los modelos sanitarios en los últimos años es que no son comparables, no hay ninguno que pueda ser referencia de todos los demás y vemos como hay muchos estudios al respecto, como por ejemplo los referidos a las cantidades dedicadas a atención primaria o al tratamiento de agudos, que varían notablemente de unos países a otros, y en consecuencia la normativa tributaria y fiscal aplicable también varía. Cambiar uno de los elementos únicamente puede provocar perjuicios y distorsiones que pongan en peligro el conjunto de los sistemas.

Por eso descalificamos como argumento el decir que necesitamos homogeneizar la situación tributaria en toda Europa y como consecuencia vamos a aplicar el mismo IVA que se aplica en todos los países porque desgraciadamente el resto de las condiciones no son homogéneas.

“En la situación actual, las exportaciones son un sí o sí”.

Hace unos meses Fenin presentaba un estudio sobre innovación en el sector, pero me gustaría conocer su opinión. ¿Está creciendo la innovación que se hace en España?

No lo suficiente. En términos relativos probablemente se esté produciendo un crecimiento si tenemos en cuenta los fondos disponibles, pero en términos absolutos no, como consecuencia de esa peor situación económica en que nos encontramos. Además, el punto de partida era particularmente malo y en consecuencia seguimos estando por debajo de la media comunitaria y la media europea, y especialmente en algunos ámbitos relacionados con la aplicación de esa innovación, su conexión con la dimensión industrial, etc. Creo que somos más conscientes de la necesidad de la innovación, pero nos queda muchísimo camino por recorrer todavía.

En ese informe al que hacía referencia quedaba claro que la internacionalización es el futuro de las empresas innovadoras. ¿Está creciendo al ritmo que debería la presencia internacional de las empresas del sector?

Nos queda mucho por hacer también. Está creciendo y se dan dos elementos que yo creo que son muy positivos: nuestra competencia técnica está fuera de toda duda, somos referente internacional, la crisis económica ha propiciado que se haya producido en el conjunto de la economía una mejora de la competitividad, lo que nos permite competir en mejores condiciones en un entorno global, y está aumentando la internacionalización como consecuencia también de la debilidad del mercado doméstico.

En este caso, la necesidad hace virtud y nos obliga a ir hacia el exterior y lo hacemos en buenas condiciones desde el punto de vista técnico. El resultado es que somos técnicamente buenos, se ha reducido el coste de nuestros productos y servicios, ha aumentado nuestra competitividad y estamos teniendo más éxito en el exterior. En este sentido somos uno de los países que más ha crecido en los últimos años.

Seguimos teniendo una oportunidad tremenda de crecimiento. Hay sectores y áreas geográficas en las que nuestro índice de penetración es bajísimo, y estoy pensando en Asia, en EEUU o en Sudamérica, donde tenemos una presencia mayor pero con una oportunidad de mejora notable. Si nos comparamos con países centroeuropeos como Holanda o Bélgica, a productos interiores brutos ajustados ellos están exportando cinco o seis veces más que España. Es decir, la oportunidad de crecimiento existe, y dada la situación española en la actualidad y las previsiones a corto plazo, las exportaciones son un sí o sí.

Pero debemos propiciar elementos que favorezcan las exportaciones. Desde nuestro punto de vista es necesario mejorar la financiación, porque históricamente la economía española se ha financiado en un entorno bancario que ahora mismo está cerrado; debemos volver a abrirlo y darle créditos a empresas que están demostrando su viabilidad y su capacidad de crecimiento, pero también debemos buscar fuentes alternativas de financiación como vemos en otros países europeos. Debemos contar con un mayor apoyo comercial de la administración en el exterior, con una red diplomática que sea realmente un apoyo comercial. Las subvenciones, a pesar de que este debería ser uno de los motores de la recuperación, se han reducido de manera extraordinaria, eso siempre es malo, pero que se produzca en un momento de debilidad económica y de falta de liquidez es en algunos casos mortal para las empresas. Por último, debemos facilitar el acceso de los extranjeros a nuestro país para facilitar visitas comerciales, porque cuando quieres entrar en el mercado de un país donde eres un desconocido muchas veces tienes que demostrar la bondad de tus productos y la única forma es traer a esos potenciales clientes al país donde operas.

Debemos ponernos unos objetivos prioritarios con estos objetivos de apoyo, porque los elementos de fondo los tenemos, tenemos la tecnología, estamos dispuestos a salir fuera, pero ahora necesitamos la ayuda financiera, la ayuda de la administración, tanto en la vía diplomática como en las subvenciones, y facilitar la entrada a nuestro país.

Fenin ha celebrado recientemente junto al Instituto de Salud Carlos III una jornada sobre el Programa Marco Europeo Horizonte 2020. ¿Qué oportunidades ofrece realmente?

Creo que cualquier programa que trate de potenciar la innovación, el desarrollo de la tecnología más competitiva es una buena noticia para España. El hecho de que además estemos mejorando nuestras condiciones competitivas nos va a permitir probablemente un acceso superior al que podíamos tener en el pasado, pero no obstante no es suficiente en sí mismo. Es un vehículo y un complemento que debe venir acompañado por todos los elementos que mencionaba antes.

¿Qué relación mantiene Fenin con la administración actual? ¿Es mejor o peor que con el anterior Gobierno?

No me centraría en si es mejor o peor, pero sí es diferente. Hemos notado un cambio significativo por ejemplo en el Ministerio de Hacienda con esos compromisos de pago de los que hemos hablado; hay una sensibilidad muchísimo mayor, eso es incuestionable, y esa sensibilidad se ha transmitido a las comunidades autónomas, seguimos esperando que se materialice, pero es incuestionable que hoy cuando nos sentamos con nuestros interlocutores en la administración hay siempre una voluntad clara de pago y una asunción de responsabilidades en el sentido del que habló el propio presidente del Gobierno de que “un país que no paga sus deudas no es un país serio”, y creo que esa filosofía sí que se ha trasladado al conjunto de la administración y la voluntad de diálogo está presente. La secretaria general de Sanidad, Pilar Farjas, es extraordinariamente activa, una gran conocedora del sector, y la relación con el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad es buena y positiva también.

Como todo, creemos que es mejorable. Queremos seguir teniendo una participación activa porque creemos que de la información más amplia y detallada es de donde derivan las buenas decisiones. Entendemos que no todas nuestras posiciones sean compartidas, pero sí que abogamos porque por lo menos sean conocidas.

“Hay mayor sensibilidad en las Administraciones con respecto al pago”.

¿La desaparición del Ministerio de Ciencia e Innovación ha supuesto un paso atrás?

Contar con recursos específicos en un área importante, con personal especialmente dedicado, proporciona un foco adicional, y en ese sentido sí que sería deseable tener un ministerio de Ciencia e Innovación. Por otro lado, entendemos las circunstancias económicas y se nos escapan alguno de los elementos que seguramente han propiciado esta decisión. Conceptualmente preferiríamos que hubiera un ministerio, sin lugar a dudas.

¿Está el parque tecnológico de los hospitales españoles obsoleto? ¿Es necesaria una renovación?

Es evidente que la inversión realizada en los últimos tres años se ha reducido de manera significativa hasta alcanzar en algunos casos como el último ejercicio proporciones alarmantes, y la consecuencia inevitable es que está aumentando la antigüedad del parque, en algunas áreas de una manera muy preocupante.

Esto va a redundar en un peor servicio sin lugar a dudas porque no vamos a contar con las últimas tecnologías ni las últimas funcionalidades de las que se derivan una serie de beneficios para los pacientes, que en el caso de los ciudadanos españoles probablemente no puedan percibir, al menos a corto plazo, y además hay varios elementos preocupantes que pueden propiciar que esta situación continúe agravándose, como por ejemplo el tema del IVA, pero también vemos algunos casos en los que a consecuencia de la extraordinaria presión presupuestaria algunas comunidades autónomas están adoptando mecanismos de compra que no tienen en cuenta ninguno de los elementos técnicos, establecen unos requerimientos mínimos que no consideran ningún tipo de diferenciación técnica y se compra puramente por un precio sin tener en cuenta ni siquiera el conjunto de costes como pueden ser la asistencia técnica, los tiempos de respuesta de los licitadores, etc., y todo eso va a redundar en un incremento de la velocidad de obsolescencia en los próximos años. Creo que es una de las grandes amenazas de nuestro sistema sanitario, y si esta situación económica persiste y alguna de estas medidas que mencionamos se llevan finalmente a efecto.

Respecto a ese servicio técnico, la Sociedad Española de Electromedicina e Ingeniería Clínica, con la que Fenin mantiene una relación cercana, insiste siempre en la necesidad de mejorar el mantenimiento de los equipos y la formación de los propios técnicos. ¿Qué postura tiene Fenin en este sentido?

En cualquier ámbito técnico la capacitación de las personas que se tienen que encargar del mantenimiento de los equipos es absolutamente fundamental. Creo que hay una regulación extensa en todos los sectores y se me ocurren pocos de un nivel de riesgo y criticidad como el sanitario. En este sentido tenemos que extremar las precauciones y es cierto que trabajamos de forma conjunta y muy cercana con la Sociedad Española de Electromedicina e Ingeniería Clínica porque creemos que son unos actores clave en este proceso.

Por este motivo debemos favorecer y propiciar ese desarrollo de la formación, las certificaciones, la validación de la competencia de esos técnicos, y favorecer a aquellas compañías que realmente cumplan la normativa y penalizar severamente a aquellas que no lo hagan. Además, hay que tener en cuenta otras circunstancias que hablan por sí mismas, porque no puede ser lo mismo dar servicio con una personas que se encuentra a pocos minutos del equipo o dar soluciones de soporte remoto que permiten hacer diagnósticos online, que otras compañías que pueden estar proporcionando este apoyo con personas que no hablan el idioma local, que están ubicadas fuera de España, que pueden tardar días en poner en marcha el equipo o reponer el servicio, y simplemente considerar el precio al que ofrecen ese soporte. Lógicamente el que lo hace en peores condiciones va a cobrar mucho menos por el servicio, pero si no se diferencia por la calidad del servicio, al final la decisión que se tome será errónea.

“La antigüedad del parque tecnológico en algunas áreas aumenta de manera preocupante”.

Una de las reclamaciones tradicionales del sector ha sido la de crear una red de agencias de evaluación de tecnologías con un papel real, es decir, que influyan en la toma de decisiones. La ministra Ana Mato aceptó el reto de crear esta red, pero ¿en qué situación se encuentra, se ha avanzado?

Hemos tenido contacto con el Ministerio de Sanidad en este sentido y creo que se están sentando las bases, pero queda camino por recorrer. Aquí tenemos que ser extraordinariamente cuidadosos porque muchas veces herramientas deseables pueden acabar convirtiéndose en amenazas serias si no se implementan de la manera adecuada.

Creemos que organismos evaluadores de la tecnología son necesarios en un momento de restricción presupuestaria, porque si tenemos menos dinero tenemos que estar seguros de que establecemos de forma adecuada las prioridades, y para hacerlo de forma adecuada hay que contar con toda la información, y esa información pasa por el hecho de que la industria forme parte de esas agencias, que pueda contribuir con su conocimiento técnico, que al ser su objeto social lógicamente cuenta con más información que otros posibles agentes. Y añadiría un aspecto importante: no debe suponer una complejidad administrativa que retrase la incorporación de la tecnología. Creo que el valor añadido de tener 17 agencias de evaluación sería nulo, y probablemente estaría introduciendo elementos redundantes, burocracia adicional, que de nuevo pondría en peligro la incorporación de tecnología y esa posible quiebra de la equidad.

Grifols ha amenazado con marcharse de España si la situación seguía como hasta ahora. ¿Se percibe esa idea entre las empresas del sector de tecnología sanitaria?

Al comienzo hablábamos de la realidad global en la que vivimos, y eso opera en las dos direcciones. Cuando las compañías tienen que hacer inversiones valoran dónde van a invertir esos fondos y esos recursos y lo hacen en aquellos lugares donde tengan las mejores condiciones y puedan garantizar el mejor retorno. Eso se aplica al conjunto de la economía y sin duda a este sector.

Por otro lado, no creo que haya ningún otro sector que haya mostrado un compromiso mayor que el sanitario. Con esas reglas de juego y a pesar de calendarios de pago superiores a 600 días; a pesar de cambios en la normativa y de condiciones que se han venido endureciendo de una manera extraordinaria en los últimos años, no hemos visto deslocalizaciones en España ni una merma en las inversiones, sino todo lo contrario. Creo que es importante ser conscientes de que todo tiene un límite, pero seguimos confiando en que todos los esfuerzos que hemos mencionado antes se pueden solucionar, que algunas de las situaciones se van a normalizar relativamente pronto, somos positivos en cuanto a la evolución de la situación económica española, y con todo ello pensamos que estas situaciones de deslocalización no llegarán a producirse, pero no deja de ser una estimación, unas valoraciones que pueden no verse materializadas si alguna de estas cosas no se producen. Si dentro de seis meses o un año en lugar de hablar de 2.500 millones hablamos de 5.000 millones de deuda, hablamos de nuevo de 600 o 700 días de periodo medio de cobro, creo que no sería una sorpresa para nadie ver que algunas compañías deciden dejar de operar en España o buscan escenarios más favorables. Pero en ningún caso se podría culpar a estas compañías, porque creo que lo sorprendente es el compromiso mantenido hasta ahora.

“Los organismos evaluadores son necesarios en momentos de restricción presupuestaria”.

La administración demanda un cambio de paradigma a la hora de implementar nuevas tecnologías y equipos, es decir, prefieren comprar el uso que se va a dar a un aparato que el aparato en sí. ¿Está la industria dispuesta a recorrer ese camino?

Sin lugar a dudas, pero de nuevo es importante tener en cuenta el conjunto de los elementos. La industria no puede convertirse en el financiador del sistema, eso es insuperable. Si se persigue realmente un socio, alguien que preste un servicio, con unos elementos estratégicos que son los que determinan el modelo hay que garantizar las condiciones que permitan que ese modelo se lleve a cabo. Si yo quiero pagar por un servicio que requiere unas inversiones importantes tiene que haber un periodo de retorno lo suficientemente amplio que permita amortizar la incorporación de esos equipos, la formación de los usuarios, etc. Todos estos elementos se tienen que tener en cuenta y requieren una redefinición del modelo.

En ese sentido la industria ha mostrado de manera reiterada su voluntad de participar en ese rediseño, y creemos que se avanza en esa dirección, aunque no existe aún un consenso respecto a los elementos a tener en cuenta porque en algunos casos viene propiciado únicamente por la percepción de que va a permitir reducir el volumen de gasto a corto plazo, pero al final los números son tozudos y lo que no se hace de una manera se tiene que hacer de otra y si se piensa que se va a incorporar un socio que en dos años va a proporcionar una serie de servicios incorporando estas inversiones, tenemos experiencias recientes que demuestran que no es posible, y el que tenga la osadía de dar ese paso, los hechos nos demuestran que se equivoca.

Creemos que este modelo tendrá mucho protagonismo en el futuro próximo, que requerirá la colaboración de los usuarios, de los financiadores, de la industria que proporcione los bienes y servicios y probablemente de una normativa que permita un marco sostenible.

¿Está afectando más la crisis a la sanidad pública o a la privada a la hora de incorporar tecnología?

Está afectando a ambas por igual. Quizá la ventaja de la sanidad privada es que su mayor agilidad le permite seguir estableciendo sus propias prioridades, y eso facilita que se siga incorporando tecnología en áreas que la sanidad privada pueda considerar críticas.

En la sanidad pública hemos visto que en los últimos años ha desaparecido prácticamente el capítulo 6, el capítulo de inversión, y en ese sentido los gestores tienen una limitación insuperable.

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