José Martínez Olmos, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública y exsecretario general de Sanidad.
Las voces que piden
eliminar las patentes farmacéuticas a las vacunas Covid-19 se incrementan ante la desigualdad en el proceso de vacunación y la dificultad de acceso a los viales. ¿El objetivo? Aumentar la producción para que haya dosis disponibles para toda la población mundial. Sin embargo, dadas las circustancias, la suspensión inmediata de propiedad intelectual
podría no solucionar el problema, según afirma
José Martínez Olmos, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública y exsecretario general de Sanidad, a
Redacción Médica, donde asegura que se trata de
un debate “de un calado impresionante”.
“La imposibilidad de tener una posibilidad real a corto plazo que cubra las necesidades de la ciudadanía está haciendo que veamos que hacen
falta vacunas en el mundo y que surja el debate de las patentes”, comienza Olmos, quien explica que la capacidad de producción actual “no está preparada” para aumentar la fabricaciónde forma inmediata. Otro debate, añade, es el
precio de las dosis que se establece.
Y es que, según los expertos, antes de la pandemia se fabricaban en torno a 3.000 millones de dosis anuales y ahora, en plena emergencia sanitaria,
se necesitan 15.000 millones de unidades para los 7.600 millones de ciudadanos que habitan la Tierra. “No es una cuestión de propiedad intelectual, sino de que tiene que haber infraestrcuturas preparadas para eso, además de empresarios que inviertan o apoyo económico público”, explica el exsecretario general de Sanidad.
Para Olmos, la solución es mucho más compleja que lo que plantea el actual debate y radica en dotar a las empresas que no se dedican habitualmente a la fabricación de vacunas para que las puedan producir en masa. Un proceso complejo (y “que no se resuelve con el rescate de patentes”) que requiere
tecnología, maquinaria y personal, además de buenas prácticas de fabricación.
¿Solución? Fomentar la máximas alianzas posibles
Para Martínez Olmos, no se está abordando correctamente el problema. En su opinión, el esfuerzo se tiene que dirigir a fomentar y a reforzar que las compañías farmacéuticas hagan
procesos de terciarización de su producción. Es decir, que se establezcan entre compañías a través de los cuales se permita cubrir las necesidades de infraestructura y recursos.
“Es mucho más inteligente el
trabajo conjunto entre empresas, así como entre el sector público y privado para fomentar la máximas alianzas posibles”, continúa. Además, fijando la vista en el futuro, Olmos considera que debe hacerse una inversión preventiva, que también tiene que ser pública, para estar preparados para nuevas pandemias.
“El reto es tan grande que la solución no está en la eliminación de patentes. Lo que sí podemos hacer, paulatinamente, fomentándolo desde los poderes públicos e impulsándolo desde las propias compañías, es generar alianzas entre empresas que no hacen habitualmente vacunas de Covid-19 para adaptar sus instalaciones y producirlas conjuntamente con los propietarios de las patentes y ponerlas a disposición de la ciudadanía”, concluye José Martínez Olmos, que insiste en que
el reto global es mucho “más complejo” y no basta con poder legalmente fabricar vacunas.
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