Denis Rebrikov es un
biólogo molecular ruso del que no se sabía mucho hasta esta misma semana. Un artículo en la revista
Nature advertía de que este relativamente poco conocido científico (su índice h es 5) planeaba
editar genéticamente embriones humanos para inactivar el
gen CCR5.
Es decir: planea seguir los pasos de
He Jiankui, científico chino que saltó a la fama el pasado noviembre al anunciar que habían nacido dos niñas gemelas a las que había
editado mediante Crispr su información genética para inactivar ese mismo gen.
La idea que subyace a ambos es que la deleción de este gen crea una especie de
defensa natural frente al VIH, si bien también se ha sabido recientemente que la población de Reino Unido que porta dos copias de ese gen mutado tiene un
21 por ciento más de mortalidad por cualquier causa.
Reprobación unánime
"Crispr es una herramienta muy poderosa, pero no estamos capacitados para controlar el resultado de estos experimentos"
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El anuncio de He Jiankui fue
reprobado unánimemente: la tecnología Crispr no está lo suficientemente desarrollada
como para ser segura de utilizar en humanos. En otras palabras,
las consecuencias de la modificación de ese gen son imprevisibles. Lo peor es que es una mutación que las gemelas chinas transmitirán a sus descendientes (si la edición genética no la revierte en un futuro).
Según
Nature, Rebrikov encabeza un laboratorio de edición genética en Rusia y afirma que tiene un método más seguro de edición genética, que le permitirá conseguir sus objetivos en un 50 por ciento de los casos.
Comunicado de la comunidad investigadora
Ante este anuncio, tres asociaciones internacionales que integran a investigadores en el ámbito de la edición genética (la Asociación para la Investigación y Desarrollo Responsable en Edición Genómica, el Gremio de Escritores sobre el Genoma y la Sociedad Japonesa para la Edición Genómica) han emitido un
comunicado rechazando este paso.
“La edición genética mediante Crispr es una
herramienta muy poderosa para modificar la secuencia de ADN”, indican las tres sociedades, “pero, desafortunadamente, no estamos capacitados para controlar el resultado de estos experimentos genéticos”.
Llamamiento a las autoridades internacionales
Por ello, conminan a las autoridades a hacer un seguimiento cercano de este investigador “y de otros como él que quieren llevar a cabo tan irresponsables experimentos”, exigen la
implantación de un marco internacional que regule la edición genética en embriones, y hacen un llamamiento a agencias supranacionales como la ONU o la OMS para promover declaraciones universales con estos objetivos, colaborando con sus Estados miembro.
“La revolución de la edición genómica con Crispr tiene un tremendo potencial para llevar beneficios y curaciones al ser humano”, señalan las sociedades, “pero
su deliberado mal uso puede traer inquietud, ansiedad y desconfianza. Como sociedad, debemos oponernos frente a cualquier intento de utilizar estas técnicas de forma prematura, peligrosa e irreversible para los seres humanos”.
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