El investigador Carlos López-Otín.
La
retirada de los ocho artículos del científico
Carlos López-Otín por parte de la revista 'Journal of Biological Chemistry' (JMC) es contraria a la opinión de parte de la comunidad científica. Investigadores como
Juan Valcárcel, quien ha coordinado una iniciativa para contactar con la revista y apoyar el trabajo del grupo del catedrático de Bioquímica, consideran que, si bien ha habido
errores en las publicaciones (imágenes rotadas 180 grados, paneles reusados de otras publicaciones, duplicación de imágenes, etc), la r
ectificación de estos debería haber sido suficiente.
Valcárcel, que habla a título personal, explica a
Redacción Médica que se han producido
tres tipos de errores en los artículos retirados: la
reutilización de algunas figuras en distintas publicaciones y que, en su opinión, "no tiene mayor importancia", "se trataba de controles comunes a los distintos experimentos”
;
errores en el montaje de las figuras; y un tercero,
más grave, que ha implicado la
alteración de una parte de una figura por
motivos estéticos. Una motivación que puede dar pie a pensar que los resultados pueden estar afectados o manipulados.
"El error más grave ha implicado la alteración de una parte figuras por motivos estéticos"
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"Eso es totalmente inaceptable. Pero ante la presencia de alteraciones, de las que López-Otín
en absoluto era consciente, se han mirado los datos originales. En algún caso estos estaban ahí; en otros, se ha visto que el resultado era correcto aunque hubiera habido una alteración por razones estéticas", explica Valcárcel, que argumenta que han sido corroborados incluso a posteriori o por otros autores.
"Es decir,
en ningún caso se han cuestionado los datos ni hay evidencia alguna de que el resultados sean incorrectos, sino todo lo contrario. Lo que ocurre es que la presentación tuvo deficiencias que habría que corregir", asegura.
¿Cómo es posible que hayan sido obviados nueve errores diferentes?
Explica Valcárcel que un artículo de estas características es sometido por la revista, que suele remitir el trabajo a varios
revisores externos que, de forma anónima, evalúan el contenido de los artículos para posteriormente realizar preguntas, incluir inconvenientes que hayan encontrado o hacer los comentarios que estimen oportunos. En esos casos, el editor contacta a los autores para hacer los cambios que considere. Después de una nueva revisión, que en muchas ocasiones inplican la
repetición o la
realización de nuevos experimentos, envían de nuevo el trabajo para que los revisores comprueben la
nueva versión. Si la aceptan, se publica.
Ese fue el caso de las publicaciones retiradas. Así que, tras pasar todas estas revisiones, ¿cómo es posible que se hayan publicado con estos errores? "Los
revisores tampoco son infalibles, y pueden no haber detectado esos problemas que han encontrado aquellas personas que
han ido buscando alguna
deficiencia con mucho detalle. No es que sean obvias ante los ojos de cualquiera que lea esos artículos", argumenta Valcárcel que cree que, en este caso,
el resposable último (que no el directo) de los errores es el autor principal del trabajo, en este caso López-Otín.
Qué ocurre con los datos que han sido eliminados
"No hay duda de que se han cometido errores y de que no son aceptables, la cuestión es cómo subsanarlos, y si se puede hacer de una manera que refleje dónde estaba el problema sin eliminar todo un conjunto de datos que forman un artículo que tiene peso científico", añade.
Los artículos retirados han sido citados más de 8000 veces por la comunidad científica
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Porque, en total, los ocho artículos retirados han sido han sido
citados más de 800 veces por la comunidad científica. "Estos artículos han generado tanto información sobre genes humanos importantes en el desarrollo del cáncer,como reactivos, incluso en modelos animales, que también han sido relevantes para conocer el progreso de la enfermedad. Ahora, con la retirada de estos artículos, es como si este trabajo nunca se hubiera hecho", lamenta el investigador.
Por todo ello, cree que la retirada "hace un
flaco servicio a la historia del progreso del la Ciencia, cuando existe la posibilidad de corregir los errores en lugar de eliminar los artículos de la literatura", asegura.
Apoyo de la Universidad de Oviedo
En este mismo sentido se posiciona el Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias (
Iuopa), quienes han lanzado un
comunicado en el que alegan que la retirada de los ocho artículos a Carlos López-Otín en la JBC es "
desproporcionada" porque los "
defectos" encontrados en sus publicaciones, estos "
no afectan al mensaje y a las conclusiones principales de los artículos".
El rector de la Universidad de Oviedo,
Santiago García Granda, también ha querido manifestar en nombre de la instituticón su "
total apoyo a este investigador, su equipo y su trabajo". "Nuestro respaldo está basado en las conclusiones derivadas de la investigación llevada a cabo por el
Comité de Ética de la
Universidad de Oviedo, así como el
análisis de los artículos publicados en la JBC realizado por un grupo relevante de científicos españoles que ha transmitido a la Universidad las concluisones de su estudio", señala.
En un comunicado, García Granda indica que la Universidad de Oviedo se
reserva su derecho a emprender acciones judiciales para preservar el buen nombre y reputación de la institución, "así como en
defensa al dercho de honor y la
propia imagen de las y los miembros de nuestra comunidad universitaria en el ejercicio de sus labores investigadores, docentes y de gestión".
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