Jesús Rodríguez Baño, jefe del Servicio de Infecciosas del Hospital Virgen de la Macarena.
Rescatar del olvido
antibióticos 'antiguos' para comprobar si pueden ser efectivos frente a bacterias actuales es una de las líneas de trabajo que se lleva a cabo desde el
Servicio de Enfermedades Infecciosas del
Hospital Virgen de la Macarena. En concreto, el equipo dirigido por
Jesús Rodríguez Baño ha logrado demostrar la eficacia de un fármaco en desuso como la Fosfomicina -utilizada para el tratamiento de cistitis aguda- y la
Temocilina, la cual ni siquiera llegó a comercializarse en España, frente a ciertos microorganismos con "mecanismos de resistencia muy frecuentes", convertidos ya en una "amenaza de Salud Pública".
La Temocilina, de hecho, podría llegar a romper el círculo vicioso generado entre la
proliferación de bacterias cada vez más difíciles de eliminar y el uso excesivo de
carbapenemas -antibióticos potentes de último recurso-. Una vez comprobada su utilidad y eficacia "para el tratamiento de infecciones de bacterias mutirresistentes", este fármaco utilizado durante los años 60 y 70,t se postula como alternativa factible a estos fármacos, lo cual permitiría reducir tanto su utilización como las "resistencias" derivadas de su consumo cada vez más extendido.
Así lo demuestra el
ensayo clínico realizado durante más de cinco años por este centro sevillano, denominado Astarté y financiado por el Instituto de Salud Carlos III, cuyos resultados preliminares fueron presentados en el Congreso Europeo de Enfermedades Infecciosas celebrado en el mes de mayo. El Servicio se encuentra ahora perfilando todos los análisis para remitir el informe a la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) y publicar los datos definitivos, a ser posible, "en unos meses".
La mitad de antibióticos se recetan mal
"Más del 50 por ciento de las prescripciones de antibióticos son inadecuadas por algún motivo", advierte Rodríguez Baño, uno de los investigadores más citados a nivel mundial. A veces, este tipo de fármacos no son necesarios -por ejemplo, a la hora de
tratar una infección causada por un virus-, o "no se prescribe" el adecuado. En otras ocasiones, afirma, se "usan dosis erróneas o existe una duración excesiva”, detalla, al explicar las posibles causas detrás del
fracaso del tratamiento.
De hecho, múltiples estudios señalan la efectividad y beneficios de realizar un ciclo corto de antibióticos en el abordaje de ciertas dolencias. "Se está demostrando que, para determinadas infecciones,
duraciones más cortas son tan eficaces como los tratamientos más largos, y además son menos inductoras de resistencia. Por tanto, la duración de un tratamiento con antimicrobianos debe ser la más corta que haya demostrado eficacia”, asevera el jefe de Servicio y experto en este ámbito, tras dos décadas dedicado al estudio de las resistencias a antibióticos.
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