Rafael Ortí e Ildefonso Hernández.
26 sept. 2021 13:50H
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Con la mejora de la situación epidemiológica del Covid-19 en España las autoridades sanitarias han empezado a llevar a cabo una desescalada que para los expertos se antoja demasiado temprana y pone en peligro a la población pendiente de vacunar o completar su protección con la tercera dosis. Un riesgo que los epidemiólogos descartan que se traduzca en una nueva ola si se mantiene la vigilancia de casos, el control de la transmisión comunitaria y se aplican medidas proporcionales que el conjunto de la población considere coherente.
“Es difícil que volvamos a tener una onda epidémica como la anterior. Estamos viviendo los coletazos finales de la pandemia, hay una inmunidad de grupo muy avanzada y que limita la transmisión. Aun así, ahora hay que ser cautos hasta el final de la pandemia porque de ello depende la gente que no está correctamente vacunada. Las personas de los considerados grupos de riesgo pueden morir en estos días si hacemos las cosas mal y no debemos de conformarnos”, señala a Redacción Médica Rafael Ortí, presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (Sempsph).
Para Ortí la vuelta a la normalidad llegará en la primavera de 2022 y cree que la relajación actual de las medidas se debería retrasar unas semanas: “No veo bien las actuales relajaciones porque según los criterios de riesgo el semáforo aún está en ámbar. Precipitarnos ahora puede hacer que haya 50-100 muertos diarios. Deberíamos esperar a que la incidencia acumulada se sitúe por debajo de 50. Tenemos que ser prudentes, determinar el trabajo y aplicar las recomendaciones que hemos tomado desde el principio. La situación en un mes la veremos muy mejorada a no ser que haya una nueva variante.”, señala Ortí.
Una desescalada que para Ildefonso Hernández, catedrático de Salud Pública en la Universidad Miguel Hernández (Alicante) y vocal de comunicación de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas), debe ser paulatina y coherente: “La apertura de aforos y del ocio nocturno son medidas que se pueden tomar pero manteniendo una coherencia con el resto de restricciones, para que los ciudadanos las comprendan y sigan manteniendo el cumplimiento de las demás recomendaciones”.
Mantener la vigilancia, una de las claves de éxito
Más allá de que la incidencia acumulada mejore, el portavoz de Sespa y exdirector de Salud Pública cree que el foco se debe mantener en la vigilancia de nuevos casos: “Se debería reforzar la vigilancia del Covid-19 y seguir extremando la calidad de la vigilancia de enfermedades respiratorias. Todo el sistema de vigilancia tiene que reforzarse para detectar cualquier cambio de tendencia o para detectar cambios genómicos”.
Una vigilancia que en esta fase de la pandemia se antoja más compleja y, por lo tanto, también se debe “hilar más fino” en el rastreo. “Al relajarse bastante alguna de las medidas de prevención es probable que empiecen a detectarse casos de enfermedades respiratorias por otros virus diferentes al Covid. Este fenómeno hay que seguirlo de cerca y realizar un buen diagnóstico”, comenta Hernández.
Para el experto en Salud Pública esto es clave ya que si las autoridades sanitarias no miden bien lo que está ocurriendo se puede perder el control de la epidemia: “Si se hacen menos test es probable que los casos pases desapercibidos. Además, estos datos se deben complementar con otras informaciones”.
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