Sonia Zúñiga, investigadora del CSIC.
La pandemia del Covid-19 ha precipitado que científicos de todo el mundo probaran una amplia gama de vacunas en ensayos clínicos. Pero pocos se esperaban que la tecnología no probada del ARNm fuera la estrella. Solo diez meses después fueron las primeras en aprobarse y, a día de hoy, continúan mostrándose las más efectivas.
Las primeras vacunas de ARNm aprobadas, tras una historia que se remonta a hace más de 30 años, han sido frente al Covid-19. Pero todo apunta a que no serán las únicas.
Sonia Zúñiga, viróloga e investigadora del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC, aborda con
Redacción Médica el futuro de esta tecnología
La tecnología de las vacunas de ARNm se desarrolló originalmente para otras enfermedades, no para el Covid-10 como el cáncer. ¿En cuáles se está ensayando ahora?
La información de la que disponemos es la que han publicado compañías y la que aparece en revisiones. Sabemos que desde hace 20 o 30 años, compañías como Moderna, que estaba muy avanzada, o Biontech, utilizaban esta tecnología de ARNm para vacunas pensadas, en un principio, para el cáncer.
Pero ahora con la pandemia, y tras observar lo bien que han funcionado las vacunas de ARNm frente al Covid-19, la perspectiva que se abre por delante con esta tecnología es inmensa. Tiene un gran potencial.
¿En qué enfermedades cree que se puede utilizar?
Se puede utilizar para otras enfermedades infecciosas, es decir, para vacunas frente a otros virus o baterias. Como ocurre con otros antídotos, necesitamos conocer qué componentes del patógeno, ya se virus, bacteria u otros, tiene que influir la vacuna,.
Estas vacunas que tienen un solo componente del patógeno se llaman vacunas subunidad. La ventaja que tienen las de ARNm frente a otras vacunas subunidad clásicas basadas en la proteína, como las que se producen para la gripe y otros patógenos, es que uno al hacer el ARNm es la propia célula en el vacunado la que fabrica el antígeno del antídoto. Eso es lo que va a inmunizar.
"Con el Covid-19, gracias al trabajo de los laboratorios con el coronavirus, sabíamos a ciencia cierta que la vacuna debía incluir la proteína de la espícula"
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En ese sentido, probablemente la cantidad de antígeno y dónde se produce es mejor que cuando hay una vacuna simplemente de proteína. Esta, para estimular al sistema inmune, necesita compuestos adyuvantes. Son los que, además del antígeno, van a favorecer que se estimule la respuesta inmune.
Estas vacunas de ARNm, que ha sido una sorpresa para muchos que funcionaran tan bien, son muy buenas. Todavía se desconoce el porqué, pero los datos empíricos, los datos experimentales y los de aplicación están demostrando que
funcionan muy bien a la hora de estimular la respuesta inmune. En ese sentido, para cualquier enfermedad infecciosa, siempre que sepamos lo que tiene que incluir la vacuna, serían muy buenas. Es una tecnología con mucho potencial.
No se esperaban que esta tecnología de ARNm fuera la estrella de las vacunas Covid.
Desde luego. Cuando apareció este virus, cualquier vacuna era bienvenida. Cada laboratorio y cada empresa empezó a desarrollar vacunas frente al Covid-19 con las tecnologías y plataformas que tenían. En el caso de los coronavirus, es algo más sencillo de hacer gracias al trabajo de los laboratorios que los estudiamos desde hace muchos años. Así, ya
sabíamos a ciencia cierta qué es lo que debía incluir la vacuna: la proteína de la espícula. Es la mayor inductora de anticuerpos neutralizantes. Y conocíamos que inducir anticuerpos neutralizantes va a tener un efecto protector.
Sabiendo el componente que tenían que tener las vacunas, la pregunta era qué plataforma utilizar. Cada uno empezó a usar la suya. Quienes trabajaban con plataformas de ARNm las usaron. Se ha demostrado que son difíciles de desarrollar en el sentido de que el ARNm, como sustancia biológica, tiene sus dificultades, aunque a su vez pueden ser ventajas: cuando ejerce su función en la células luego desaparece.
El inconveniente es que es poco estable: a veces necesita frío, se debe ver cómo se vehiculiza para llegar dentro de las células...Tiene sus complicaciones. Pero el hecho de que hayan funcionado y se hayan desarrollado tan rápido también indica que el trabajo que llevaban hecho el los últimos 20 o 30 años las compañías y los laboratorios han dado sus frutos. Y el trabajo todavía es mejorable.
En el futuro creo que vamos a ver más vacunas basadas en ARNm.
Cuando saltó la polémica con la liberación de patentes se habló de blindar esta tecnología en Europa.
Esta tecnología, como cualquier otra de producción de vacunas, se puede hacer al liberar la patente. Pero hay que tener la infraestrauctura, los componentes, el conocimiento previo... Eso no es tan fácil de hacer. Por explicarlo de una manera sencilla: si se libera la receta, y cualquiera puede hacerlo en su casa, ¿cómo se garantiza que la calidad de ese producto final vaya a ser el mismo que el original? ¿Cómo se garantiza que donde se haga van a tener exactamente los mismos ingredientes? Todo eso es muy complejo.
Lo que está funcionando, al menos en este caso, es que los fabricantes de estas vacunas están haciendo convenios con distintos países para que se fabrique su vacuna in situ. Se anunció que Robi va a fabricar en España la vacuna de Moderna. Donde hay infraestructura se llega a un acuerdo con la compañía de manera que todo el saber, la producción y la calidad que debe tener el producto para su uso en humanos, pasando unos controles de calidad, esté garantizado.
¿Es candidata para las vacunas frente a la gripe?
El siguiente patógeno obvio para el que se podría probar esta tecnología son las vacunas frente a la gripe. THay que cambiarlas cada año. Esta tecnología permite ese cambio más rápidamente que las tecnologías que ese están usando ahora basadas en proteína, básicamente.
Pero hay una incógnita. Las vacunas que se hacen ahora contra la gripe funcionan, y eso es muy bueno, pero la inmunidad que generan dura poco tiempo. No ya porque cambie el virus, sino porque la inmunidad que genera es temporal. Se basan en proteínas de distintas cepas de gripe, y en una serie de compuestos adyuvantes que son los que favorecen la respuesta inmune.
"Las vacunas que hacen ahora contra la gripe funcionan, pero la inmunidad que generan dura poco tiempo"
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Es una buena pregunta desde el punto de vista científico, y desde el punto de vista de qué tal funcionará, si alguna de las vacunas para la gripe basada en ARNm va a tener una
mejor eficacia que las que conocemos actualmente. Las ventajas de las de ahora es que
son realmente muy baratas y bastante fáciles de producir. Hay vacunación frente a la gripe en todas partes del mundo, todos los años, a muchísima gente, y eso es algo que la tecnología de ARNm puede que no esté al alcance de todos. Producir arnm es bastante costoso. Es una de las cosas que probablemente en el futuro habrá que optimizar.
¿Y frente al VIH?
El problema que hay es que
no se sabe exactamente qué es lo que tendría que tener una vacuna. En el VIH, aunque se va conociendo cada vez más, lo cierto es que de las experiencias que hay previas de distintas vacunas que se han intentado todavía no consiguieron saber bien qué es se necesita para que proteja.
Además es una enfermedad muy compleja que ataca el propio sistema inmune. Desarrollar vacunas no es sencillo. El problema no es la tecnología.
Supongo que ocurre lo mismo frente a varios tipos de cáncer.
Sí. Si uno está pensando en una vacuna para un cáncer que tiene un origen viral, como el papiloma virus, que se conoce bastante, se puede utilizar tecnología. Las vacunas de hay ahora son bastante eficaces y además son fáciles de producir. Pero es una caso hipotético y pensado desde el punto de vista preventivo.
Pero en cáncer no siempre es concepto preventivo sino terapéutico:
una vez que aparece un cáncer que hay que introducir para que no se extienda. En ese sentido muchas veces se piensa en vacunas no para prevenir la enfermedad sino para tratarla. En supiéramos qué moléculas tiene que expresar, como determinadas moléculas inmunomoduladoras, de nuevo esa tecnología sería tan válida como cualquier otra.
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