Una operación quirúrgica.
Las emisiones de la asistencia sanitaria equivalen a los gases de efecto invernadero anuales producidos por 514 centrales eléctricas de carbón, según ha puesto de manifiesto un
informe publicado por la ONG mundial Health Care Without Harm, y que proporciona la primera estimación de la huella climática mundial del sector sanitario.
"Las instalaciones del sector de la salud son el corazón operativo de la prestación de servicios donde se protege la salud, se trata a los pacientes y se salvan vidas. Sin embargo, en el sector de la salud las instalaciones también son una fuente de emisiones de carbono, que contribuyen al cambio climático. Por ello, los sitios sanitarios deben liderar el camino y no contribuir a la carga de enfermedades", ha dicho el director general de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Concretamente, el trabajo ha puesto de manifiesto que si el sector sanitario mundial fuera un país,
sería el quinto emisor de gases de efecto invernadero (GEI) más grande del planeta. De hecho, se cree que su huella climática global es equivalente al 4,4 por ciento de las emisiones netas globales,
el equivalente a dos gigatoneladas de dióxido de carbono.
Cadena de suministro
El 17% de las emisiones puede atribuirse a las instalaciones sanitarias
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En este sentido, según el informe,
la Unión Europea es el tercer mayor emisor del sector de la salud, por detrás de Estados Unidos y China, y el 71 por ciento de las emisiones se derivan principalmente de la cadena de suministro de atención de salud a través de la producción, el transporte y la eliminación de bienes y servicios, tales como productos farmacéuticos y
otros productos químicos, alimentos y productos agrícolas, dispositivos médicos, equipos e instrumentos hospitalarios. Por su parte, la huella contaminante de la sanidad española alcanza hasta un 4,5 por ciento. Casi la mitad que el país mas contaminante, Estados Unidos (7,6 por ciento).
Del mismo modo, otro 17 por ciento de las emisiones puede atribuirse a las instalaciones sanitarias (incluidos los vehículos de propiedad de la sanidad), mientras que el 12 por ciento procede de la electricidad y la refrigeración o calefacción compradas.
"Esta es una inmersión profunda muy oportuna para la contribución de la atención médica al cambio climático, lo que demuestra la enorme huella de combustibles fósiles de los equipos y medicamentos que usamos a diario. Tenemos un largo camino para evitar que la conveniencia de hoy cause la tragedia de mañana", ha dicho el fundador de la organización Doctors for Extinction Rebellion,
Chris Newman.
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