El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Las
infecciones relacionadas con la atención sanitaria (IRAS) se presentan como uno de los eventos adversos más comunes en la prestación de servicios de salud. Según la
Organización Mundial de la Salud (OMS), el impacto de las IRAS está afectando tanto a países desarrollados como a aquellos en vías de desarrollo. Es por esto que ha publicado un informe detallado con los objetivos, principios y mejores prácticas para la vigilancia de estas patologías, que propone
modelos activos, pasivos, basados en laboratorios y pacientes, y que señala a la
digitalización como una de las claves para la vigilancia de las infecciones hospitalarias. Todo ello, en un contexto que reclama una estructura de gobernanza clara, con responsables definidos y con
más recursos financieros y humanos.
Con el fin de avanzar en el control de estas enfermedades, la OMS ha publicado un manual práctico para la
vigilancia de las infecciones asociadas a la atención sanitaria a nivel nacional y de establecimientos de salud. Con él, busca
guiar a los formuladores de políticas y a los profesionales en la creación e implementación d
e sistemas eficaces de vigilancia, especialmente en los países de ingresos bajos y medios (PIBM), donde la implementación de estas estrategias es una de las más deficientes.
Esta publicación se alinea con el problema que existe en
España respecto a las infecciones hospitalarias. En concreto, según el
Ministerio de Sanidad, estas patologías suponen un reto para la seguridad de los pacientes y de los propios sistemas de salud del país, por lo que propone avanzar en la
elaboración de protocolos de actuación homogéneos en estos centros.
En la misma lína, la
OMS propone establecer
protocolos nacionales y locales adaptados a la realidad de cada región, aunque esto también supone un reto para nuestro país, ya que según un estudio publicado por esta Cartera, en la actualidad, a pesar de que a nivel central se dispone de un
sistema de vigilancia, se desconoce la situación concreta de estas patologías en cada
comunidad autónoma.
Principios clave en la vigilancia de las IRAS
El documento señala que, en promedio, el
7 por ciento de los pacientes en países desarrollados y el 15 por ciento en los países en desarrollo
contraen al menos una IRAS, lo que genera una carga sanitaria y económica considerable. Esto se debe a que, según la OMS, “la vigilancia de las IRAS sigue siendo uno de los componentes menos implementados”.
Por ello, una de las cuestiones principales para controlar estas infecciones se basa en la creación de
sistemas de vigilancia eficaces. Entre ellos, la OMS destaca la necesidad de una
estructura de gobernanza clara, con responsables definidos; la integración con sistemas de vigilancia de la
resistencia a los antimicrobianos (AMR); y la asignación de recursos financieros y humanos adecuados. “Contar con mecanismos de seguimiento y supervisión es crucial”, subraya el informe, junto con el establecimiento de redes nacionales y subnacionales para apoyar estos esfuerzos.
Vigilancia de las infecciones hospitalarias
Para avanzar en esta materia, la
OMS identifica varios
métodos de vigilancia que pueden aplicarse en función de los recursos y capacidades de cada país o centro de salud. En concreto, señala la
vigilancia activa, donde los datos se recogen prospectivamente por personal capacitado, es considerada “la mejor opción para identificar infecciones”. En esta, los datos “se recopilan específicamente con fines de
vigilancia, generalmente de forma prospectiva, por personal capacitado que busca infecciones según las definiciones de casos de infecciones asociadas a la atención sanitaria.
Sin embargo, en entornos con menos recursos, la
vigilancia pasiva, aunque menos sensible, es una alternativa viable. Esta se basa “en fuentes de datos que
no están específicamente destinadas a la vigilancia y, a menudo, es
retrospectiva y no la lleva a cabo personal de vigilancia capacitado”.
Entre los métodos más avanzados, el informe menciona la
vigilancia basada el paciente, que vincula el laboratorio con los
datos clínicos y microbiológicos para evaluar factores de riesgo y la frecuencia de las infecciones. Este modelo calcula “la frecuencia de las infecciones asociadas a la atención médica y evalúa los factores de riesgo”.
La vigilancia basada en el paciente requiere visitas a las áreas de atención al paciente y la revisión de las
historias clínicas y los r
egistros de los pacientes, mientras que la basada en el
laboratorio significa que la identificación de la infección “se basa únicamente en los hallazgos de laboratorio positivos de las
muestras clínicas del paciente”, sin vincularlo con los registros, los resultados de otras pruebas diagnósticas o sus características.
Por otra parte, el documento señala que las poblaciones de los centros de atención de salud bajo vigilancia pueden diferir según los
objetivos específicos a nivel nacional y de centro del
plan de vigilancia de las IRAS. En este sentido, menciona que se pueden considerar dos enfoques:
vigilancia integral o de todo el centro, en la que se observan a todos los pacientes (s decir, todas las poblaciones de pacientes bajo vigilancia; o
vigilancia dirigida o focalizada, en la que se observan salas, pacientes o tipos de IRAS seleccionados.
En último lugar, menciona la
vigilancia basada en la incidencia, que es prospectiva y más fiable, pero requiere muchos recursos, ya que necesita “equipos bien formados y dedicados a examinar sistemáticamente las historias clínicas de todos los pacientes y a r
ecopilar e interpretar los datos”. Esta se presenta como la mejor manera de seguir las tendencias de las
infecciones asociadas a la atención sanitaria a lo largo del tiempo y de estudiar tipos específicos de infecciones que requieren un seguimiento de los pacientes en riesgo.
Digitalización y automatización en las IRAS
Junto a esto, el estudio señala que el uso de
sistemas de vigilancia digital es un área emergente que podría transformar la forma en que se controlan las IRAS. Las herramientas digitales permiten una recopilación de datos más precisa y la
creación de alertas automáticas ante la aparición de infecciones o patógenos emergentes.
Entre sus aplicaciones, la OMS destaca el desarrollo de
aplicaciones digitales “para respaldar la transferencia electrónica de datos desde los establecimientos al nivel nacional y para facilitar la
fusión de datos a nivel de establecimiento en la base de datos nacional de infecciones asociadas a la salud”.
“Los
sistemas de vigilancia automatizados ofrecen la posibilidad de superar las limitaciones de la vigilancia manual”, detalla la OMS, y son esenciales para
detectar brotes de manera temprana y reducir la transmisión de patógenos en los entornos sanitarios. A pesar de esto, el informe también señala que pueden presentar desafíos, como la
privacidad de los datos y los requisitos legales para su implementación a gran escala.
Desafíos en la vigilancia de infecciones hospitalarias
Según la OMS, los desafíos para la
vigilancia de las IRAS son mayores en los países de ingresos bajos y medios, entre los que señala que puede existir una falta de apoyo político,
escasez de recursos y una infraestructura sanitaria deficiente.
Junto a estas, otras barreras que recoge el informe son la
falta de personal; la carencia de equipos básicos de laboratorio y la
calidad insuficiente de los resultados de laboratorio de microbiología; así como la motivación limitada para notificar las infecciones asociadas a la atención sanitaria.
Por último, la OMS señala que los desafíos “más importantes” para la vigilancia de las infecciones asociadas a la atención sanitaria incluyen “la
falta de conocimientos especializados para llevar a cabo la vigilancia de las infecciones asociadas a la atención sanitaria y la n
ecesidad de una inversión financiera sustancial, en particular en entornos con recursos limitados”.
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.