Mathias Cormann, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
La
salud de los empleados repercute directamente en
su producción. Por esta razón, cada vez más empresas apuestan por el cuidado y bienestar de sus trabajadores a través de aplicaciones. Según el estudio 'Herramientas digitales e innovadoras para una mejor salud y productividad en el lugar de trabajo' de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el negocio de la salud corporativa se incrementará un 50 por ciento en los próximos seis años, alcanzando un valor estimado de
81.000 millones de euros. Este crecimiento se sustenta en el envejecimiento de la fuerza laboral y el
aumento de los niveles de obesidad entre las plantillas.
"Las herramientas digitales e innovadoras ingresan en el panorama de la gestión de la salud y la productividad como un instrumento con potencial para mejorar la cobertura, efectividad y eficiencia de la promoción de la salud en el lugar de trabajo", explican los autores.
A través de
cuatro estudios de caso analizan dispositivos portátiles o aplicaciones móviles para promover la salud de las mujeres, aplicaciones basadas en
inteligencia artificial (IA) para la gestión del estilo de vida y plataformas de
participación conductual en los seguros médicos. Como conclusiones, muestran varias áreas de mejora para aumentar la eficacia, eficiencia y personalización de las intervenciones de promoción de la salud. Sin embargo, hay retos pendientes como la privacidad de los usuarios, la
alfabetización digital necesaria para una participación constante, la garantía de prácticas organizativas esenciales para lugares de trabajo más saludables y la
seguridad e idoneidad clínica del creciente número de aplicaciones y herramientas de salud disponibles en el mercado.
En este sentido, el estudio pone en valor que los dispositivos portátiles ayudan a los usuarios a
ser más activos físicamente y a controlar los programas. Por ejemplo, los relojes inteligentes, son eficaces para aumentar los niveles de actividad física diaria. "Las mujeres que se enfrentan problemas de salud como el
síndrome premenstrual y la
menopausia (condiciones que a menudo pasan desapercibidas o no se reconocen como problemas de salud) también pueden experimentar una reducción de la productividad laboral", indican. "La introducción de un programa de salud de la mujer en el lugar de trabajo que
facilita el acceso a educación, atención y medicamentos especializados ha ayudado a las empresas japonesas a mejorar la calidad de vida de sus empleadas, lo que también tuvo efectos positivos en el absentismo", resaltan.
Asimismo, este análisis subraya que las aplicaciones que utilizan inteligencia artificial hacen más accesible la
orientación de salud personalizada para una mejor dieta, sueño y actividad física. No obstante, la personalización implica
adaptarse mejor a las necesidades de lugares de trabajo y subgrupos de trabajadores específicos, pero esto suele requerir importantes recursos humanos y financieros.
Estilos de vida poco saludables y enfermedades crónicas
Los autores comentan que los
estilos de vida poco saludables y las enfermedades crónicas perjudican la productividad de la fuerza laboral. ¿Cuáles son los principales problemas que se observan entre los trabajadores? La obesidad, el tabaquismo,
el consumo nocivo de alcohol y los altos niveles de estrés. Todos ellos son importantes factores de riesgo de enfermedades crónicas que pueden alterar la calidad de vida, provocar deficiencias y limitar la participación en actividades sociales y laborales. Los análisis de la OCDE encontraron que las personas que tienen estilos de vida poco saludables y enfermedades crónicas tienen menos probabilidades de tener trabajo,
faltan al trabajo con mayor frecuencia y tienen niveles más altos de presentismo (es decir, productividad reducida en el trabajo).
En cuanto a la división del mercado mundial de la salud corporativa, lo dividen en siete familias de servicios principales: las
evaluaciones de riesgos para la salud (representan el 20 por ciento); los servicios de nutrición y control de peso (20 por ciento); los servicios de acondicionamiento físico, para dejar de fumar y de manejo del estrés (15 por ciento cada uno);
los exámenes de salud (5 por ciento); y otros tipos de los bienes y servicios (10 por ciento).
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