No todos los médicos depresivos acuden a un profesional para curarse.
27 may. 2017 15:00H
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Los médicos, como cualquier otra persona, también sufren depresión. Sin embargo, no todos los profesionales reaccionan de la misma manera para paliar esta enfermedad, tal y como explica el último informe de Medscape, donde analiza cómo hacen frente estos sanitarios a la depresión y si buscan tratamientos o, por el contrario, evitan a los médicos.
Para ello, el estudio ha entrevistado a 200 médicos que han experimentado depresión durante algún momento de su carrera, de los cuales, un 33 por ciento manifestó que eligió la ayuda profesional para poder acabar con esta enfermedad. Sin embargo, el 27 por ciento de los encuestados prefirió el autocuidado; el 14 por ciento manifestó comportamientos autodestructivos; y el 10 por ciento no hizo nada.
Ya de forma más minoritaria, un 6 por ciento aseguró que cambió de trabajo tras sufrir esta enfermedad; un 5 por ciento se prescribieron medicamentos; un 4 por ciento otras terapias y solo un 1 por ciento manifestó que optó por rezar para solucionar su problema.
“Los médicos, sin duda, se enfrentan a circunstancias únicas durante sus careras que hacen que padezcan depresión, tales como intimidación, novatadas, privación del sueño, así como situaciones de sufrimiento y muerte que viven diariamente con los pacientes”, explica la autora de este estudio, Paloma L. Wibble. “La mayoría de los médicos intentaron varios tratamientos contra la depresión pero, lamentablemente, optaron por otras medidas, como por ejemplo, dañarse a sí mismos. La ayuda profesional no era, por lo general, la primera opción”.
Más del 40% de los médicos tienen depresión
El estudio de Medscape también hace patente una realidad del sector sanitario: el 43,2 por ciento de los médicos tiene depresión o síntomas depresivos. Esto se debe, según alerta L. Wibble, a una serie de factores que merman el estado de ánimo de este colectivo de trabajadores.
Entre los factores de riesgos más comunes para potenciar la depresión entre los médicos, el estudio detecta el fracaso matrimonial. Según la autora, estos profesionales son más propensos a perder a sus parejas por el tipo de trabajo que llevan: los horarios impredecibles hacen que se pierdan actividades familiares o eventos importantes. “Ser médico es un factor de estrés marital”, asegura.
Otro de los factores es el aislamiento social. Trabajar más de 80 horas semanales dejan poco tiempo para amigos o familia, indica este informe. E, incluso, cuando no están trabajando, los médicos hablan de Medicina, piensan en los pacientes, estudian para exámenes o continúan con sus cursos formativos.
Además de esto, las dificultades económicas asociadas a este tipo de empleo también puede fomentar la depresión entre los facultativos. Aunque los médicos tienen una mayor capacidad de generar ingresos que la población general, suelen ahorrar menos y gastar más que el resto debido a las expectativas familiares y culturales, según detecta este informe. “Muchos médicos son presa económica de otros profesionales, incluso de familiares y amigos que creen que todos los facultativos son ricos”.
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