La enfermera de la residencia Cruz Roja San Fernando no fue la única que ha tenido que rendir cuentas ante la justicia.
Ser profesional durante la
jornada de trabajo es una obligación en cualquier profesión entre las que, naturalmente, también incluye a las enfermeras y enfermeros. Esta ejemplaridad no fue realizada a rajatabla por una
enfermera de la
residencia gaditana Cruz Roja San Fernando, que llegó a organizar
carreras de sillas de ruedas en plena
pandemia de coronavirus y posteriormente las subía a sus cuentas personales de
TikTok y de
Instagram. Este hecho provocó que la sanitaria perdiera su trabajo y recientemente el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (
TSJA) ha ratificado el despido disciplinario.
Tal y como se especifica en la sentencia del TSJA, la enfermera y varios de sus compañeros fueron despedidos por
“carreras y saltos en tono de ánimo y alegría".
La profesional despedida probó de invalidar su cese inmediato alegando que la empresa no avisó que los vídeos que colgó en redes iban a ser utilizados como prueba en el juicio.
Desde el TSJA consideran que si la propia usuaria fue quien subió los vídeos se entiende que no se puede entrar en un
supuesto conflicto de invasión de la privacidad. El tribunal argumenta que "No cabe abrigar duda alguna de que tales grabaciones (...) no sean las mismas que se grabaron en aquellas fechas por la actora y fueron subidas por ella a las redes sociales, en modo abierto".
Compañeros de Enfermería implicados
La enfermera de la residencia Cruz Roja San Fernando no fue la única que ha tenido que rendir cuentas ante la justicia, debido a que hubo
diferentes compañeros implicados al participar en estos vídeos. La diferencia fue que el TSJA decidió que el resto fueron sancionados con
un mes de empleo y sueldo y no perdieron por completo su empleo.
El principal vídeo de la enfermera que causó un
gran malestar dentro de la empresa es que la especialista aparecía con
elementos de protección puestos, además de un
sujetados de una de las personas que se hospedaban en la residencia. Con este atuendo, realizó una especie de coreografía en la que participaron sus compañeros.
A la hora de llevar la carta de despido, la residencia
recriminó la actitud realizada por la enfermera y destacó el daño a la imagen que había llegado a ocasionar: "Sus publicaciones transcienden del ámbito personal al profesional, al asociarse a la empresa afectando a la reputación de esta".
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