Resonancia magnética (RM).
El
ahorro energético y económico está más cerca de hacerse realidad en la especialidad de Radiología. Un reciente estudio de Estados Unidos pone cifras al gasto que las maquinarias radiológicas como las
resonancias magnéticas (RM) acarrean durante periodos de no actividad. Y es que, tal y como recalcan los investigadores, ese ahorro puede llegar hasta los
once millones de dólares al año.
Las estimaciones, tal y como recoge el documento, indican que la
atención médica actualmente representa el 4,4 por ciento de las emisiones globales de carbono. Estados Unidos, China y la Unión Europea son los tres actores que juntos contribuyen a más de la mitad de la huella de carbono de la asistencia sanitaria, según afirman los científicos. Y es que, en una situación en la que el planeta está haciendo frente a la crisis energética, “todos los sectores deben reconocer la necesidad de soluciones energéticas creativas, eficaces y sostenibles”, apuntan.
Con esa premisa, el estudio llamado ‘Ecodesign and Operational Strategies to Reduce the Carbon Footprint of MRI for Energy Cost Savings’ trata de escenificar el
coste que las RM generan al sistema sanitario. “En el sector de la salud, la
Radiología es un gran consumidor de energía debido a la utilización de dispositivos que consumen mucha energía”, argumentan los investigadores. Según el estudio,
cambiar los escáneres del modo inactivo al modo apagado reduce el consumo entre un 25 y un 33 por ciento, y el diseño ecológico con el nuevo modo de ahorro de energía baja aún más los requisitos de energía entre un 22 y un 28 por ciento. “Al apagar 30 máquinas de resonancia magnética inactivas durante doce horas por la noche, los ahorros anuales podrían llegar hasta los
88.301 dólares”, afirman los investigadores.
Si esa manera de actuación se extrapolase al resto de los días del año, el gasto que los sistemas sanitarios ahorrarían sería mucho mayor. Es decir, si las RM están doce horas diarias en modo apagado, se dejaría de gastar entre
8,2 y 10,7 millones de dólares al año, que es, tal y como recoge el estudio, lo
equivalente al uso de energía en una ciudad de casi 7.000 hogares residenciales. “Estos resultados deberían motivar la implementación más amplia de estrategias operativas clínicas de reducción de energía y un mayor desarrollo de tecnologías innovadoras para reducir el consumo de energía de los escáneres cuando los pacientes no están siendo escaneados”, detallan los científicos.
El estudio ‘anima’ a la sanidad a modificar el uso de la RM
El estudio argumenta que las RM consumen altos niveles de “energía improductiva” cuando no están en uso activo “escaneando pacientes”. Añade que mantener los dispositivos en modo inactivo en lugar de en apagado cuando la máquina no está en uso resulta desfavorable debido al “aumento considerable” del consumo. Por lo tanto,
incrementa también el costo y la huella de carbono, afectando a la “sostenibilidad ambiental”. “Estos datos deberían ayudar a los radiólogos, gestores y administraciones a comprender los beneficios de las operaciones de resonancia magnética con
eficiencia energética”, concluye la investigación.
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