Las técnicas radiológicas proporcionan una alta calidad de imágenes en enfermedades cardiovsasculares.
En los últimos años ha existido un auge de peticiones alrededor de la
imagen cardíaca que ha hecho que las exploraciones radiológicas se tripliquen, según explica la
Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM). La imagen cardiovascular se ha desarrollado mucho en los últimos años por la gran utilidad de las
técnicas radiológicas en el manejo del paciente con sospecha de enfermedad cardiovascular, lo que ha llevado a que se convierta en una compleja subespecialidad dentro del campo de la radiología con muchas técnicas en pleno desarrollo tecnológico que ayudarán a mejorar nuestra salud cardiovascular.
Según
Marta Tomás Mallebrera, médico especialista en Radiodiagnóstico de Unidad de Imagen Cardíaca del Hospital Universitario
Fundación Jiménez Díaz y miembro de la SERAM, “el interés que suscita la imagen cardíaca es innegable. Esto lo hemos podido constatar en nuestro propio Servicio donde cada vez recibimos a un
mayor número de profesionales, tanto nacionales como internacionales, interesados en aprender y profundizar en estas técnicas”.
La
Tomografía Computarizada (TC) y la
Resonancia Magnética Cardiovascular son las pruebas por excelencia, que se encuentran en pleno desarrollo tecnológico. En particular, los últimos avances en Tomografía Computarizada (TC) han permitido que, hoy en día,
la coronariografía TC se vislumbre como alternativa diagnóstica no invasiva a la coronariografía convencional en un número creciente de escenarios clínicos. Se trata una técnica que es capaz de proporcionar una alta calidad de imágenes y ofrece grandes ventajas en la valoración de la enfermedad cardíaca. “Inicialmente empleada para cuantificar la
calcificación coronaria (como marcador cuantificable de enfermedad aterosclerótica y predictor independiente de eventos cardíacos) y hoy en día la Tomografía Computarizada Multicorte se emplea para una gran variedad de indicaciones” apunta Tomás.
Esta técnica permite estudiar la
anatomía y
variantes anatómicas de la circulación coronaria, y para detectar su enfermedad (es especialmente útil en la exclusión de estenosis significativa, pero también para estratificar el riesgo cardiovascular del paciente). Además, sirve para valorar y planificar los procedimientos de
revascularización quirúrgicos y
percutáneos (no solo a nivel coronario sino también valvular cardíaco)., y también ha demostrado ser una técnica potencialmente útil para cuantificar la función ventricular, para analizar la perfusión y viabilidad miocárdica y caracterizar las placas ateroscleróticas, además de monitorizar su respuesta al tratamiento. El desarrollo de nuevas técnicas como el cálculo de la reserva fraccional de flujo o la sustracción cálcica añaden y mejoran la calidad diagnóstica del estudio.
La Resonancia Magnética Cardiovascular, en auge
La otra técnica es la
Resonancia Magnética Cardiovascular, que está adquiriendo un papel cada vez más relevante en la práctica clínica habitual en Cardiología. La evidencia científica, junto con la difusión en el aprendizaje de la técnica y generalización de su uso en la mayor parte de los centros, ha permitido un mayor acceso de los pacientes a la misma y una mejora en el conocimiento de su patología.
Tomás señala que “se trata de la técnica de imagen cardiovascular más versátil de todas, dado que proporciona una información detallada de la
anatomía cardiaca,
función,
perfusión,
flujos y caracterización tisular aportando una gran cantidad de información sobre cuestiones clínicas relevantes, en enfermedades como la
cardiopatía isquémica, las
miocardiopatías no isquémicas,
cardiopatía congénita y la
insuficiencia cardiaca, así como indicaciones especiales, como la evaluación y/o cuantificación de la sobrecarga de hierro o la infiltración miocárdica”.
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