Los
psiquiatras son las personas que más clasifican como enfermedades el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (
TDAH), la
anorexia, la
bulimia, la
depresión o los
trastornos de personalidad o
ansiedad, según una investigación de la Universidad de Helsinki (Finlandia).
"En otras palabras, cuanto más entrenamiento psiquiátrico tengas, más probable es que las consideraras enfermedades. La diferencia entre psiquiatras y la población general era sustancial", explica
Kari Tikkinen, autor principal del estudio, realizado con un conjunto de datos finlandés para comprobar qué afecciones mentales de un grupo de 20 se consideraban enfermedades y cuáles no lo eran por cinco grupos diferentes de personas.
El cuestionario se distribuyó a
6.200 personas, de las cuales 3.000 eran finlandesas elegidas al azar del Registro de Población. El resto incluía 1.500 médicos (psiquiatras y otros especialistas), 1.500 enfermeros y, además, todos los 200 miembros del Parlamento finlandés. Los investigadores recibieron
3.259 respuestas (53 por ciento).
"Es difícil trazar la línea definitiva entre el comportamiento normal y el anormal, o saber cuándo los síntomas mentales deben ser llamados enfermedad"
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"Es difícil trazar una línea definitiva entre el
comportamiento normal y el
anormal, o saber cuándo los síntomas mentales deben ser llamados enfermedad. Por ejemplo, el
dolor y la
ansiedad pueden ser
reacciones normales a una
etapa difícil de la vida, pero también pueden ser la causa de una
depresión grave o un
trastorno de ansiedad", comenta Tikkinen.
Encuesta sobre diversas condiciones
A los encuestados se les preguntó si
definirían las siguientes condiciones como enfermedades: trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), alcoholismo, anorexia, autismo, bulimia, eyaculación precoz, homosexualidad, drogadicción, depresión, trastorno de pánico, adicción al juego, trastorno de la personalidad, ausencia de deseo sexual, esquizofrenia, trastorno de ansiedad social, dolor, transexualidad, agotamiento laboral, insomnio y trastorno de ansiedad generalizada.
Al menos el 75 por ciento de los encuestados en todos los grupos consideraron la
esquizofrenia y el
autismo, mientras que una parte correspondiente
no consideró la
homosexualidad y las
enfermedades del duelo. La gama más amplia de opiniones se refería al alcoholismo, la adicción a las drogas y al juego, el trastorno de ansiedad social, el insomnio y el agotamiento laboral.
En todos los grupos, el 50-75 por ciento de los encuestados clasificaron como enfermedades el TDAH, la anorexia, la bulimia, la depresión, el trastorno de pánico, el trastorno de personalidad y el trastorno de ansiedad generalizada. El mismo número de encuestados
no clasificó la eyaculación precoz, la
ausencia de deseo sexual y la
transexualidad como enfermedades.
"La
actitud de la sociedad hacia los alcohólicos y los drogadictos depende en gran medida de si el
abuso de sustancias se considera una
enfermedad o una
elección de vida. La medicalización de diversos problemas tampoco es una tendencia positiva; puede dar lugar a que se pasen por alto causas no médicas, resolviendo problemas con un enfoque que depende demasiado de los
productos farmacéuticos", concluye el investigador.
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