Los expertos Paula Esteller, Bru Cormand y Òscar Lao.
La frecuencia de variantes genéticas asociadas al trastorno por déficit de atención con hiperactividad (
TDAH) ha
disminuido de forma progresiva en el linaje evolutivo humano desde el Paleolítico hasta la actualidad, según un
artículo publicado en la revista Scientific Reports.
El nuevo
estudio genómico compara diversas variantes genéticas asociadas con el TDAH descritas en poblaciones europeas actuales para evaluar su evolución en muestras de la especie humana modernas y antiguas (Homo sapiens) y en muestras arcaicas de neandertales (Homo neanderthalensis).
La tendencia a la baja en poblaciones europeas no se podría explicar por mezcla genética con poblaciones africanas
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Según las conclusiones, la
tendencia a la baja que se observa en poblaciones europeas no se podría explicar ni por la
mezcla genética con poblaciones africanas ni por la introgresión de
segmentos genómicos neandertales en nuestro genoma.
La investigación está dirigida por
Bru Cormand, catedrático de la Facultad de Biología y miembro del Instituto de Biomedicina de la Universidad de Barcelona (IBUB), el Instituto de Investigación Sant Joan de Déu (IRSJD) y el Ciber de Enfermedades Raras (Ciberer), y por el investigador
Òscar Lao, del Centro Nacional de Análisis Genómico (CNAG), integrado en el Centro de Regulación Genómica (CRG).
En el trabajo, cuya primera autora es la investigadora del CNAG-CRG
Paula Esteller —actualmente estudiante de doctorado en el Instituto de Biología Evolutiva (IBE, CSIC-UPF)— también participan grupos de investigación de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) y de la Universidad Estatal de Medicina de Nueva York en Estados Unidos.
El TDAH: ¿un valor adaptativo en el linaje evolutivo de los humanos?
El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (
TDAH) es una
alteración del neurodesarrollo que puede tener un gran impacto en la vida de los afectados. Caracterizado por la hiperactividad, la impulsividad y el déficit de atención, es muy frecuente en las poblaciones actuales —tiene una
prevalencia del cinco por ciento en niños y adolescentes— y se puede alargar hasta la edad adulta.
Desde un punto de vista evolutivo se esperaría que algo que es perjudicial tienda a desaparecer. Para explicar que no haya sido así, se han propuesto varias
hipótesis naturales, especialmente centradas en el contexto de la transición del Paleolítico al Neolítico, como la llamada teoría del desajuste (
mismatch theory).
"Los resultados son compatibles con la teoría del desajuste"
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"Según esta teoría, los
cambios culturales y tecnológicos que se han producido durante los últimos miles de años nos habrían permitido
modificar el entorno para adecuarlo a corto plazo a nuestras necesidades fisiológicas. Ahora bien, a largo plazo, estos cambios habrían propiciado un desajuste respecto al entorno en que nuestros ancestros cazadores-recolectores evolucionaron", apuntan los autores.
Así pues, determinados rasgos como la
hiperactividad o la
impulsividad —que son característicos de personas con TDAH— podrían haber sido
selectivamente favorecidos en ambientes ancestrales dominados por un
estilo de vida principalmente nómada. En cambio, los mismos rasgos podrían haber devenido no adaptativos en otros entornos asociados a los tiempos más recientes (es decir, mayoritariamente sedentarios).
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El nuevo trabajo, basado en el estudio de
20.000 personas afectadas por TDAH y 35.000 controles, revela que las variantes genéticas o alelos asociados al TDAH tienden a encontrarse en genes intolerantes a las mutaciones que ocasionan pérdidas de función, lo que indica la existencia de una presión selectiva sobre este fenotipo.
Tal y como apuntan los autores, la
elevada prevalencia actual del TDAH podría ser consecuencia de una
selección favorable que se habría producido en el
pasado. A pesar de ser un fenotipo desventajoso en el nuevo contexto ambiental, la prevalencia seguiría siendo elevada porque no ha habido suficiente tiempo para que disminuya. Sin embargo, debido a la ausencia de datos genómicos disponibles para el TDAH, ninguna de las hipótesis ha podido contrastarse empíricamente hasta ahora.
"Así pues, los análisis que hemos realizado avalan la presencia de presiones selectivas que habrían estado actuando desde hace mucho tiempo en contra de las variantes asociadas al TDAH. Estos
resultados son compatibles con la teoría del desajuste, pero sugieren que las presiones selectivas negativas habrían comenzado mucho antes de la transición entre el
Paleolítico y el
Neolítico, hace unos 10.000 años", concluyen los autores.
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