5 jun. 2019 17:50H
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La alergia al polen se presenta con más frecuencia en pacientes con ansiedad, según una investigación sobre la interacción entre factores psicológicos y alergias que se ha realizado sobre más de 1.700 personas alérgicas del área de Augsburgo (Alemania).
Dirigido por Claudia Traidl-Hoffmann, directora del Centro Universitario de Ciencias de la Salud en el Hospital Universitario de Augsburg (UNIKA-T) y profesora de Medicina Ambiental de la Universidad Técnica de Múnich, el equipo distinguió entre alergias perennes o no estacionales, como las provocadas por el polvo doméstico, los ácaros o el pelo de los animales, y las alergias estacionales, causadas por el polen de la hierba, así como alergias a otras sustancias como los alimentos.
Los participantes del estudio también respondieron a preguntas sobre sus alergias y también sobre su salud psicológica. El enfoque aquí fue sobre la depresión, los trastornos de ansiedad generalizada, que afectan todos los aspectos de la vida diaria, y el estrés mental agudo.
"Hay estudios que se centran en los componentes psicológicos de las enfermedades de la piel o el asma alérgica. Por primera vez, ahora podemos mostrar una conexión con las alergias estacionales", explica Katharina Harter, autora principal de la publicación.
Poca influencia en alergias a los alimentos y medicamentos
Alrededor de la cuarta parte de los encuestados (27,4 por ciento) declararon que sufrían alergias, con un 7,7 por ciento de alérgicos perennes, 6,1 por ciento estacionales y 13,6 por ciento con otras formas de reacciones alérgicas.
Resultó que las personas con trastornos de ansiedad generalizada también sufrían con más frecuencia de alergia al polen, pero no durante todo el año. Estadísticamente, estos eran en realidad menos frecuentes en el grupo de pacientes con ansiedad. Una posible explicación para esto podría ser que las personas con alergias persistentes desarrollen diferentes estrategias para sobrellevar el estrés, que las protegen de los trastornos de ansiedad.
Por otro lado, hubo una correlación positiva entre las alergias perennes y la depresión o los episodios depresivos. Sin embargo, la estructura del estudio no permitió aclarar si las alergias aumentan la susceptibilidad a la depresión o si la depresión en sí misma es un factor de riesgo para las alergias. Lo que sorprendió al equipo de investigación fue el hecho de que los factores psicológicos tuvieron poca influencia, si es que la hubo, en la aparición de alergias a los alimentos y medicamentos.
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