Un estudio explora los factores de riesgo para la salud mental del adolescente.
5 ene. 2017 17:40H
SE LEE EN 2 minutos
No estar a gusto con el propio cuerpo cuando apenas se tienen 12 años se considera un factor de riesgo importante, tanto en varones como en niñas, para desarrollar un trastorno alimentario de índole psiquiátrica en la adolescencia tardía, según ha comprobado un nuevo estudio a partir de una muestra de 516 adolescentes.
A esa edad, la percepción negativa del físico se correlaciona con síntomas propios de esta clase de desórdenes de salud mental, con potenciales repercusiones para la salud de gravedad extrema.
Sin embargo, a una edad aún más precoz, los nueve años, la presencia de esa característica subjetiva de rechazar el cuerpo no se ha mostrado, en el mismo estudio, como un componente predictivo de trastornos de la alimentación en la adolescencia y juventud posteriores.
La originalidad del trabajo, que acaba de publicarse en Appetite, estriba en que analiza los elementos que predicen el riesgo de desarrollo de esta clase de enfermedades en lugar de concentrarse solamente en sus síntomas o en su manifestación clínica.
Aparte de la insatisfacción con el propio cuerpo, se midieron en el estudio otros factores con posible valor predictivo de patología psiquiátrica como, por ejemplo, las señales indicadoras de depresión en niños de 12 años.
Sin embargo, en este caso solamente en el género femenino se encontró una asociación entre síntomas depresivos y posterior expresión de un trastorno de la conducta alimentaria.
Restricción voluntaria de la dieta, otro marcador en niños
Asimismo, el trabajo reveló que una dieta restringida de forma voluntaria por parte de los niños varones de siete años sí se correspondía con indicios que anticipaban desórdenes de la alimentación a los 12, pero no se llegaba a la misma conclusión con las niñas de esa misma edad.
Por último, la presencia de síntomas (sin llegar a constituir el cuadro completo) de enfermedad de la conducta alimentaria en niños y niñas de nueve años se confirma como un elemento que aumenta el riesgo de padecer la patología completa a los doce años.
La investigación utiliza una cohorte de 262 niñas y 254 niños de edades comprendidas entre los siete y los 12 años, a los que se hace un seguimiento prospectivo durante seis años.
Las informaciones publicadas en Redacción Médica contienen afirmaciones, datos y declaraciones procedentes de instituciones oficiales y profesionales sanitarios. No obstante, ante cualquier duda relacionada con su salud, consulte con su especialista sanitario correspondiente.